Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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“Fue el jugador más grande que vi”, dijo el entrenador bahiense Vicente Cayetano Rodríguez

“Cacho”, entre lágrimas, recordó a Diego: “lo enfrenté como técnico de Huracán y de Talleres y siempre nos bailó”. Y fue más allá: “tenía amor por todo, pero lo que sentía por la Selección Argentina era supremo”. Con el 10 compartió giras, concentraciones y un Mundial.

Foto: Archivo-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   “No lo puedo creer, estoy consternado, destruido anímicamente. Quisiera verlo otra vez, feliz como lo vi cuando coincidimos en diferentes procesos de la Selección Argentina”.

   Entre lágrimas, pidiendo perdón por la emoción, el entrenador bahiense Vicente Cayetano Rodriguez, auxiliar técnico de César Luis Menotti en los Mundiales de Argentina 1978 y España 1982, se refirió al fallecimiento de Diego Maradona.

   “Fue el jugador más grande que vi. El, al igual que Pelé, representaban a su país de una manera gloriosa, pero a su vez eran referentes del fútbol mundial en su máxima expresión. Jugaba Maradona o Pelé y se paraba el mundo”, expresó Cayetano.

   “Era amable, especial y tremendamente ganador dentro y fuera de la cancha. Muchas veces me pregunté: ¿será terrenal?”, recordó “

   “Cacho”, quien conoció en profundidad a Diego en la preselección del Mundial ´78 (en el último corte, cuando se armó la lista definitiva, "Pelusa" quedó descartado) y compartió la concentración y las giras previas con el 10 para el Mundial de España ’82.

    Como futbolistas no fueron contemporáneos, pero si se enfrentaron como DT y jugador.

    “Me tuvo de hijo siempre. Cuando dirigí a Huracán, en 1978, perdí las dos veces frente a Argentinos Juniors, el equipo que ya lideraba Diego con 16 años. Fue 3-1 en cancha de Ferro y 2-1 en Parque Patricios. Además de bailarnos, nos `vacunó´ con dobletes en ambos partidos”, rememoró el ex lateralista de Huracán de White.

   “Diego tenía amor por todo, pero lo que sentía por la Selección Argentina era supremo. Jugó fracturado, infiltrado, con fiebre, con distintas lesiones, pero siempre quiso entrar a la cancha. Era un pura sangre, un argentino de pura cepa. Para él no había nada más importante que la celeste y blanco, y creo que lo demostró, ¿no?”.

   Sí “Cacho”, claro que si. Descansá en paz Diego.