Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

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Críticas a la intervención en el bebedero de avenida Cerri y Brandsen

   El color elegido para el plato de hierro no pareciera ser el más adecuado para reconocer el estado original de la pieza

Mario Minervino / mminerino@lanueva.com

   Apenas comenzó a circular una fotografía mostrando los nuevos colores elegidos para el histórico bebedero ubicado en el cruce de la avenida Cerri y Brandsen “estallaron” las redes sociales con muchas opiniones contrarias a la intervención, básicamente por el color elegido para el plato de hierro –un fuerte azul eléctrico—combinado con el blanco adoptado para la base.

    El primero en cuestionar la intervención fue el ex intendente municipal Jaime Linares, durante cuya gestión, en octubre de 1998, fue repuesto el plato de hierro que había sido retirado del lugar 24 años antes.

   “Toda la historia de un mojón urbano histórico, como fue ese bebedero, no merecía semejante ataque de pintura innecesaria. Vinieron tres de Inglaterra, construidos en hierro fundido traídos por el Ferrocarril del Sud. Con alguna pieza original y con fundición de otras en la Base Naval se pudo reconstruir ese testimonio urbano. Un dislate haberlo pintado, más allá del color, que a mí en particular me parece espantoso”, escribió Linares, abriendo una enorme cantidad e comentarios, la mayoría aprobando ese cuestionamiento.

La recolocación en 1998

   Junto con la intervención de pintura, se puso en marcha nuevamente la bomba que impulsa el agua del conjunto, la cual hace meses había dejado de funcionar.

Junto con la pintura se puso en marcha la fuente.

La historia

   El bebedero de Brandsen y Cerri fue colocado a principios del siglo XX, como un aporte del Ferrocarril del Sud, para aliviar la sed de los cientos de caballos que cada día transitaban por el lugar. Se trata de un gran plato de hierro con la particularidad de estar apoyado sobre cuatro patas que tienen la forma de las patas de los caballos.

   Estaba ubicado sobre una pequeña rotonda adoquinada, apoyado casi a nivel del suelo, a pocos metros de donde hoy se lo puede ver.

El bebedero en su estado original, donde queda en claro su uso, década del 30

   A fines de la década del 40 el plato perdió una de sus patas y se la reemplazó por tacos de madera. Por entonces el bebedero funcionaba de manera defectuosa, con una canilla que perdía agua hacia la calle y el plato que se mantenía seco. Fue retirado a mediados de la década del 60. Llegamos así a 1998, cuando empleados municipales lo descubrieron en un galpón y la intendencia decidió su recuperación, la reconstrucción de las partes faltantes y su reposición.

Volcado, 1946. Fue retirado en 1964

   La propuesta, elaborada desde el municipio, fue hacer un pedestal sobre el cual se colocó el plato, y que el conjunto funcionara como fuente, con el agua circulando de manera continua.

    Esa decisión en cuanto al diseño no deja en claro cuál era la función del plato, sobre todo para las nuevas generaciones que nunca lo vieron en su estado original. Acaso lo más acertado hubiese sido ubicarlo nuevamente en el suelo, para que se entendiera con facilidad su uso, incluso acompañado con alguna fotografía de época.

   Ahora el bebedero-fuente ha vuelto a la luz, por la elección de los colores elegidos para su renovación. No se trata de cuestión de gustos, sino de entender cómo se interviene una pieza de este tipo, histórica, de hierro, que ha tenido una estética original que en toda obra de preservación se busca respetar.