Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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“Poecia”, un grafiti que provoca, se multiplica y cumple deseos

Es un grafiti que se ve en toda la ciudad. Llama la atención por ser una palabra con errores de ortografía. Su autor lo plantea como un desafío, una invitación a cuestionar las reglas.

Fotos: Pablo Presti - La Nueva.

“Poecia tiene que ver más con una posibilidad, con permitirse equivocarse y entender que en el error está la belleza también”. Del autor del grafiti.

 

“Poecia” es un grafiti que se puede encontrar en toda la ciudad, escrito en puertas, rincones, carteles, cercos, tableros. A esta altura, son pocos los que piensan que se trata de un error de ortografía. Hay algo detrás de esa palabra mal escrita, acaso una búsqueda, un mensaje o un intento de llamar la atención.

Tal es la “popularidad” alcanzada por grafiti que muchos se lo han tatuado, se imprime en remeras, las redes sociales reúnen fotos de lugares donde se los encuentra y hasta se ha instalado una creencia: cada vez que alguien advierte el grafiti puede pedir un deseo.

Hay una manera de saber, con precisión, el porqué de ese escrito, la razón de su gráfica, la verdad de su espíritu. Y esa manera es hablar con su creador, que es uno y que vive en nuestra ciudad y que lo hizo por primera vez hace diez años, un grafiti más entre los varios que hacía.

“No quiero tener ningún bardo, por favor”, nos dice para justificar su pedido de que no se publique su nombre. Podemos prescindir decirlo y asegurar que es quien ideó esa palabra y quien la sigue estampando hasta el presente.

“Empecé a hacer grafitis hace muchos años, con varios mensajes. Soy profesor de Literatura y en un momento me pareció interesante pensar y reflexionar sobre los “errores” (nos pide las comillas) de ortografía”, explica. Fue entonces que escribió esa palabra, “Poecia”.

Menciona que, a su criterio, “un error al escribir es también una posibilidad, una oportunidad, una forma de ver algo de manera mucho más interesante y también representa a la población, al pueblo”. Cuestiona además que haya quien determine el modo correcto de escribir una palabra. “¿Quien escribe el diccionario, a quien representa, de quién son las palabras?”, pregunta.

La ignorancia como un don

"Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna; enterremos las haches rupestres; firmemos un tratado de límites entre la ge y la jota; y pongamos más uso de razón en los acentos escritos". Gabriel García Márquez.

Hubo una vivencia que fue disparadora de esta inquietud personal por escribir mal una palabra. “Hace tiempo corregí la tarea de una chica que tenía errores de ortografía, muchos, y se los señalé en rojo. Cuando vio la corrección se me acercó, arrugó la hoja delante de mi cara y me dijo, “¿Quién sos vos para darme esto corregido?”. Y yo sentí que tenía razón. “Poecia” surgió de eso, de la necesidad de resaltar una falta de ortografía. Así comencé a grafitearlo y se convirtió como en una enfermedad, en una necesidad de verlo escrito en todos lados”, detalla.

“Cuando se empezó a notar, surgió la inquietud en la gente de sí era algo mal escrito a propósito, con un sentido. Y es precisamente esa duda la que genera una posibilidad, es asumir la ignorancia como un don, porque también me parece muy de otra época señalar cada error. Marcar los errores de los demás parece mucho más importante que construir para los demás o hacer algo para el resto”.

Los primeros mensajes que le llegaron a través de las redes eran en referencia a una supuesta mala escritura. “Me sangran los ojos” ó “quien es el burro que escribió eso”, eran algunos de los comentarios. Pero poco a poco se asumió la voluntad de escribirlo de ese modo. “Poecia tiene que ver con una posibilidad, con permitir equivocarse y entender que en el error está también la belleza”, resume.

D.V. escribió su primer “poecia” hace diez años. Lo hizo en distintos sitios, aunque reconoce que con el tiempo ha modificado (mejorado) ese hábito.

“Empecé con mucho bardo, haciendo grafitis en cualquier lado, en el frente de una casa, en una pared recién pintada, en un monumento. Hoy busco que el grafiti sea también un gesto estético, ubicado en determinado entorno, eligiendo lugares abandonados, desgastados o que se reciclan. Sitios donde me parece que puede ir, que está bien”.

“Poecia”, con c y sin acento. Por ahora algo propio de nuestra ciudad, una palabra que no dice nada pero que pretende decir mucho. Qué a muchos fastidia y molesta y que a otros inquieta y provoca.


"Errare humanum est"

Mencionado por algunos como parte del llamado arte urbano, el grafiti tiene sus orígenes en el Imperio romano, cuando en latín aparecían pintadas en los muros con un enfoque satírico o de crítica.

Son míticos los grafitis del mayo Francés de 1968, cuando “las paredes hablaron”, con frases como “Una barricada cierra una calle pero abre un camino”; “Prohibido prohibir”; “La imaginación toma el poder” y “Sean realistas: pidan lo imposible”.

Pero esta práctica es percibida también como un elemento agresivo, que estropea frentes, monumentos, edificios históricos, trenes, subtes. Un acto de vandalismo en el espacio público. Por eso se lo ha prohibido en casi todo el mundo y se protegen las construcciones con pinturas especiales. Andrew Pearce, especialista en comunicación social, define al grafiti como “un símbolo de rebeldía; una forma de creatividad” pero para el cual existe “una línea moral” que no se debe sobrepasar. “El grafiti es vandalismo cuando es un parche al azar, en cualquier lugar y sin significado», menciona.

Pan poecia

Gastón Ezequiel Vázquez, es panadero, estudiante de filosofía y poeta, con varios libros publicados. Hace un tiempo comenzó a elaborar pan en horno con leña, buscando un sabor casero y un producto artesanal. Entre sus productos se destaca un pan hecho con moldes de letras y fragmentos de poemas. Su producto se llama “Pan poecia”, en referencia, claro está, al grafiti Poecia. “Fue la primera palabra que puse a leudar y cociné. La propuesta tuvo aceptación y cuando el comercio creció y tomó forma elegimos ese nombre”.

“Poecia me gusta estéticamente, porque parece ser un error ortográfico, lo cual genera preguntas, inquietudes y hasta mitos. Me gusta porque está en la calle, porque cualquiera se lo puede apropiar y aparece en lugares mal revocados ó descascarados, me atrae ese concepto. El grafiti Poecia se relaciona con mi pan, que es artesanal, de barrio, algo que circula y es irregular, hecho con una misma matriz pero siempre diferente. También es un pan rebelde, que está debajo de la versión industrial, de lo que dura un día. Esa es también una lucha: quien dice cuando algo está bien o mal hecho. Poecia y este pan conforman una expresión artística y estética, que resulta muy efectiva”, indica.