Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Quioscos barcos: anclados por la burocracia

   Estos kioscos art déco son parte del patrimonio de la ciudad,

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com 

 

   Hace 81 años, en marzo de 1940, el constructor Juan Taverna paralizó la construcción de los nuevos quioscos municipales, afectado su trabajo al no haber sido designada una comisión de vecinos que fiscalizara la calidad de su obra.

   La decisión comunal de construir nuevos quioscos se basó en una cuestión de estética urbana y de reemplazar a los "antiestéticos armatostes" de chapa que, desde principio de siglo, ocupaban varias esquinas de la ciudad. Fue en ese marco que en julio de 1939 se licitó la construcción de ocho locales, según un diseño art déco, que con el tiempo le valió se los denominara "quioscos-barco".

   La construcción fue adjudicada a Taverna, que comenzó por construir el ubicado en la esquina de la avenida Colón y Vieytes, siguiendo con los de la plaza Rivadavia, sobre la calle Alsina. Taverna impuso un buen ritmo a los trabajos, pero pronto se encontró con un inconveniente: de acuerdo con la Ley Orgánica Municipal, una comisión de vecinos debía fiscalizar la tarea, requisito "indispensable" para obtener su aprobación.

   Pero como el Concejo Deliberante dilató esa designación, los "esqueletos" de mampostería y hormigón quedaron a medio camino por falta de control.

   Los quioscos fueron finalmente concesionados en noviembre de 1940, aunque la burocracia se encargó de que no fueran habilitados hasta 1942. Cuando en 1996 los responsables de remodelar el edificio que ocupa la Bolsa de Comercio --avenida Colón y Chiclana-- solicitaron demoler el ubicado en esa esquina, se generó un movimiento para salvarlo y de esa manera se los rescató como parte de su historia. Los quioscos-barco están incluidos actualmente en el patrimonio arquitectónico de la ciudad y el municipio prepara una licitación para su puesta en valor.