Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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​​​​​Escenario político: a quién hay que agradecer por las obras para Bahía

Desde el año pasado, y más ahora en campaña, en la ciudad se generan fricciones a la hora de atribuirse los méritos de las inversiones públicas.

Federico Susbielles y Héctor Gay. (Archivo La Nueva.)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   En los últimos meses se aceleró una fuerte discusión acerca de a quién se le deben atribuir los méritos de las principales obras que se realizan en Bahía Blanca. El problema surge porque el intendente y sus funcionarios suelen encabezar y difundir actos donde se destacan inversiones en infraestructura, muchas de ellas financiadas por los tesoros nacional o provincial, lo cual provoca reacciones en la oposición.

   Desde el Frente de Todos señalan que el intendente Héctor Gay directamente se roba los merecimientos, que deberían recaer en beneficio del peronismo. En Juntos por el Cambio contestan que muchas de las obras que llegan a la ciudad se gestionan desde aquí, no vienen en paracaídas, y por lo tanto existen méritos de las autoridades municipales por la intervención ante los gobiernos superiores. 

   Es un debate que viene desde el año pasado, cuando Federico Susbielles adelantó en sus redes sociales una serie de obras que traería el ministro Gabriel Katopodis. En Alsina 65 interpretaron que el presidente del Puerto quiso primerear al jefe comunal, quien debía ser el encargado formal de realizar los anuncios.

   Desde entonces, estos cruces sobre quién trae qué y cómo, se repitieron en numerosas oportunidades. La última, con la firma de un convenio por 162 viviendas en el barrio de Luz y Fuerza, difundida por los canales municipales con foto de Gay.

   Susbielles bramó en Twitter: "Es una excelente noticia para Bahía la reactivación de la construcción del barrio del Sindicato de Luz y Fuerza, que el gobierno de Macri paralizó entre 2015 y 2019". Prosiguió: "Tenemos nuevamente un gobierno comprometido con las necesidades de su gente, y trabajando un aspecto crucial para las y los bahienses, como es el acceso a la vivienda y el hábitat. Situación que la falta de políticas públicas municipales había obturado en los últimos 6 años".

   Y remató: "Gracias ministro (de Hábitat) Jorge Ferraresi y presidente Alberto Fernández por cumplir con Bahía. Qué importante es que se administren con equidad los recursos. Lamentablemente la mezquindad del gobierno de Cambiemos sigue ocultando las numerosas inversiones del gobierno nacional y provincial".

   A diferencia de otras oportunidades, nadie en Juntos por el Cambio le contestó.

   El debate sobre los méritos en las obras tiene sus complejidades. Lo primero que se debe resaltar es que ningún presupuesto municipal, en este gobierno, los anteriores o los próximos, tendría recursos para financiar un paquete de obras significativo. Sí o sí nuestra ciudad requiere de fondos de Nación y Provincia. Lo que sucede en este momento, que abre paso a esta discusión, es que se trata de la primera vez en muchos años que el gobierno local no está alineado con los de arriba.

   Las administraciones peronistas de Rodolfo Lopes, Cristian Breitenstein y Gustavo Bevilacqua (salvo en el último tramo, cuando se escindió del kirchnerismo) eran correlato del partido que también mandaba en Gobernación y Casa Rosada. Y el primer turno de Gay coincidió con Vidal y Macri. Desde la época de Jaime Linares que no se daba esta situación de un Municipio desacoplado.

   Cuando todos los colores están en línea como sucedió entre 2003 y 2019, nadie reclama por la autoría de las inversiones. Se da a entender que es un trabajo de equipo. Ahora eso cambió. ¿Entonces a quién colgarle las medallas de las obras, llámese Camino de Circunvalación, viviendas en Luz y Fuerza o cloacas en diferentes sectores, realizadas con dinero que viaja desde las capitales?

   Probablemente haya virtudes compartidas. Incluso, no es un secreto que suele haber colaboración de dirigentes peronistas locales para allanar contactos entre la comuna y diferentes ministerios. Quizás deban ajustar los detalles de comunicación y punto.

   Dicho esto, del mismo modo que a ambos lados de la grieta pretenden aplausos por las inversiones conseguidas, también deberían bancarse las críticas por todo lo que falta, que siempre es mucho más. El caso del agua es emblemático. ¿De quién es la principal responsabilidad? ¿Del intendente porque debe gestionar ante la Provincia o del gobernador porque es un tema netamente de competencia bonaerense? Quien quiera figurar en los próximos cortes de cinta ante tanta obra licitada, que se haga cargo de los insultos de los miles de bahienses que se volverán a quedar sin servicio este verano.

   La política en general tiene un profundo defecto. A diferencia de la inmensa mayoría de los trabajos, donde la gente hace lo que tiene que hacer simplemente porque le corresponde, la dirigencia espera pleitesía: si asfalta una calle, si dispone iluminación nueva, si repara una ruta detonada por el paso del tiempo, si inaugura una canilla.

   Ya todos deberían entender que realizar inversiones utilizando fondos públicos, constituidos por el pago de impuestos, no tiene nada de concesión extraordinaria. Es su trabajo, para eso piden el voto y cobran un sueldo. No hay nada que agradecer a nadie. 

   Mucho menos en un país donde todos los indicadores económicos y sociales se encuentran en niveles paupérrimos, empezando por la inflación y su hija dilecta, la pobreza. Problemas que, por supuesto, no son de incumbencia municipal.


Gisela Ghigliani (Frente de Todos)

Elecciones: cuántos votos necesitan peronistas y libertarios

   Toda discusión por estos días se encontrará teñida de clima electoral. Cada espacio tiene sus desafíos y, una vez consolidado el primer diagnóstico del escrutinio definitivo, siguen los análisis calculadora en mano.

   Conviene repasar que si los resultados de las PASO hubieran sido los finales, en Bahía Blanca solo tres boletas ingresarían en el reparto de concejales: Juntos obtendría 7 bancas, el Frente de Todos se quedaría con 3 y Avanza Libertad llegaría a 2. 

   Y aquí empiezan las cuentas. Para ingresar al menos un concejal, se necesita el 8,33% de los votos en las próximas elecciones generales. Este número surge de dividir el 100% de los sufragios positivos sobre 12, que es la cantidad de bancas en juego. 

   Ahora, ¿cuántos votos se necesitan este año para acceder a ese porcentaje? A partir de ahí, ¿cuántos hacen falta para ir ganando más bancas?

   En 2019, para conseguir un escaño en el Concejo Deliberante se requirió una base de 15.513 votos, equivalentes al 8,33%; en 2017 la cifra fue de 15.211; en 2015, de 14.676; y, en 2013, de 14.378. El número exacto de este año dependerá de la cantidad de sufragios que se emitan el 14 de noviembre, con lo cual todavía no hay certeza. Pero se puede apelar a la referencia de las elecciones anteriores. Tomando como hipótesis un promedio de las últimas cuatro, este año se necesitarán 15 mil votos para asegurarse al menos una banca. Por lo tanto, harán falta 30 mil para garantizarse un mínimo de 2; 45 mil para 3, y así sucesivamente. 

   Con ese horizonte, ¿cómo queda parado cada uno de los actuales competidores? En primer lugar vale recordar que la cantidad de votantes siempre aumenta entre las primarias y las generales. Debido a que el 12 de septiembre votaron 170.287 bahienses, representando el 68,76% del padrón, una posibilidad es que la participación suba hasta el 75% (también es una referencia de elecciones previas). Siguiendo esta proyección, habrá unos 185 mil sobres en las urnas.

   Avanza Libertad, que presentó dos listas de concejales en las PASO, sumó entre ambas 13.493. Es decir, necesitaría agregar unos 1.500 para llegar a 15 mil y formar parte del grupo que pasa el 8,33%. Si obtiene un 8,32% o menos, queda afuera de todo. ¿Puede llegar a ese número? Dependerá de la performance de su cabeza de lista nacional, José Luis Espert, para que empuje hacia arriba a la boleta local de Martín Barrionuevo y Valeria Rodríguez.

   El Frente de Todos, con sus 33.393 votos de las primarias, estaría logrando apenas 2 bancas por votos directos más 1 por el sistema de cocientes. De acuerdo con este ejemplo, para que suba de esas 3 bancas a 4 necesita trepar por encima de los 45 mil sufragios, unos 12 mil más, con lo cual se garantizaría un piso de 3 concejales por votos directos más 1 por cocientes.

   Así, el FdT debería llevarse casi todos los votos que se agreguen en las generales o bien "robarle" una buena cantidad a las otras opciones peronistas, encabezadas a nivel local por el randazzista Oscar Abraham y el canillita Luciano Martos. Entre ambos alcanzaron más de 8 mil adhesiones en las primarias. También, convencer a parte de quienes votaron en blanco en septiembre (11.739). Nada fácil. 

   Respecto de Juntos, el cálculo es más sencillo. Al cortarse arriba con cifras cercanas al 50% (74.193 votos en las primarias) y especulando con que tenga un importante crecimiento entre PASO y generales como ya ocurrió en 2015, 2017 y 2019, obtendrá muy probablemente 7 bancas, 5 o 6 por piso de votos y el resto por cocientes. 

   Una opción de máxima para el oficialismo sería que los libertarios no lleguen al 8,33% y esas 2 bancas remanentes también vayan a Juntos, debido a que el ganador se queda con todo lo que "sobra". En ese caso totalizaría 9 concejales nuevos y su bloque subiría a 16 miembros, dos tercios del cuerpo, profundizando su mayoría absoluta.

   Finalmente hay otro espacio que intentará dar la disputa, el Frente de Izquierda, encabezado por el histórico Néstor Conte. En las PASO, su boleta y la de sus adversarios internos sumaron 9.795 votos. Deberían tener un impulso muy grande para llegar a los 15 mil que los ponga a las puertas de Sarmiento 12. Confían en que cunda la idea de que la tercera fuerza a nivel nacional en septiembre fue la izquierda y eso motive a más votantes a darles el respaldo, bajo la noción de que se trata de la propuesta más firme por fuera de la grieta.

   Desde 2011, cuando se instauró el sistema de primarias, lo habitual fue que en las generales los votos se concentraron en quienes obtuvieron los dos primeros lugares de las PASO, en detrimento de los terceros y cuartos, que no crecieron o lo hicieron débilmente. En un mes se sabrá si el concepto se repite.