Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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A afilar el hacha

“La inercia de Alberto, el silencio de todo esto, me recuerda al joven hachero que pidió trabajar en el monte tucumano.”

   Ya traté en nota anterior cómo las agroexportadoras son desde hace más de 50 años artífices del contrabando impune de dólares al extranjero vía subfacturación de las exportaciones y los verdaderos montos quedan en paraísos fiscales o en Suiza -preferida de la mafia calabresa de la familia Macri italiana del tío Antonio- por miles de millones de dólares en las narices de un gobierno incapaz, distraído o cómplice de las maniobras contrabandistas de dólares. 

   La Argentina, solo en el lapso 2021-2022, exportó más de 74 millones de toneladas de granos (soja, maíz, trigo) y las agroexportadoras son solo 10. Entre ellas estaba Vicentín, que estafó al Banco de la Nación Argentina, al Banco de la Provincia de Buenos Aires y al Banco Ciudad (CABA), por miles de millones de dólares que financiaron la campaña de Cambiemos. 

   Ahora, un juez de Reconquista propicia  que se acepte una propuesta de concordato con los acreedores internacionales -especialmente holandeses- que les permitiría a estos quedarse con la empresa, y que a los acreedores argentinos les den solo participación minoritaria (un 15% de sus créditos). 

   El gobierno argentino está autista, ausente y eunuco para impedir que ese juez favorezca la maniobra del vaciamiento de Vicentín en lugar de quedarse los acreedores argentinos con la empresa como había hecho Perón antes de 1955 creando el IAPI. Pero carecemos de un presidente con adminículos varoniles para hacer lo que corresponde. 

   Los alumnos de las agoexportadoras están muy contentos con el “tractorazo”, convenciendo a mucha gente de buena fe que concurrió al mismo con banderas argentinas y entonando el Himno Nacional. Craso error. 

   La Argentina interceptó entre octubre del 2021 y el día de hoy, la módica suma de 2.900 camiones cargados con cereales que se llevaban de contrabando al Paraguay,  para este exportarlos como si los produjeran ellos, y que sus dólares quedaran refugiados en dicho país que no produce un kilo de soja. Ese cereal decomisado era producido por los señores del “tractorazo”, financiado -entre otros- por el Sr Etchevehere, de la Sociedad Rural. 

   Gracias a los satélites argentinos ARSAT se han fotografiado todos los campos minuciosamente y se ha descubierto que la producción de los mismos denunciada en declaraciones juradas por muchos de los productores dueños de los tractores del “tractorazo” son falsas, y ese plus que no se declaró es el que se contrabandeaba al Paraguay. ¿Qué tal? 

   La inercia de Alberto, el silencio de todo esto, me recuerda al joven hachero que pidió trabajar en el monte tucumano. 

   El primer día hachó con entusiasmo treinta arboles. El segundo día hachó veinte, el quinto día pudo hachar solo tres arboles. Preguntó intrigado al patrón cómo podía ser eso, si el ponía todo su esfuerzo por igual que el primer día. Y el patrón le respondió: “Tenés que afilar el hacha”. 

   Aquí pasa lo mismo. La fuga de divisas es escandalosa. Los compromisos asumidos con el FMI -para asegurar la impunidad del que los contrajo- son asfixiantes. Ante ello, o se afila el hacha o nos quedamos sin país.

Miguel Angel Asad es abogado. Vive en Bahía Blanca.