Bahía Blanca | Jueves, 26 de junio

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“En mi trabajo cuido hasta el más mínimo detalle para que el virus no me sorprenda”

Sebastián Mancinelli, el jugador de Tiro Federal con más presencias en la historia del club, trabaja en el área administrativa de la clínica Raúl Mattera, de Empleados de Comercio. Aunque no está en contacto directo con los pacientes internados, asegura: “Si no querés sentir miedo no podés ignorar las medidas de prevención necesarias y obligatorias”.

Fotos: gentileza Francisco Urban, archivo y Rodrigo García-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / [email protected]

(Nota publicada en la edición impresa)

   “El hecho de trabajar en un hospital te genera temor a vos, a mi y a todos. Tengo que tomar ciertos cuidados extremos de prevención para que el virus, si aparece, no me sorprenda”.

   Aunque no se sienta un “héroe”, Sebastián Mancinelli, el futbolista con más presencias en la historia de Tiro Federal, es uno de los tantos responsables de la salud que tiene que estar, más que nunca, en su puesto de trabajo haciéndole frente a esta pandemia del Covid-19 que sigue ganando víctimas en el mundo entero.

   No es médico, tampoco enfermero y no está en contacto directo con ninguno de los pacientes internados, pero “Seba” es consciente que el riesgo que asume diariamente es distinto, por no decir mayor, al de otras personas que obligadamente realizan tareas laborales fuera de sus hogares.

   “Lo que está pasando es grave, aunque también hay una cierta psicosis que suele confundir a la gente. Noto constantemente que la realidad es más traumática para los de afuera que para los que trabajamos acá”, fue la primera impresión del central de 35 años, quien va a cumplir una década como administrativo en facturación de la clínica Raúl Mattera, de la Asociación Empleados de Comercio.

   Con la anuencia de Miguel Aolita, Secretario General de la AEC, y a la hora pactada, llegamos, junto al fotógrafo Rodrigo García, hasta la oficina del eficiente defensor tirense, quien antes de rociarnos de arriba hacia abajo con alcohol en gel líquido, disparó con razón: “en condiciones normales no hubieses venido a hacerme esta nota, porque si no era por el coronavirus, ¿de qué íbamos a hablar?”

   Sonreímos al mismo tiempo, pero Sebastián, prócer aurivioleta y jugador emblemático de la Liga del Sur, sabía que si quería, tenía mucho para contar…

   “Al arribar a la clínica, trato de enfocarme en lo que tengo que hacer sin pensar en la pandemia, aunque cada dos horas debemos desinfectar todos los elementos de trabajo, cambiarnos el barbijo y lavarnos las manos con jabones especiales que te protegen de un posible contacto con el virus”, sostuvo “Seba”, mientras la música pegadiza de “Señales”, del grupo Callejeros, se colaba en una charla que, indefectiblemente, derivó sin derrapar hacia el tema fútbol.

   “Más allá del miedo que pueda llegar a sentir, me aterra tener que pensar que si me contagio puedo afectar a mi familia; eso es lo que me pone un poco nervioso y a veces me hace estar en una nebulosa imaginándome cómo y por qué el coronavirus tiene sometida a toda la humanidad”, dijo quien, junto a María Florencia, son padres de Gino (3 años) y Donato (7 meses).

   --En la clínica, ¿existe un protocolo interno distinto al de la sociedad?

   --Hay medidas muy estrictas. No fichamos más en el reloj ubicado en el ingreso principal --por calle 9 de Julio--, ahora mandamos un mail avisando que llegamos a nuestro puesto de trabajo. No podemos andar circulando por la clínica y entramos y salimos por el portón lateral de Blandengues, evitando pasar por la guardia, a donde puede llegar, de manera urgente, cualquier paciente con síntomas de Covid-19 (fiebre, tos y problemas respiratorios).

   “Sabemos que si surge algún caso de coronavirus, será en la guardia, por eso no debemos tener contacto con ese sector, apuntando a  disminuir todo tipo de contagio y propagación”, indicó “Seba”, quien hace relevos con sus otros tres compañeros de oficina, rotando días y horarios a lo largo de cada semana.

   Mientras el más chico de los Mancinelli contestaba cada pregunta y extendía su relato sin que yo lo interrumpiera, la camiseta de Tiro, colgada en el mismo mueble donde apoya el monitor de la computadora, giraba sobre su eje (la percha) al ritmo de la leve brisa que entraba por una de las ventanas enfrentadas, patio de por medio, a la farmacia de la obra social OSECAC.

   “La traje hace algunos años y le hago la guerra a mi jefa (Silvina Adad), quien es fanática de Villa Mitre. Más de una vez me pidió que la saque, que estéticamente no queda bien, pero al no ingresar gente a este sector, `no la ve nadie’. La pareja de ella, y una compañera (Alicia Lobos), somos de Tiro, así que tiene la manzana rodeada. Cuando intenta referirse a la rivalidad entre ambos clubes, pierde la discusión por ser minoría”, recalca “Manci”.

   “Silvina me carga, me dice que nuestra oficina es el único lugar del planeta donde existen más hinchas de Tiro que de la `Villa’. Puede ser, no importa, siempre se empieza por algún lado, y que esto pase acá es un orgullo que le recalco todos los días”, expresó “Seba” con cierta vanidad.

 

En Tiro es “Sambucetti”

   --¿Cuántas camisetas de Tiro guardás de recuerdo?

   --Pocas. Esta que tengo acá es especial, porque es la de 2016, cuando salimos campeones y Gino, mi primer hijo, venía en camino. También tengo la de la final con Rosario (2018), que no jugué por estar suspendido pero que me regaló mi compañero y amigo “Tato” Brunelli.

    “A todas las demás las regalé, porque siempre creí que los que están al pie del cañón, los que quieren que te vaya bien y los que te alientan a seguir para adelante pueden disfrutar de esa camiseta más que vos. No digo que le den más valor, pero sí que la merecen más que vos. Le regalé a mi papá (Hugo), a mi mamá en su momento y a mi hermano (Federico), aunque también a algunos amigos de fierro que me dio el fútbol y la vida”.

   --¿Quiénes son esos amigos?

   --Santiago Fernández y Gastón Buiani, aunque también repartí varias en el barrio donde me crié, en el Rivadavia, sector más cercano a Villa Mitre. A los 5 años, “Pelusa” Leobono me llevó a Tiro y nunca más me fui.

   --Me comentaron que te cargan mucho por tu trabajo, ¿es cierto?

   --Ahora no tanto, pero cuando empecé me decían Sambucetti, el personaje que representaba Francella. Trabajo vestido con camisa y pantalón de vestir, nada de otro mundo, pero igual me dicen que tengo pinta de “empresario garca”. Me río, porque si me enojo me la hacen peor.

   “Un día, cuando jugábamos en el Federal A, me olvidé de llevar al trabajo el bolso con la ropa de entrenamiento, y llegué al club vestido como estoy ahora. Al entrar al vestuario, Lefiñir, Tamalet y Filippini empezaron a gritar: ´llegó el médico; muchachos, tenemos kinesiólogo’. Si me gastaban por estar empilchado así, imagínate si llegaba vestido de apicultor o bombero”.

   --Te recuerdo que Sambucetti era atraído y “acosado” por su jefa (papel que cumplía Florencia Peña) en el programa “Poné a Francella”. Las chanzas no vendrán por ese lado, ¿no?

   --Ja, ja, en mi oficina no saben que me dicen “Sambucetti”, se van a enterar ahora. Ya está, si algo faltaba para que me escrachen acá es esto que te estoy contando. En Tiro hubo un tiempo donde se habían ensañado, hasta me habían colgado carteles con la cara y algunas frases del personajes que imitaba Francella.

 

Mi “viejo” y “Fede” son los ídolos del club

   Ante de referirse a su hermano, quien también surgió en Tiro y hoy defiende los colores de Patronato de Paraná en la Superliga, “Seba” trató de recordar qué camiseta le regaló a “Fede” en su momento.

   “Le mandé la del partido donde le ganamos 2-1 el clásico a Villa Mitre, en 2013.  El estaba jugando en Huracán, aunque también ligó buzos y algún que otro rompevientos. No se puede quejar”, rememoró. 

   --¿Es cierto que a Fede nunca le vas a perdonar que haya jugado en Villa Mitre?

   --En su momento me dio un poco de “cosita”, pero haber ido a Villa Mitre y después a Olimpo sirvió para su crecimiento futbolístico. Haber jugado en esos clubes, en categorías superiores a la Liga del Sur, fue el paso previo para llegar al fútbol grande de Primera división.

   “Cuando ascendió con Villa Mitre fui a los festejos y, pese a que muchos sabían de mi amor por Tiro, no tuve ni un problema. La gente de la Villa se comportó bien conmigo, pese a que en la cancha me putean en todos los colores”.

   “Mi forma de ser ayudó a no meterme en problemas, porque siempre pensé de la misma manera: jugar a la pelota, no faltarle el respeto a nadie y entender que dentro de la cancha soy futbolista y no un barra brava”.

   --En Tiro, ¿qué Mancinelli es más ídolo?

   --Mi papá Hugo, uno de los precursores, junto a familias bien tirenses (los Leobono, los Capparuccia, los García, los Ruiz), del predio del fútbol menor e infantil que el club tiene en las 3 Villas. Ese complejo fue el punto de partida para que Tiro empiece a nutrir con jugadores propios, de calidad y excelencia, al plantel de Primera división. También fue el inicio de una camada de jóvenes dirigentes que hoy en día siguen trabajando denodadamente por el crecimiento de la institución.

   “En lo estrictamente futbolístico, Fede es el máximo ídolo tirense; es el único de la historia del club que jugó en todas las categorías: Federal C, B y A, Nacional B, Superliga,, Copa Libertadores y Sudamericana. Si nos remitimos a esas pruebas, no se puede discutir que él es el referente del club a nivel nacional. Igualmente siempre lo cargo, le digo que le faltó jugar en la Selección argentina”.

   --Pero no te tires abajo, con 478 partidos sos el de más presencias en la historia del club.

   --Sí, lo sé, siempre me lo recalca “Cocho” López (estadígrafo de radio LU2). Mi señora tiene más ganas que yo de llegar a los 500, una linda cifra para poder retirarme.  Este año habíamos arrancado con todo en busca de ese objetivo, físicamente me sentía bien y mentalmente estaba predispuesto a lo que sea, pero este parate me hizo recalcular todo otra vez.

   --¿A qué te referís?

   --Estar sin entrenar y mucho tiempo en tu casa te hace pensar mucho. Se me pasó por la cabeza abandonar ahora, largar todo ya. Cada vez que termino de almorzar le digo a mi señora “listo, no entreno más”, pero ella me alienta a que cumpla con la rutina diaria que me manda, como a todos mis compañeros, el Profe José Damiani.

   “Mi señora, que va a la cancha y con la que se puede hablar de fútbol todo el día, es el principal incentivo para que siga y no afloje; debe ser una de las pocas mujeres que pretende que el marido siga jugando porque sabe que esa es una de las tantas cosas que lo hace feliz”.

   No hace mucho, “Seba” se operó de meniscos y de la rotura del ligemento cruzado anterior de su rodilla izquierda, aunque manifestó no sentir dolor ni molestias cada vez que la exige.

   “La `mágica” responde bárbaro, es la de apoyo, la más importante, la que aguanta a todo este cuerpito cada vez que pateó con derecha”, señaló el “6”, esperanzado en poder llegar a los 500 encuentros este año, si es que, en algún momento, arranca el torneo Oficial liguista.

   “Que se juegue de agosto a diciembre, un campeonato de una rueda, de 14 fechas, algo, no sé, pero que haya fútbol porque no aguanto hasta el 2021”.

 

El “tik tok” y el baño de harina

   --En este aislamiento, ¿se come más de lo que se entrena?

   --Se come lindo, no te voy a mentir, pero debo cumplir con un plan nutricional casi a rajatabla. Esto es Liga del Sur y te das algunos gustitos cuando no hay actividad, como ahora, que me olvidé cómo era hacer vida de futbolista… (risas). Me tengo que cuidar porque cuando arranquemos, de acá a dos o tres meses, costará ponerse fino físicamente.

   “Ojalá que vuelva el fútbol, que piensen en los jugadores que la están pasando mal. Por más que entrenemos en casa y mantengamos reuniones virtuales todos los días, se extraña el vestuario, compartir y competir. No podemos estar sin fútbol hasta marzo del 2021; muchos chicos que viven de esto ya están complicados ahora, sin un `mango’ y pidiendo para comer”.

   --Sé que vivís del fútbol, ¿pero cuánto te ayuda lo que cobrás en Tiro?

   --Bastante, como a muchos de mis compañeros cuyo sustento es la actividad laboral paralela al fútbol.

   “Hoy, los que están sufriendo son los clubes, que tienen que subsistir sin ingresos de publicidades y cuotas sociales.  No sé hasta donde vamos a llegar con esta malaria e incertidumbre, pero soy optimista y creo que antes de fin de año desaparecerá la tormenta y saldrá el sol para el fútbol nuestro de cada día”.

   --Alguna vez, ¿jugaste gratis en Tiro?

   --Uhhh… anotá. Durante varios años jugué sin recibir un peso o resignado plata para que puedan cobrar algunos de mis compañeros. Muchas veces la dirigencia no podía cumplir con los sueldos y algunos chicos cobraban de una “vaquita” que hacíamos los referentes del plantel y que teníamos a nuestras familias a pocas cuadras del club.

   “Hasta puse plata para comprar agua, hielo o completar el botiquín. Nunca me importó y te lo cuento porque me lo preguntás, porque no soy demagogo ni me creo `San’ Sebastián. Tampoco me da vergüenza decirlo, porque Tiro es mi club, mi segunda casa y el que me dio todo para formarme como jugador y persona”.

   --No tengo dudas que después del retiro vas a seguir ligado a Tiro, ¿cómo dirigente o como entrenador?

   --Como técnico no porque los jugadores son muy bravos, algunos indomables, y sé que no los voy a poder aguantar. Seguiré  ligado al club desde el lugar que sea, vendiendo rifas, cobrando entradas o paseando el chancho móvil por el barrio. Siempre voy a colaborar, con la dirigencia que sea, porque nunca renegué ni me quejé de esa gente que, a voluntad, trabajó o trabaja por la institución”.

   --¿Has tenido algún compañero indomable?

   --Algunos. El `Negro’ Maxi Flores fue uno de ellos. Futbolísticamente era un crack, no exagero si te digo que hoy, tranquilamente, podría estar jugando en un equipo de la Superliga. Polifuncional, inteligente y con condiciones innatas, aunque no le gustaba entrenar, tomaba al fútbol como un hobby y rompía las que te dije más de la cuenta.

   “Jugó Federal A y por momentos te dabas cuenta que le sobraba para estar en esa categoría. Un fuera de serie que no eligió el camino correcto para triunfar. Una pena, aunque ahora, al menos, volvió al club para jugar futsal, donde la rompe toda”

   “Siempre traté de darle una mano, pero nunca lo pude domar ni convencer para que se dedique al fútbol. A los 18 años llegó a Primera y era difícil cambiarle el chip, decirle que tenía que modificar su vida y sus hábitos. Fue imposible. Al poco tiempo ingresó a las Fuerzas Armadas y se olvidó del fútbol, pero él no se arrepiente de nada. Un vago de aquellos, un pibe bárbaro, que no llegó más lejos en el fútbol porque no quiso”.

   --En el plantel, ¿se conectan por alguna aplicación?

   --Solo en forma individual con el Profe, a quien debemos entregarle el video que nos pide de los ejercicios diarios. En Tiro no da el presupuesto para hacer una reunión virtual, algunos todavía tienen el Nokia 1.100 sin cámara ni whatsApp…(risas).

   “Tampoco queremos comunicarnos por zoom ni por ninguna otra aplicación porque empiezan a hablar de novias, hermanas y primas, y se pudre todo. Imaginate esta situación: tengo 35 años y el más chico del plantel, el pibe Pizorno, 18. Podría ser el padre... La realidad de él no es la misma que la mía, entonces preferimos no herir susceptibilidades.

   --Me contó un pajaritio que Santiago Fernández bajó una aplicación que está de moda y en la que hace participar a todos, ¿cuál?

   --Lo banco a morir, es mi hermano, pero lo tengo que matar públicamente. En su celu instaló instagram con el verso de que tenía que comprar botines, pero lo hizo para bajar el famoso tik tok y se la pasa haciendo pavadas.

   “Lo peor es que todos los días engancha a alguno con los videos que arma. Ya me dijo que me tocó el del plato de harina, que tengo que hacer con mi señora en forma conjunta. ¿Cómo es?, hay que responder 15 preguntas de la vida matrimonial, pero cada vez que fallás la respuesta, tenés que sumergir la cara en la harina. Como soy yo, ya me veo que pifió 15 de 15.

   “Encima los pibes van a estar expectantes de mi actuación, porque les encanta gastarme. Al ser el más veterano, me dicen de todo; son terribles, desfachatados y se las saben todas. Somos 35 en el grupo y necesito traer a alguno para mi lado, porque si no me dan de todos lados y no tengo a nadie que me defienda”.

   “Los pibes no se quedan callados, te enfrentan, algo que en mi época no sucedía. El `Polo’ Calvismonte (el DT) está en el grupo y le dan con un caño cuando lo único que pide es que se cuiden y entrenen. Son irrespetuosos, imagínate si yo lo trataba así a Luis Díaz cuando dirigió a Tiro; me enterraba en una zanja”.

 

Podio de anécdotas

 

1

   En un viaje a Catamarca, llegando a Aconquija para jugar por el Federal A, paramos en una estación de servicio que tenía baños al aire libre y que pertenecía a un paraje que ni me acuerdo como se llamaba. Al subir otra vez al micro, nadie se dio cuenta de que nos habíamos olvidado al utilero (Gonzalo Sánchez, el “Queso”), y recorrimos 100 kilómetros desde ahí hasta llegar a destino.

   “Cuando bajamos en el hotel y empezamos a preguntar por el agua, la fruta y algunos se dirigieron a la baulera para ayudar a bajar los bolsones de la ropa del equipo, nos dimos cuenta  que `Quesito’ no estaba. ¿Dónde se quedó?, preguntamos casi todos. Salió Fernando Bonacci (en ese entonces presidente aurivioleta) a buscarlo en la camioneta, y lo encontró en el paraje, sentado en una vereda jugando con un palito, dos piedras y a punto de llorar”.

   “Claro, su celular había quedado arriba del micro, y no tenía forma de avisar porque él tampoco sabía a que hotel íbamos. Cuando llegó nos contó que al salir del baño vio que el colectivo se iba y que un albañil se negó a correr (con su auto) al cole unas cuadras. Claro, el `Queso’ no era muy ágil como para hacer un pique corto y gritarle al chofer que pare… (risas)”.

 

2

   Muchos se van a enterar de lo que hice durante tres meses, a principios de 2011, cuando trabajaba en un depósito que acopiaba y vendía alimento balanceado. Cumplía un horario ( de  8 a 12 y de 15 a 18) que no me permitía entrenar, pero cuando le hice el planteo a quien era mi jefe, que no era de acá, me dijo: `mirá, el galpón debe estar abierto por si va gente’. No me dio opciones, pero no podía dejar de jugar. ¿Qué hice? Cerraba el depósito, me iba a entrenar y el celular del negocio me lo ponía en la media por si tenía que atender algún llamado”.

   “En una práctica de fútbol me dieron una patada y, al bajarme la media, se me cayó el teléfono. Luis Díaz, el DT, quien estaba al tanto de la situación y de lo que yo hacía, lo vio y me reto un rato largo. Entonces opté por dejárselo al utilero, quien dos por tres me decía: `Seba, está sonando”, y yo tenía que cortar el entrenamiento, atender y, algunas veces, ir hasta el depósito que estaba en Angel Brunel al 1000”.

   “Una vez, en un picado entre titulares y suplentes, sonó el celular, corrí a atenderlo y era mi jefe. Yo, agitado, no le podía hablar, y me preguntó que me pasaba. Enseguida se me ocurrió: `Estoy descargando bolsas de 20 kilos de un camión, solo’. Le pedí que me llame en una hora y volví a la cancha. De locos. Además nunca se enteró que le estuve mintiendo durante tres meses. Ahora que esto salió a la luz, me va  llamar, aunque no me imagino lo que me puede llegar a decir”.

 

3

   Sucedió en Plaza Huincul, la noche previa a un partido por el Federal C. Al terminar de cenar, se me antojó comer un alfajor. Hacía calor y, para no dejar rastros en mi habitación, salí por la ventana a comerlo a un patiecito interno del hotel, en planta baja.

     “En eso, veo que un perro dobermann me encara, por eso me di vuelta y me tiré de cabeza para el interior de la pieza. Con el marco inferior del ventanal me raspé ambas piernas, y lo que más quería es que no se entere Gustavo Echaniz, el DT. Al otro día, elegí las medias más largas y me hice llegar las calzas hasta las rodillas con tal de tapar las piernas y que no se vean las marcas. Del cagazo no me acuerdo que hice con el alfajor. Echaniz y algunos jugadores de ese plantel nunca supieron de esta anécdota”.

 

El podio de los que lo deslumbraron

 

1

   Franco Lefiñir. Un volante central distinto, que hacía cosas con y sin la pelota que no vi en otros de los tantos compañeros que tuve. Talentoso y dúctil. Jugaba de la misma manera en una cancha de césped, de tierra o llena de piedras.”

 

2

   Federico Mancinelli. Un lujo haber compartido equipo con él y que hayamos salido campeones (2004). En un partido frente a Rosario, Luis Díaz, en el entretiempo, nos hizo cambiar las camisetas. Fede tenía cuatro amarillas y teníamos que clasificar al cuadrangular campeonato. Como yo no le pegaba a nadie, Luis me dijo que si lo amonestaban a Fede me la iban a anotar a mi.

   “Pero fue tanta la mala suerte que a Fede lo expulsaron por una patada y yo, sabiendo que me iban a suspender, armé un lío bárbaro discutiendo en la mitad de la cancha. En un momento de lucidez, el árbitro Alejandro Pérez  nos dijo: `yo eché a Mancinelli Federico, no al hermano’. Corrigió la planilla y Fede se comió dos fechas. Luis tenía esas cosas, de sacar ventajas con mínimos detalles”.

 

3

   Nicolás Palacio. “Me sorprendió su capacidad de ir y venir y de estar siempre al tanto de las jugadas y de lo que iba a pasar. Fue sparring de la selección nacional y hoy es parte de un Federal A pese a que siempre consideré que tiene condiciones para más”.

 

Es récord

 

478

   Cotejos. Suma “Seba” en Tiro, el jugador con más presencias en la historia del club. Marcó 49 goles y sufrió 7 expulsiones. Debutó el 23 de junio de 2002 (1-2 ante Bella Vista). El DT era Horacio Azzzolini.

 

Así empezó la entrevista