Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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137º Aniversario de Pigüé: Equinoterapia celebra 20 años de amor y compromiso con la comunidad

La asociación civil sigue creciendo. Cuenta con 23 animales y un grupo fiel de colaboradores que, con mucha responsabilidad, asumen distintas tareas: desde guiar a los asistentes en su terapia hasta mantener impecable el predio donde están los caballos.

Fotos: Agencia Pigüé.

   Con la alegría indisimulada de haber concretado otro sueño -como la habilitación del nuevo monturero y el picadero cubierto-, los integrantes de la Asociación Civil Equinoterapia Pigüé celebraron el 20º aniversario de la entidad ubicada en avenida Mitre 3003. 

   El presidente Juan Carlos Cúneo y el dirigente Ariel Rodríguez destacaron que cada uno de los logros fue posible por el apoyo de la comunidad. "La recompensa más grande es la sonrisa de los chicos y algunos mayores de edad que todavía siguen concurriendo", señalaron.

   La equinoterapia es un método terapéutico que utiliza al caballo y su ambiente como medio para la rehabilitación, integración y el desarrollo físico, psíquico, emocional y social de las personas con discapacidad.

 Juan Carlos Cúneo (izq.) y Ariel Rodríguez, referentes de la entidad.

   “Fabio Asnard con ‘Cochi’ Bonfrancheschi, Mariano Plaza, ‘Chiqui’ Lynch, Karina Alvarez fueron los pioneros de esto que nació como una actividad secundaria del centro criollo El Pegual. Luego Equinoterapia siguió por su lado, pero siempre con muy buena relación”, refirió  Rodríguez.

   “Hoy tenemos alumnos que hace veinte años que están y no se quieren ir. Esto nos obliga a determinar un cupo, lo que provoca que haya interesados en lista de  espera”, añadió.

   La actividad se desarrolla durante cuatro días a la semana, tanto en lo referente a la labor terapéutica como en la escuelita. Los instructores trabajan de manera voluntaria y gratuita.

   “Somos muchos, unos 23, pero también son muchas horas de trabajo", señaló Rodríguez.

   "Hay que ser responsable y tener vocación, más que nada por los chicos”, añadió Cúneo.

   A quienes se acercan a colaborar de manera voluntaria se les enseña nociones básicas, aunque la mejor enseñanza es la transferencia de conocimientos en la labor cotidiana.

   No todos los colaboradores están vinculados a la actividad específica con los caballos. 

   “Hay quienes están a cargo de las obras. Tenemos un predio que hay que cuidar y requiere de mucho trabajo”, contó Cúneo, quien recordó que desde 2005 ocupan el predio donde antiguamente estaba el basurero de la ciudad. 

   "Lo modificamos todo. Hoy es un parque. Se hicieron las primeras obras en 2014. Llevó tres años la construcción de la casa, pero mientras tanto se fue forestando y parquizando”, acotó Rodríguez.

   “Siempre estamos pensando en agregar o mejorar algo. Ahora vamos a cambiar algunos palos para hacer otros potreritos para los caballos”, añadió Cúneo.

   Los caballos del centro son 23. 

   “Se los elige por la mansedumbre. Algunos fueron donados, y otros los hemos comprado. Por suerte un vecinos nos prestó siete hectáreas de su chacra y otros nos dio otras seis en préstamo”, añade.

   La retribución para quienes trabajan por la entidad -coinciden ambos- es ver la satisfacción de los chicos.

   "Te llena el corazón verlos sonreír, dormirse arriba del caballo haciendo la actividad. Son cosas que a mí me emocionan mucho”, confesó Cúneo.

   "Lo que uno se lleva es dar algo por el otro. Eso es lo más importante. Acá no se puede venir a pasarla mal, porque estamos dando nuestro tiempo para otro. Eso es lo gratificante: hacer algo por el otro a cambio de una sonrisa, de un momento agradable”, añadió Rodríguez.

   “Nuestras tranqueras siempre están abiertas para todo aquel que quiera vivir esta hermosa experiencia y sumarse a nuestra premisa, pues acá lo soñamos, trabajamos y lo logramos”, culminó Cúneo.