Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La "abuela digna” habló de su hija, la "madre indigna”: “No lo puedo creer"

Luego de la conmovedora historia que contó La Nueva. hace 15 días, Eleuteria Vallejos salió a respaldar a sus nietos/hijos.

Pamela, su abuela/madre Eleuteria y un tremendo caso familiar. Fotos y video: Rodrigo García-La Nueva.

Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com

   Eleuteria tiene el sentimiento a flor de piel. 

   Le brotan el orgullo y las lágrimas cuando habla de sus nietos -en especial de Jonathan, que ya no está- y también la indignación cada vez que busca una respuesta a la conducta de Silvia, que abandonó a sus hijos cuando eran chicos.

   Silvia es Silvia Ester Escobar, la madre “indigna” cuyo caso difundió La Nueva. hace dos domingos. 

   La justicia declaró su indignidad y le cedió los derechos hereditarios a su madre, Eleuteria Vallejos, quien crió a sus nietos con limitaciones económicas pero sin restricciones afectivas.

   La causa es impactante, porque Jonathan comenzó a trabajar de muy joven -para retribuirle a su abuela algo de lo que ella había hecho por él y por su hermana Pamela- y falleció a los 21, cuando un montacargas lo aplastó mientras realizaba tareas de limpieza en la Termoeléctrica.

   Con la tragedia consumada, Silvia quiso recobrar su “rol de madre” con un evidente interés económico, a partir de los beneficios que podrían surgir de los seguros laborales.

Eleuteria junto a su nieto/hijo Jonathan. Amor eterno.

   Sin embargo, la Cámara en lo Civil y Comercial le negó esa posibilidad y se la otorgó a su madre, la abuela “digna”, que ahora quiso hablar públicamente, en memoria de Jonathan y en respaldo de Pamela.

   “Pensé que nunca me iba a pasar eso, que venga una hija y me diga: ‘mamá, te voy a dar a mis hijos...’ Esto pasó en los tribunales. Es una situación tremenda. Como pudimos, los críamos con mi marido, que después falleció. Fue un sacrificio, pero tengo un orgullo enorme porque salieron muy buenos”, afirma.

“Lo único que le interesaba era la plata”

   Eleuteria vino a la Redacción junto a su nieta Pamela y a su yerno Adrián De Giorgio -el marido de Claudia, otra de sus hijas- que son dos de sus “pilares” en esta batalla judicial y de la vida.

   La lucha y la angustia le pasaron factura a Eleuteria, que sufrió dos ACV y tiene algunas dificultades para movilizarse, más allá de sus 78 años.

   “Sufro porque mi hija hizo esto y no lo puedo creer. Ya no tengo buena salud, hay que estar en este tipo de situaciones”, refiere.
Cuando Jonathan murió, en 2009, Silvia apareció y casi sin inmutarse le dijo: “Mamá, falleció ‘el Jonhy’ y ahora voy a cobrar una buena plata”.

La "madre indigna" que se acordó muy tarde de su hijo

   “Eso es lo que me duele. Nunca pensó en su hija, porque Jonathan ya no estaba. Hasta la moto de él me pidió. Lo único que le interesaba era la plata, no pensaba cómo se criaron, que son excelentes, trabajadores, buenos y compañeros”, remarca.

   Pamela rompió todo tipo de relación con su madre en 2009. 

   “La última vez que hablé fue para el Año Nuevo de ese año, cuando me llamó por teléfono y me largué a llorar, le dije que no tenía un hijo muerto sino dos. Que no me hablara más”, sostiene.

   Creen que Silvia hoy vive en Corrientes, porque una mediahermana de Pamela, que hace poco tuvo un bebé, vino a Bahía para encontrarse con ella.

   “Con mi mamá nunca más, porque lo único que le importa es la plata. Nos dejó a los dos cuando éramos chicos y gracias a mi abuela y mis tíos pudimos sobrellevarlo”, amplía.

   Eleuteria es “todoterreno”. Ahora también ayuda a Pamela con la crianza de su hijo, que tiene 3 años. 

   “Antes de venir al diario para hacer esta nota estuvo en mi casa y, como no tenía más papel higiénico, fue hasta el (supermercado) Chino a comprar. Está en todos los detalles”, cuenta.

Desconocida en la escuela y en el velatorio

   Adrián reafirma conceptos. “Si averiguás en las escuelas, los abuelos figuran como los padres, firmaban el boletín, iban a las reuniones.

 Todos conocían a la abuela como ‘la viejita’. En el velatorio Silvia estuvo un rato y se fue porque todos los amigos saludaban a la abuela como la madre, a ella ni la conocían”.

   La madre natural de Jonathan llegó a cobrar parte de un seguro de la ART, pero la continuidad del juicio laboral ahora quedará en cabeza de Eleuteria.

 

   “Estamos agradecidos a todos los amigos de Jonathan que contaron la verdad en el juicio”, destaca Adrián.

”Hasta las uñas me arreglaba”

   Los ojos de Eleuteria se cristalizan cada vez que nombra a Jonathan.

   “Era buenísimo, un gran compañero”, recalca.

   Como niño/adolescente la ayudaba con todos los quehaceres domésticos. “Hasta las uñas de las manos me arreglaba”, grafica.

   “Cuando empezó a trabajar, vendía cualquier cosa para ayudarme, porque en un momento quedé sola y jubilada y tenía que mantener la casa y a los chicos en la escuela. Siempre estuvo pendiente de su hermana y de mi. Después estudio como soldador y pudo sacar la moto. Yo lo ayudé con la jubilación y un crédito”, detalla Eleuteria.

   La abuela pudo cumplir el año pasado, con Pamela, el sueño que proyectaba su nieto.

   “Siempre me decía ‘ya voy a cobrar un buen sueldo y te voy a regalar un viaje’. No lo pude hacer con él pero sí con mi nieta. Fuimos a Mundo Marino”.

   Eleuteria deja en claro que desvive por todos sus nietos pero no quiere olvidarse de “Mica” (hija de Claudia y Adrián), que es patinadora y viaja en breve a Barcelona. “Tengo un orgullo que no doy más”, asegura.

   “Vivo solita en mi casa, aunque nunca estoy solita”, refiere, para destacar el acompañamiento de sus seres queridos. 

   Tanto amor y tanta indiferencia en una misma historia.

“Muchos puntos  oscuros” sobre el accidente

Sin testigos. “Él (Jonathan) tenía que trabajar acompañado y estaba solo. Teóricamente lo agarró el contrapeso del ascensor pero no había nadie con él y no saben decir por qué. Hay muchos puntos oscuros”, asegura Adrián De Giorgio. 

“Poneme el agua”. El día del hecho (8 de julio de 2009) Jonathan la había llamado a su abuela: “Viejita poneme el agua y preparame la ropa que me voy a bañar”. Nunca llegó.

Por su nieta. Eleuteria aclara que no tiene un interés personal. “Lo estoy haciendo por ella (Pamela). Me voy a morir tranquila si se queda con una casa. Quiero darle un techo. Tanto ella como yo alquilamos”, dice.