Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La RSE no se detiene en tiempos de pandemia

Uno de los fenómenos más fascinantes de la pandemia es la rapidez con que se han ido aceptando medidas y políticas que hasta este momento parecían poco razonables.

   La crisis provocada por la pandemia ha logrado que el mundo esté ante una etapa de “lo inesperado”.

   Lenín decía que “hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas”.

   Si bien el confinamiento nos da una percepción de que el tiempo se detiene, en realidad, puertas afuera, se ha acelerado. Esto está afectando la política global y la política interna de las naciones. Lo primero que se está viendo es un regreso a los nacionalismos, y por consiguiente, una reversión de la globalización, cuya principal figura es la agudización de la competencia entre China y Estados Unidos.

   China es quizá el actor global que más ha cambiado, en comportamiento y en percepciones sobre este aspecto, en estos meses. Y ha acelerado en todos sus conflictos externos, India, Hong Kong, Taiwan y las islas en litigio con Japón.

   La cortina de la pandemia podrá hacer que muchas acciones de este tipo pasen algo disimuladas.

   Si bien algunos hechos, caso Brexit, daban la pauta de un renacimiento de nacionalismos, la pandemia mostrará respuestas probablemente no esperadas para abordar la post pandemia y el colapso económico devenido de ésta.

   Las respuestas tendrán, a medio y largo plazo, mayores consecuencias que la crisis misma. Si los errores se pagan siempre, situaciones como la actual hacen la factura mucho más alta. Uno de los fenómenos más fascinantes de la pandemia es la rapidez con que se han ido aceptando medidas y políticas que hasta este momento parecían poco razonables, cuando no directamente una locura. Las ha habido en libertades básicas, en materia económica o en libre circulación y conectividad.

   Algunas han sido provisionales, pero otras han venido para quedarse un tiempo todavía indefinido. La primera consecuencia que podemos extraer es que debemos esperar más medidas radicales tanto en esta crisis como en las que inevitablemente suscitará: económica, de política interna en muchos países y, posiblemente, geopolítica. Dicho de otra manera, si siempre debemos esperar lo inesperado, ahora estamos en lo inesperado.

   La crisis de la pandemia es muy probable que obligue a redireccionar las políticas de RSE qué en las empresas, y en particular de Argentina, está ya insertada en el modelo y forma de gestión. Algunas de estas acciones se canalizarán inevitablemente a aportar a los sectores más perjudicados, aunque no tengan relación directa con la actividad de cada empresa, pero que es el reflejo de la actitud solidaria de éstas.

   Enfrentaremos un tiempo de carencias, de vulnerabilidad para un gran segmento de la población, que requerirá, además de claras políticas de estado para reforzar la estructura sanitaria, apoyar y aportar a la más rápida y posible recuperación de la actividad económica para achatar ahora, la curva de caída de la actividad económica, una gestión responsable y superadora del sector productivo.  

Viene la etapa de Responsabilidad Solidaria.