Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La historia de la "Colo" Pereyra, la primera Leoncita bahiense

"Fue mucho sacrificio, pero valió la pena", contó Lucía, que jugó un Mundial Junior y fue campeona panamericana.

Abajo, quinta de derecha a izquierda, la bahiense Lucía Pereyra (3) en los Panamericanos Juniors de 2005. Arriba, segundo de izquierda a derecha, el local Sergio Nasso. Fotos: Archivo-La Nueva. y gentileza Lucía Pereyra y ABH.

 

Por Mikel Inurrategui / minurrategui@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa)

   

   Por culpa de ellas, generaciones enteras se volcaron a jugar al hockey. Por su culpa, hoy es el deporte femenino más popular del país. Por ellas, también miles de argentinos madrugaron y se llenaron de orgullo ante cada logro y  formas para conseguirlos.

   Por causa y consecuencia de Las Leonas, el hockey argentino es uno de los más fuertes del mundo y la excusa para que muchísimas chicas y chicos se acerquen al deporte.

   Hace poco menos de 20 años, en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, nació el mote de Leonas, un simbolismo para expresar el espíritu de una Selección que hizo del esfuerzo y el talento un culto.

   Más acá en espacio y tiempo, la historia con la Selección y Bahía la empezó a escribir Lucía Belén Pereyra, quien fuera la primera jugadora de nuestra ciudad en disputar un torneo oficial con Las Leoncitas, el Seleccionado Junior.

   En 2001 la Colo comenzó a ir a las concentraciones nacionales junto a María Eugenia Gutiérrez (jugadora de Universitario) y, luego de varios cortes, en 2005 llegó a jugar un Mundial Junior en Chile y un Panamericano en Puerto Rico. Además, se dio el gusto de disputar un par de amistosos con las mismísimas Leonas.

   Luego de que vieran sus condiciones en un torneo en Mar del Plata, la noticia llegó a su club, Sociedad Sportiva.

Lucía y Euge Gutiérrez, orgullosamente albicelestes.

 

   "Fui a entrenar y Mauro Etulain (DT) me dijo que me habían citado a una concentración, medio que no entendía nada, estaba todo muy verde en esa época", le contó Pereyra a La Nueva.

   Lucía, de 36 años, empezó a jugar al hockey a los cuatro en Liniers. Una mudanza familiar cerca de Sportiva le cambió la vida y la unió para siempre con el deporte, el club y sus amigas.

   "Después de que me lo confirmaron, lo primero que hice fue contarles a mis papás (Gustavo y Chabela) y mis hermanos (Matías, Toti y Ramiro)", recuerda la Colo, quien también integró la Selección de Bahía y Regional.

   Eran épocas donde el hockey estaba en pleno crecimiento y todavía Bahía no contaba, por ejemplo, con canchas sintéticas algo que llegó recién en 2009.

   Desde la primera concentración hasta el debut oficial a nivel internacional, pasaron casi cuatro años. En medio hubo muchísimo esfuerzo de ella y toda su familia. Viajes al CENARD, concentraciones, entrenamientos, escuela, club...

   "Era una época muy distinta -reconoce-, no había ningún tipo de apoyo. Si no hubiera sido por mis papás, yo claramente no hubiera llegado, ellos me tenían que pagar los pasajes, comprarme los botines, el palo, todo...". 

   "Ellos nunca me lo hicieron notar ni nada, pero yo si lo tomaba un poco como una presión. Además, yo siempre traté de ser un 10 en todo, muy autoexigente", admite la Colo.

La bahiense Lucía Pereyra (3) celebra junto a Carla Rebecchi (11) y todo el plantel argentino.

   Como casi siempre, el esfuerzo tuvo recompensa.

   "Te mentiría si te digo que fueron 5 años de alegría y felicidad. Sufrí bastante, fue mucho el esfuerzo y dejé muchas cosas de lado pero, con el diario del lunes, te digo que valió la pena", contó orgullosa.

   Y esa recompensa tuvo un momento exacto y único. 

   "Cuando empieza a sonar el himno no podés contener las lágrimas, se te pone la piel de gallina; más, al ver a todos los familiares en la tribuna, a mis viejos, a mis hermanos, que siempre fueron mis fans número uno. Fue un sueño hecho realidad. Me acuerdo que a Puerto Rico solo pudieron ir algunos padres, pero en Chile estaban todos, fue increíble. Mi familia fue en auto desde Bahía", señaló Lucía.

Lucía, en una producción para La Nueva.

   Luego de esas experiencias, Lucía se dio otro gran gusto: entrenar, jugar amistosos y hasta concentrar con Las Leonas junto a otras chicas del Junior.

   "Cuando nos avisaron no pude pegar un ojo. ¡Imaginate! Después de los entrenamientos, también jugamos una serie de amistosos, estuve concentrada con Lucha Aymar y todas las que tanto lograron; estaba en el listado de mails que la Confederación mandaban a Las Leonas, era todo muy loco", recordó.
Luego de comenzar a estudiar psicología en nuestra ciudad, Lucía se mudó a Buenos Aires en 2006, donde siguió con la carrera, también trabajando y, obviamente, jugando al hockey. 

Lucía junto a Magui Aicega, una histórica de Las Leonas.

 

   "En su momento dije 'bueno ya está, si no pasa es por algo', pero con el correr del tiempo me quedó como esa espinita clavada. Aunque yo en ese momento tomé otras decisiones para mi vida, decidí dedicarme a otras cosas y no me arrepiento, sé que para ser Leona hay que dedicarse al máximo y como soy no hubiera podido hacerlo a medias", admitió Lucía.

   El ritmo era imposible de sostener y el deporte quedó algo relegado, así como también el sueño de ser Leona. Una hermosa familia conformada por su marido (Francisco) y dos hijos (Martina y Joaquín) y su profesión como psicóloga fueron la recompensa.

   "El deporte me dejó muchísimos valores que yo trato de aplicarlos en el día a día, me enseñó manejarme en grupo. Creo que el deporte y el club aportan valores muy valiosos para la vida, por eso quiero que mis hijos hagan deportes colectivos. Al menos que lo intenten", cerró, a modo de mensaje, Lucía, la primera Leoncita bahiense.


   Una "Cachito" de historia

La Colo espera para ingresar, luego de las indicaciones de Vigil y Gabriel Minadeo.

 

   En sus amistosos con Las Leonas y en algunas concentraciones en el CENARD, Lucía se dio el gusto de compartir momentos con un ícono del deporte nacional como Sergio "Cachito" Vigil, mentor de Las Leonas y quien marcó la historia del hockey sobe césped.

  "Cachito es un motivador nato, es increíble, fijate que no hay una jugadora que hable mal de él; es todo lo que está bien. Yo en el club jugaba de volante y en un entrenamiento que me vio me puso de marcadora por la izquierda y anduve bien, después del entrenamiento me agarró y me dijo que era una jugadora todo terreno, me motivó muchísimo y eso que recién lo conocía. A mí me decía "Frutillita", obviamente, por mi color de pelo. Sabe como llegarle a cada jugadora y esa es una de sus grandes virtudes", reconoció la Colo.

    El día más feliz

Lucía y Rosario disfrutando del sintético blanco.

 

   En marzo de 2014 Sociedad Sportiva cumplió un sueño al inaugurar su cancha de césped sintético en La Carrindanga, en su momento, la quinta de alfombra en nuestra ciudad.

   Aquella tarde, Lucía volvió a su amado club con su amiga Rosario Luchetti, multiplecampeona con Las Leonas y compañera de aventuras en sus años en los Seleccionados, quien fue la madrina.

La Colo, Charo y Juliana Conget, reconocidas en La Carrindanga.

 

   "Fue uno de los días más felices de mi vida, encima yo estaba embarazada e hipersensible así que viví todo muy emocionado. Además lo pude disfrutar con una de mis mejores amigas como es Charo, que cuando le propuse la idea enseguida me dijo que sí. Sólo me quedó la espinita de no poder jugar en el sintético de Sportiva", confesó.

La primera de las de acá

    En San Juan de Puerto Rico, Lucía fue la primera jugadora de la Asociación Bahiense de Hockey en disputar un Juego Panamericano Junior con la Selección.

   En aquel torneo, Las Leoncitas fueron campeonas tras vencer en la fina a Estados Unidos (por 3 a 1) y conseguir, además, la clasificación al Mundial.

    En la cita mundialista disputada en Chile, en septiembre de 2005, Argentina finalizó en la quinta posición, tras vencer a España, por 2 a 1, en el partido decisivo.