Bahía Blanca | Martes, 15 de julio

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“Busqué dar un mensaje de valor, que sume”, dijo Lucas Alaniz

Capocha contó cómo sobrellevó los últimos dos años de pandemia, en los que se descubrió a sí mismo y regaló aliento y esperanza en las redes sociales.

Fotos: Archivo La Nueva. y gentileza Lucas Alaniz.

Por Ricardo Sbrana - [email protected]

(Nota de la edición impresa)

   No nos cansamos de exponer el ejemplo de Lucas Alaniz. ¿Por qué habríamos de silenciar sus progresos o logros en medio de una pandemia que no afloja, el país y su economía frustrante, la grieta política y social, el odio y el rencor que acechan en las redes sociales?

   Por si no lo conocés, Capocha vive con el Síndrome Mc Cune Albright (sus huesos son débiles y tienen a deformarse). También es periodista, apasionado del rugby y de la tecnología y cerró 2021 con un título bajo el brazo. Este año, 20 de octubre, cumplirá 30.

  Esta vez volvió a dar un ejemplo de tenacidad. A pesar de los cuidados, limitaciones y de algún imprevisto con su salud, Lucas atravesó (y atraviesa) la pandemia regalando aliento y esperanza. Desde su perfil en Instagram (@capocha23ok) ofreció en videos breves un modesto aporte en palabras a sus más de 3.700 seguidores. Con su habitual naturalidad ante la cámara, regaló reflexiones sobre la alegría, la tristeza o la ira, por ejemplo. En cambio este año eligió frases que estimulan buenos valores y buenas acciones.

 

   -¿Cómo viviste estos dos años, tan difíciles para todos?

   -En un momento fue bueno. Soy una de esas personas a las que le gusta estar mucho en casa. Entonces aproveché para reencontrarme conmigo mismo y volví a regalarme un poco de tiempo. Hasta el año pasado no había podido ver Avengers Endgame, una película que se estrenó en 2019 y que la mayoría la tenía recontra vista. Y yo, por querer estudiar y apuntar a otras cosas, hacía algunos sacrificios que ahora no los hago más. Y respecto de la pandemia, como todo el mundo: viendo en qué va a terminar todo esto. Como en toda crisis saldrían mejores los que mejor la sepan afrontar. En lo personal empecé a hacerme algunos controles médicos, para ver cómo estaba mi salud. En febrero de 2020, poco antes del inicio de la pandemia, volvimos de Buenos Aires con mi familia tras una semana de controles. En aquel momento había saltado que tenía el vaso agrandado. Medio que estábamos programando una operación pero con la pandemia nos tuvimos que meter en casa.

   -Al menos pudiste hacer los chequeos.

   -Claro. Si bien la operación nunca llegó, en esos controles preoperatorios surgió que además tengo una hipertensión pulmonar, ya comenzada. Con lo cual tuve que empezar a usar oxígeno para todo el día. Puedo estar un tiempo sin oxígeno pero es recomendable usarlo la mayor parte del día. Y nos fuimos adaptando. El año pasado como se abrió todo un poco más, tuve un casamiento de unos amigos en Córdoba y previamente la despedida de soltero en Mar del Plata. Después de tanto tiempo en la silla de ruedas, al volver me hice una placa y tenía una fractura en uno de mis brazos. No me caí ni nada, pero es otro de los síntomas que tiene la enfermedad, que son las fracturas espontáneas. Y de la cual todavía me estoy recuperando. En cuanto a la salud, tuvimos un retroceso pero vamos volviendo de a poco a la normalidad.

 

   -Durante la pandemia enviaste buena energía a través de videos breves para tus seguidores de Instagram. ¿Qué te llevó a tomar esa iniciativa?

  -Siempre me gustaron las redes sociales. Con el tiempo fui buscando cuál es mi parte. A mí me gustan la tecnología y el rugby, pero las personas que me siguen y me ven como un ejemplo de vida prefieren que les hable de otras cosas. Después de la charla TEDx fui buscando otras temáticas también para desarrollarme y llegar a un público mayor. En 2020 hablé de las emociones y después sumé otras temáticas de cuando estaba con la carrera de coaching, de la cual me queda rendir el final. Fui sacando información de ahí. Pero en 2021 fueron apareciendo algunas situaciones con mi salud y me alejé de las redes. Y en este 2022 dije que tiene que ser mi año en las redes y creo que lo de las frases está bueno. Va dentro de lo que te imponen las redes, que debe ser todo ya, instantáneo. Menos de 15 segundos. Está teniendo una buena repercusión. Va por ese lado.

   -¿El abordaje a las emociones, en 2020, tuvo que ver con tus sentimientos en ese momento?

   -Sí, un poco de las dos cosas. La teoría, lo conceptual, pero también expresar lo que uno iba sintiendo en el día a día. Como dije, como las personas me ven como un referente en esto, busqué dar un mensaje de valor que sume y no quedarme en lo conceptual de las emociones.

 

   -¿En tu caso, cuál fue la emoción que predominó todo este tiempo?

   -2020 fue un año alegre. Pero el año pasado fue distinto y elegiría la tristeza. O el enojo, también. Pero más tristeza porque es una emoción para canalizar y está bien manifestarla. Llorá y descargate. Y seguí adelante. No es pasarse la vida llorando. Es un momento y después, listo, pasó, vamos por más. Igual que el enojo: hay que transformarlo en energía para seguir adelante.

   -Este año es diferente. ¿Cómo lo llevás y qué objetivos te planteaste?

   -Muy bien. He decidido que las redes sociales sean parte importante. Apuesto a buscarme un lugar, porque uno sabe dónde arranca pero no dónde termina. Por ejemplo gracias a las redes me conecté con gente de todo el mundo. Hasta me han hablado para regalarme camisetas. Conseguí que me hicieran unos lentes a medida... Uno sabe dónde arranca y no dónde termina.

 

   -¿Qué lugar ocupó el rugby en este tiempo, como entretenimiento y como espacio para compartir en familia?

   -Mirá, es un tema muy especial. En 2019 volví del Mundial de Japón, un golpe durísimo habernos vuelto tan rápido. Todo 2020 estuve distanciado del rugby pero ahora estoy reencontrándome. Había puesto demasiada expectativa, demasiado de lo mío y un poco más en la actuación de Los Pumas en el Mundial. Me costó superar esa frustración. Pero el punto de quiebre fue cuando le ganamos a Nueva Zelanda. Creo que ahí me terminé de reencontrar con el rugby. Sabía que esa victoria llegaría. La esperaba en Japón, pero llegó después. Y el reencuentro fue a partir de un abrazo que nos dimos con mi papá, llorando, cuando le ganamos a los All Blacks. Fue el momento que había ido a buscar a Japón. A partir de ese momento me volví a reencontrar con el rugby. En mi tiempo libre, desde que arrancó la pandemia, también me sumé a un grupo de analistas de video de Mar del Plata, con los que hicimos varias capacitaciones.

   -A propósito: también dedicaste tiempo al estudio.

   -Sí, el tema “liderazgo” siempre me llamó la atención. Y sobre tu pregunta, no es que perdí el tiempo. En aquel momento (2020) estuve muy encerrado en pensar que tenía que guardar oportunidades. El estudio claramente es fundamental pero no me dejaba tiempo para mí. El primer año de pandemia estuve cursando más y no tenía tiempo como para decir `Che me quedo tirado en el sillón, mirando la pared y está todo bien´. Cosa que ahora, dos años después, me lo permito hacer y creo que fue uno de mis grandes aciertos y aprendizajes de la pandemia: regalarme ese tiempo para ver películas o jugar a la Play. Cosa que antes no hacía.

   -Habrás escuchado aquella frase que nació con el avance de la pandemia: “Saldremos mejores”. ¿Será así o todo lo contrario?

   -Todavía no salimos. Hasta que esto no se normalice un poco más, está difícil. Pero es difícil también porque en el medio tenemos el contexto económico y político que está complicado y hace que todos estemos un poco más aturdidos. Las cosas no se manejaron de la mejor manera y obviamente repercutió en todos. Y en lo personal, sí, creo que aprendí pero a la fuerza.