Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Las unidades sanitarias en Bahía, entre la reorganización y las críticas

En los últimos meses hubo cuestionamientos sobre la atención primaria de la salud. Se denunciaron cierres, falta de prestaciones y poca accesibilidad: qué cuenta la gente, qué dicen desde la oposición y qué argumenta la Comuna. 

Fotos: Pablo Presti-La Nueva. / Edición de videos: Francisco Villafáñez

   Por Belén Uriarte - buriarte@lanueva.com

          Valentina Manfrin - vmanfrin@lanueva.com

 

   Celeste Roche vive en el barrio Altos Sánchez Elía, donde desde hace unos 5 años funciona el centro de salud 9 de Noviembre. Le queda cerca, apenas a unas 7 cuadras. Pero no está contenta: "Los turnos son un desastre, hace tres meses que estoy esperando por un clínico", dice la mujer, acompañada por su hija de 11. 

   La nena hace un tratamiento psicológico en ese centro, aunque para otra atención se traslada a la unidad sanitaria Anchorena, de 3 de Febrero al 1.600. Su mamá explica que tiene algunos problemas de salud y no puede esperar a que haya un turno disponible. 

   "El teléfono es un desastre, no atienden —asegura Celeste—. Es cierto que se robaron cables de telefonía fija, pero con el celular pasa lo mismo: cuesta que atiendan y cuando lo hacen, no todos atienden de buena manera".

Celeste Roche y su hija

   A pocas cuadras de la casa de Celeste, su hermana Stella pasa caminando con uno de sus hijos en un changuito. Regresa de vacunarlo en el centro de salud 9 de Noviembre. No son de ahí: viven en Villa Cerrito pero Don Bosco, que es la unidad sanitaria que tienen más cerca, "está cerrada". 

   Stella explica que por eso caminaron 15 cuadras —de tierra, con subidas y bajadas, y con bastante calor— para completar el calendario de vacunación: "Que no funcione [Don Bosco] es un problema. Las enfermeras están esperando que vayan los médicos".

Centro de salud 9 de Noviembre

   A unas 30 cuadras, en el barrio Luz y Fuerza, Rosana Paillan cuenta que pasa algo similar. Tiene la unidad sanitaria 12 de Octubre a 4 cuadras pero "cuando fui a vacunar a mi nena porque le tocaba la segunda dosis de los 12 años, estaba completamente cerrada, no había cartel ni nada".

   Rosana fue entonces a la unidad de Villa Mitre, donde la derivaron a otro centro que estaba vacunando. Para ella no fue un trastorno porque tiene medio de transporte propio, pero sabe —porque atiende una despensa y el tema de las unidades sanitarias es moneda corriente en las charlas con sus clientes— que muchas personas no tienen cómo ir: "Es importante que funcione la unidad sanitaria", remarca la mamá, quien también señala deficiencia en la comunicación.  

   "Nadie nos dijo nada sobre qué estaba pasando [en la unidad 12 de Octubre]. Me enteré después que algunas enfermeras habían sido trasladadas a otras sedes para vacunar por el COVID y por eso estaba cerrada", dice.

Rosana Paillan, vecina de Luz y Fuerza

   Estos tres casos, que surgieron de forma espontánea en un recorrido por distintas unidades sanitarias, son solo algunos de los testimonios recopilados. Hubo personas que prefirieron no exponerse, pero también reportaron inconvenientes en la atención primaria de la salud en sectores como el barrio Universitario. Otras señalaron que no se atienden en las unidades sanitarias o que hace tiempo no concurren, principalmente por la pandemia. Una familia de Grünbein, en tanto, manifestó que la unidad sanitaria de ese sector "funciona sin problemas".

   Si bien esta recopilación permite acercarnos a la realidad, no es concluyente. Hay muchos factores que inciden en el funcionamiento del primer nivel de atención. Pero sí sirve para mostrar algunos inconvenientes y analizar las respuestas:

Cantidad de unidades

  El secretario de Salud del Municipio, Pablo Acrogliano, sostuvo que actualmente hay más de 40 edificios sanitarios en funcionamiento, cuya actividad se reestructura en función de la demanda. E indicó que durante la gestión del intendente Héctor Gay se abrieron nuevos centros de salud en 9 de Noviembre, San Dionisio, Norte y Dharma, y que a fin de año se inaugurará otro en Villa Gloria.

   "Hoy por hoy tenés un centro en cada área programática [Bahía está dividida en 10] que está trabajando mañana y tarde, diría que con planteles completos. Esto es dinámico: al principio de la pandemia teníamos 30 edificios funcionando y hoy tenemos 42", comparó.

   A su vez, señaló que se trata de "un tema muy complejo como para reducirlo a si se abren o cierran las salas médicas" y aclaró que las tareas que viene realizando el Municipio tienen que ver con el traslado de servicios a los centros médicos nuevos.

  Desde la oposición, Gisela Ghigliani, candidata a concejala por el Frente de Todos y actual presidenta de la Comisión de Salud en el Concejo Deliberante, planteó que "cuando Gay asumió había 56 unidades sanitarias y en diciembre de 2020 Acrogliano reconoce en el recinto, en ocasión de la presentación del presupuesto, que funcionaban 32". 

   Además, remarcó que "hay una necesidad concreta de atención" en algunos barrios, como por ejemplo Aldea Romana, donde la unidad sanitaria sigue cerrada y "les prometieron que iban a abrir, pero no sabemos qué va a pasar". Algo similar ocurre en Barrio Latino, 12 de Octubre o Don Bosco, donde "les devolvieron el 10 % de las prestaciones".

   Para Acrogliano, las críticas de la oposición responden a "una visión sesgada y lineal", dado que "más salas no es igual a más y mejor atención". Además, explicó que estos cambios forman parte de "un rediseño del primer nivel para mejorar el acceso a una atención de calidad con centros de atención primaria fortalecidos".

   "El centro de atención primaria tiene un equipo de salud de lunes a viernes, a la mañana y a la tarde. Tenés secretaria, enfermera, psicóloga, psicopedagoga, clínico, médico familiar, obstetra, odontólogo", detalló el funcionario, quien recordó que la atención primaria "es una estrategia de la OMS [Organización Mundial de la Salud] que, frente a los costos que tiene tratar la enfermedad, plantea un cambio de paradigma: hay que trabajar sobre la salud y no sobre la enfermedad".

 

Atención centralizada y turnos

   Acrogliano explicó que esta reestructuración se llevó a cabo a partir de un relevamiento municipal, que arrojó que "el 50 % de los edificios no tendrían las condiciones óptimas para trabajar. Del otro 50 %, el 40 % es aceptable y hay un 10 % óptimo". 

   "La decisión está fundada en mejorar la calidad de la atención y el cuidado de los que cuidan. Los planteles sanitarios están en crisis desde hace muchos años, y la crisis sostiene aún más esta decisión —remarcó—. Nuestro primer nivel de atención necesita un equipo calificado no solo en sus competencias profesionales, sino en el trato con la gente. El sistema muchas veces es expulsivo y estamos trabajando en eso: si el vecino va es porque necesita algo y se tiene que ir con una respuesta". 

   En ese sentido, contó que están armando una Unidad de Telesalud para tener una mejor comunicación con el paciente y "no solo para recordarle un turno o hacerle un seguimiento telefónico, sino para que se sienta acompañado. Cuando uno trabaja sobre procesos de salud y no de enfermedad, el paciente es para toda la vida".

   Además, defendió el sistema de turnos: "Es necesario para estar ordenados. La urgencia no es para el primer nivel de atención y todo lo otro se puede manejar por turnos". 

   Ghigliani, por su parte, consideró que "construir centros de salud de primer nivel es solo una parte de la red de atención primaria" y planteó que "si vos cerrás otras unidades para centralizar la atención ahí, lo que hacés es replicar las prácticas hospitalarias, como ir a las 5 AM a solicitar turnos, no conseguir, que las personas se abarroten en la puerta, se congestionen las líneas telefónicas, etcétera". 

   "Esos centros no pueden contener la demanda que sí sostenían o podían atender dos o tres unidades más precarias, que por ahí funcionan en sociedades de fomento pero eso no quiere decir que no sean lugares adaptados para atender", añadió.

 

Acceso geográfico

   Ghigliani aclaró que "no estamos en contra de los centros de salud que adquieren un poco de mayor complejidad y que también tienen una mejor infraestructura", pero insistió con que "no podemos poner un solo centro y dejar 20 o 30 cuadras sin una buena conectividad, ya sea por cuestiones geográficas o de transporte urbano".

 Acrogliano reconoció que "el costo [de esta reestructuración] es que en vez de caminar dos cuadras tal vez camines 10 o 12", por lo que la cercanía es uno de los puntos a trabajar. Y en relación al acceso geográfico, contó que hay un micro que funciona en casos específicos y analizan hacerlo extensivo a otros servicios. Actualmente se utiliza, por ejemplo, para acceder al mamógrafo de Ingeniero White: "Una mamografía no es una urgencia, entonces te permite a vos hacer un listado, tomar turnos, el micro pasa a buscarte, te lleva y te trae", detalló el funcionario. 

   "Lo ideal sería tener un circuito de salud que acompañe a la persona que está a 20 cuadras del centro para que tome el turno. Esto no se resuelve de un día para otro. Hay casos individuales, pero nosotros asistimos a toda la población de Bahía Blanca. Obviamente el que hace, se equivoca o acierta", agregó.

 

"Activar y desactivar" según los reclamos

   Para Ghigliani, el primer nivel de atención "se ha desarmado, y se van dando respuestas reparatorias a quejas de vecinos con parches: había 4 o 5 posibilidades de atención en una unidad sanitaria, se cierra, se quejan los vecinos, pongo una enfermera. No es así, es muy difícil construir una red de atención y trabajar sobre un concepto integral de salud. Una vez que lo desarmaste, cuesta mucho".

   Además, cuestionó que este reordenamiento "no se comunica fehacientemente", por lo que "es muy difícil pensar cómo puede organizarse una familia en un barrio". 

  Acrogliano explicó que las unidades "se activan o desactivan" en función de la demanda y "lo que podemos ofrecer", teniendo en cuenta el contexto: "Recién ahora estamos mejor con la pandemia y se completan los equipos de salud", recordó. 

   En ese marco, aseguró que los reclamos que recibe la secretaría de Salud se atienden: "Te sentás y acordás, no es un problema. Todas las veces que han venido a reclamar desde organismos, [los problemas] se han resuelto hablando".

   Sostuvo, además, que le gustaría que estos cambios sean más rápidos, pero "hoy no tenemos personal calificado para atender, y pasa en todo el sistema sanitario".

—¿A qué se atribuye la falta de personal de salud?

—Primero, al ambiente laboral, porque no es lo mismo trabajar cómodo que en un cubículo donde constantemente estás bombardeado, no solo por pacientes, sino por el entorno. Después, lo salarial: el personal de salud está muy mal pago. Y otro factor es el efecto pandemia, con un hartazgo total en todas las líneas.

 

Demanda contenida 

   Debido a las restricciones por la pandemia, en el último año y medio "hubo una baja del 20 % de la consulta en todo el sistema de salud", según indicó Acrogliano. Por eso ahora, "donde abrís una puerta, la gente entra. Con los centros en movimiento, la idea es ir recuperando toda esa demanda contenida".

   "La idea es tener por lo menos un centro de atención primaria en cada área programática y usar el resto de la estructura [unidades sanitarias] como centros de promoción y que haya enfermeras, porque cuando uno visita a la gente, lo que pide es 'alguien que me tome la presión, coloque una inyección, me consiga un turno'. Para eso no necesitás gran estructura, sino alguien que esté", dijo el funcionario. 

   También indicó que se han realizado operativos móviles en los barrios, que fueron calificados como positivos por Ghigliani "en tanto funcione correctamente la red primaria de atención: si no es ir de manera espasmódica y esporádica a brindar algunas prestaciones cuando, en realidad, si vos estás aplicando vacunas del calendario nacional, gratuito y obligatorio, quiere decir que estas personas no pudieron acceder a vacunarse en una red conformada".

 

Cómo se trabaja en los nuevos centros

    La psicóloga del centro de salud 9 de Noviembre, María Carlota Segonds, explicó que la ciudad está dividida en áreas programáticas y cada centro atiende a la comunidad a cargo. En su caso, Don Bosco, Anchorena y Villa Mitre.

   La profesional contó que "convocamos a los vecinos y tratamos de que participen en todo lo que tiene que ver con la salud, no solamente desde un punto de vista médico o de la atención reparatoria en la enfermedad, sino como una forma de inclusión en el estilo de vida". 

—¿Cuál es la respuesta de la gente al abrirse nuevos centros de salud?

—Una vez que uno abre la demanda siempre pareciera que faltan cosas. El año pasado muchas cuestiones crónicas quedaron sin ver, este año la gente quiere saber cómo está y por ahí tenemos algunas dificultades [para atender esa demanda] porque las personas que atienden también se enferman, les pasan cosas y hay momentos en los que tenemos que hacer algunos cambios en la atención.

   El centro 9 de Noviembre funciona de lunes a viernes de 8 a 18 y todos los profesionales tienen tareas específicas asignadas, aunque cuando "falta un compañero o está de licencia, se atiende la demanda que queda sin cubrir". 

   "Nos ha pasado que viene gente derivada de algún lugar que no sabe que esto es un centro de atención primaria: no es una guardia, así que no tenemos traumatólogo ni cardiólogo. Podemos hacer un electrocardiograma en una unidad sanitaria de Anchorena, es decir, tenemos respuesta pero no funciona como un hospital", aclaró.

María Carlota Segonds, psicóloga

   La atención en estos centros se realiza con turnos, aunque hay personas que se acercan de forma espontánea a consultar: "Tratamos de que primero llamen para que no vengan innecesariamente porque por ahí necesitan una intervención que no tiene que ver con lo que se puede ofrecer acá", sostuvo la profesional.

   También contó que tuvieron algunos problemas con la comunicación telefónica porque les robaron los cables de las líneas en dos oportunidades. Y, entre otras dificultades, mencionó la falta de personal y el agotamiento: "Hay gente que no se había tomado vacaciones y ahora que estamos un poco más libres, empezaron a salir. A veces se puede reemplazar y otras veces tenemos que cerrar, aunque no es lo que pasa habitualmente, generalmente se resuelve dentro del sector", aseguró.

   Con respecto a las críticas que surgieron desde algunos espacios por la reestructuración del sector, confesó que es "una absoluta defensora del primer nivel de atención y de trabajar con la comunidad" y recordó que "la pandemia puso todo patas para arriba: nosotros nos volvimos esenciales centrados en las cuestiones de la pandemia y ahora hay quejas porque no se atendió todo lo demás". 

   "En su momento hubo que priorizar y ahora se va haciendo lo que se puede: no podemos hacer en unos meses lo que no se hizo en un año y medio. Se adelantó muchísimo con los controles de salud atrasados, con enfermedades crónicas, con controles de niños, aunque siempre nos queda un remanente", reconoció. 

   Por otro lado, la psicóloga destacó algunos avances tecnológicos: "Teníamos como proyecto la historia de salud electrónica y hoy es una realidad: podemos decir con orgullo que está habilitada en el primer nivel de atención, que funciona muy bien y que esperamos ponerla en otros lugares, para que una persona en otro lugar pueda acceder a su historia clínica siendo usuaria del sistema de salud público".

Equipo de trabajo de 9 de Noviembre

   La profesional también se refirió a las críticas por la cantidad de unidades sanitarias en funcionamiento y consideró que "quizás sean menos porque cambió el concepto del trabajo en salud: las sociedades de fomento, las primeras en darse cuenta de la necesidad de las salitas (como se llamaban), hoy están centradas en que la salud es mucho más que la atención reparatoria de la enfermedad". 

   "Hay otras actividades que tienen que ver con el crecimiento de las personas, la socialización, el acceso a la cultura, el debate [...] No podemos decir que alguien está sano cuando solamente tiene una ausencia de enfermedad biológica", sostuvo.

   Por último, aprovechó para pedirle a la comunidad un uso responsable de estos centros de salud: "No son guardias. Siempre se va a dar una respuesta, pero la población también tiene que ser consciente de que si tiene una obra social, se tiene que dirigir a su obra social, que para eso le están descontando".

 

Qué dicen desde las unidades sanitarias   

   La Nueva. se puso en contacto con distintas unidades: en algunos casos no hubo respuesta y desde otros sectores, como Centro, indicaron que no tuvieron grandes cambios porque no se abrieron nuevos dispositivos de salud en esas zonas.

   En 12 de Octubre contaron que la unidad estuvo cerrada y que de a poco se fue recuperando la actividad, aunque dieron cuenta de las fallas en la comunicación a la hora de saber qué pasaría con ese espacio y qué servicios se prestarían.

Unidad sanitaria 12 de Octubre

   En el barrio Universitario contaron que la situación es diferente: tenían enfermería, pediatría, médico clínico, ginecología y odontología, pero en los últimos años fueron perdiendo prestaciones y actualmente esa unidad sanitaria “no funciona”. 

   Vecinos de ese sector indicaron que muchos adultos mayores hacían uso de los servicios que allí se ofrecían, por lo que es importante que vuelva a abrir.

La salud mental en el primer nivel

   El Jefe del Departamento de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud del Municipio, Hugo Kern, contó que la reestructuración del primer nivel de atención es algo positivo para su área: en todas las áreas programáticas hay servicio de psicología y, si bien la demanda aumentó considerablemente, hay más trabajadores.

   "Mejoró la capacidad que tenemos de recibir problemáticas. La población está muy estresada, muy afectada y hay muchas cuestiones pendientes, pero tenemos una red de unidades sanitarias muy fuerte. Hay programas específicos que a partir de la pandemia quedaron desactivados pero los estamos retomando", resaltó.

   Kern explicó que esta reestructuración no solo implicó cambios de horarios y lugares de trabajo, sino también de estrategias: "Ahora hay una unidad de atención no presencial para el seguimiento de patologías crónicas, porque lo que caracteriza a la pandemia es la necesidad de no quedarse esperando a las personas, sino de salir a buscar situaciones que han quedado sin atención y problemáticas que se han incrementado durante la pandemia, que en el campo de la salud mental son los intentos de suicidios, la violencia familiar y el abuso sexual infantil".

   El profesional indicó que "gran parte de las consultas se resuelven por teléfono y aquellas que requieren atención presencial se remiten al programa de salud mental que funciona en cada barrio, donde también hay dispositivos grupales".

   Al ser consultado sobre las quejas por problemas de acceso al primer nivel de atención de la salud, señaló que "también tiene que ver con una alta demanda que en este momento está eclosionando y no es fácil de organizar". 

   Si bien aclaró que su área no define los lugares disponibles, dado que trabaja con la estructura que el Municipio pone a disposición, "los recursos que tenemos no son pocos: hay fonoaudiólogos, psicopedagogos, equipo médico, trabajadores sociales y psicólogos en el primer nivel, con capacidad de respuesta muy alta". 

—En el área de psicología, ¿hubo problemas de personal y acceso al servicio?

—No, está cubierto, se da una respuesta. Bahía Blanca debe ser el municipio que mayor cantidad de trabajadores de la salud mental tiene en el primer nivel y es de los pocos municipios de la provincia de Buenos Aires con psicopedagogía en el primer nivel. Puede haber un problema de accesibilidad en otras áreas, pero en salud mental no tenemos registro de demanda insatisfecha.