Se accidentó en febrero y aún espera por una operación en el cráneo
"Necesito que me pongan esa placa en la cabeza para volver a ser el que fui. Sólo eso”, dijo Javier Barrera Villa.
Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]
La vida de Javier Barrera Villa cambió drásticamente a partir del 13 de febrero de este año.
Ese día, este emprendedor bahiense de 42 años (nació el 22 de septiembre de 1978) cayó de una escalera a dos metros de altura mientras trabajaba en una obra en construcción y sufrió una fractura de cráneo que puso en jaque su vida.
Tras permanecer más de 20 días en la terapia intensiva del Hospital Municipal, volvió a su hogar del barrio Villa Nocito.
Pero ya nada fue igual.
“Me tuvieron que sacar parte del cráneo para poder descomprimir la inflamación del cerebro y ahora necesito que me vuelvan a operar para ponerme una placa e intentar hacer mi vida normalmente”, explicó Javier, quien hoy, a 8 meses de su accidente, está desempleado y sin obra social.
“Siempre trabajé y me las arreglé solo para alimentar a mi familia, pero ahora no puedo hacer prácticamente nada”, añadió.
Según dijo, la intervención quirúrgica no podrá realizarse antes de mediados de 2021.
"No puedo esperar tanto tiempo. Por la pandemia ni siquiera pude hacer la rehabilitación que hubiera necesitado. Fui haciendo todo solo, por recomendaciones de médicos de conocidos. Así pude recuperar parte de la movilidad de los brazos y piernas”, manifestó.
La demora, según puntualizó, se debe a que los trámites administrativos que se realizan para la compra de los materiales necesarios y a que no se están programando operaciones debido a la pandemia.
“Me dijeron que la operación no es de urgencia. Y en Región Sanitaria están buscando los presupuestos de los materiales que se precisan. Y hay uno que no se consigue en Bahía”, esgrimió.
Manifestó que no pudo reinsertarse en el mundo laboral, debido a las secuelas que le quedaron.
“A las dos horas de trabajar, me descompongo y empiezo con vómitos. Noto que estoy empezando a perder la vista y que se me producen lagunas en la memoria. Por eso necesito que alguien me ayude para agilizar la operación. Estoy cobrando el IFE, pero no me alcanza para nada”.
“Yo no quiero más ayuda de lo que la gente me brindó. Sólo tengo palabras de agradecimiento en ese sentido. Necesito que me pongan esa placa en la cabeza para volver a ser el que fui. Sólo eso”.
Para la craneoplastía, necesita cemento y un set de microplacas, que ya estárían disponibles.
“Falta el parche dura madre, que autoricen la compra de los materiales y que un neurocirujano esté dispuesto a operarme. Voy al lugar que me digan. Si tengo que irme a La Plata para que me operen, voy”.
Javier es reconocido en distintos barrios de bajos recursos por sus acciones solidarias. Antes del accidente, desarrollaba talleres para jóvenes y adultos, en los que enseñaba distintos oficios.
“Ahora no puedo hacer nada. No sé cómo voy a hacer para subsistir. Tengo un hijo de 16 años al que alimentar, pero no quiero pedir ayuda como un pendenciero. No puedo esperar hasta fines del año que viene, que es la fecha tentativa que me dieron”, repitió.
Javier también fue el docente coordinador del “Proyecto Independencia”, destinado a Jóvenes–Adultos de la Unidad Penal 4 de Bahía Blanca, que tenía como finalidad redirigir el potencial individual de los privados de la libertad a través de la educación y capacitación laboral.
“Fue un proyecto mío, pero finalizó en 2017. Hice muchísimos trabajos sociales que me gustarían retomar, pero en este estado no puedo hacer demasiado”, explicó Javier.
“La idea, tanto en la cárcel como en los barrios, era ofrecer a los alumnos asistentes, la posibilidad de experimentar y desarrollar saberes y habilidades prácticas ocupacionales concretas, capitalizando así, tanto para la vida en libertad domestica familiar o como un proyecto laboral específico. Paradójicamente, hoy no puedo iniciar ninguno”.