Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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Doña Pepina: una feminista de comienzos del siglo pasado en Cerri

Es un tradicional comercio de General Cerri que ha sabido pasar de generación en generación.

Foto: Pablo Presti-La Nueva.

   Cuando los cerrenses de hoy recorren la calle principal Juan José Paso es inevitable que se detengan a ver las modernas vidrieras de la tradicional tienda "Pepina Sport".

   Son muchos los que aún mantienen las antiguas cuentas corrientes llevadas prolijamente en una ficha, basadas únicamente en la confianza. Claro que los tiempos son difíciles y un prolijo cartel advierte que pasados los sesenta días de la compra los saldos serán actualizados.

   Todavía es posible escuchar: "Lleváte nomás ese pantalón, probátelo tranquilo en tu casa. Si no te va me lo traes mañana" ó "¿Cómo anda tu hermano? Hace bastante que no lo veo". Es el inicio de un agradable intercambio social.

   Nedia, una de las dueñas, sostiene: "A la tienda no se puede venir apurado."

   Ese feliz ir a la tienda de Doña Pepina se inició formalmente en 1936, cuando la fundadora abrió un pequeño local al que se ingresaba por un pasillo en su casa familiar, al lado de donde hoy se levanta el actual comercio.

   Pepina, en realidad Josefa Leonardi, había llegado a los 7 años de su Italia natal. Muy jovencita contrajo enlace con un paisano, obrero de La Lanera, Rosario Arcidiácono y ella también comenzó a trabajar en el lavadero de lanas.

   Pero la italiana bajita, de ojos muy vivaces y fuerte carácter tenía otros proyectos y ambiciones. Trabajadora incansable luego de sus labores como obrera, de atender a su esposo y sus tres hijos, salía a vender objetos de tienda y mercería entre sus vecinas, hasta que hace 83 años pudo abrir su propio local.

   Era una comerciante nata y leal. Una anécdota la pinta de cuerpo entero.

   "Yo tendría unos 10 años -evoca José, el menor de sus hijos varones- y mi mamá me llevó al remate judicial de una casa en la calle Don Bosco. Pujaba de a 10 centavos y cuando el vendedor se quejó respondió escuetamente: Yo ofrezco lo que tengo”.

   Finalmente no tuvo más remedio que bajar el martillo a la audaz señora. Pepina pagó la seña y la comisión y se volvió feliz a su casa.

   “¡Compré una casa!”, le contó a Rosario que se había quedado cocinando y cuidando a Juan y a Anita. “¿Con qué plata?”, le preguntó sorprendido.

   “No te preocupes”, fue la respuesta de su mujer y mucho antes de escriturar ya había vendido la propiedad haciendo una buena diferencia. Esta operatoria la repitió en varias ocasiones demostrando su espíritu emprendedor y visionario.

   Mientras tanto seguía al frente de su tienda desde donde era imposible irse sin llevarse algo. A mediados del siglo pasado la competencia eran dos españolas (Doña Benita García, en la primera cuadra de Gutierrez, y Doña Vicenta Delgado, también sobre Paso) y el Turco Felipe, que tenía su local también sobre la calle de acceso.

   Todos desaparecieron, a excepción de la tienda de Doña Pepina, que creció y abarcó otros rubros atendida familiarmente por cuatro generaciones. Durante mucho tiempo se llamó oficialmente Casa Arcidiácono, aunque los nietos decidieron reivindicar el nombre de su emprendedora abuela denominando las nuevas instalaciones como "Pepina Sport"

   La sobreviven Juan (de lúcidos 96 años, que también trabajó en la Lanera además de atender la tienda), Anita y José, que trabajó durante 30 años en el frigorífico CAP Cuatreros y fue el responsable de incorporar la confección de indumentaria de trabajo y deportiva entre otras innovaciones.

   Evidentemente el espíritu de Pepina sigue vigente y el importante comercio da trabajo a cuatro familias. Antonella ya pertenece a la quinta generación.

   Anita, la única hija mujer de Pepina tiene una historia muy vinculada a La Nueva.: su esposo Edgardo Morales fue fotógrafo y corresponsal del diario en Cerri. La agencia funcionaba en un local con una amplia vidriera. Sobre pizarrones de paño con letras adhesivas se exponían las principales noticias del día y cada hora desde un altoparlante se propagaban los noticiosos de LU2, que mucha gente se detenía a escuchar.

   A la muerte de su marido, hace 52 años, Anita quedó a cargo de la corresponsalía.

   "La noticia más impactante que me tocó transmitir por aquellos años fue la aparición de una recién nacida abandonada a la que dejaron en Cuatreros Viejo, enfrente a la panadería de Pollattini. La descubrió un perrito que iba y venía como para advertirle a un abuelo que allí había algo. El anciano fue a ver lo que pasaba y descubrió a la bebe. Como nunca se supo quienes eran sus padres la bautizaron como Milagros Cerri", relata Anita, quien por coquetería no quiere decir su edad.

   Los Arcidiácono crecieron con el pueblo, vivieron todas sus circunstancias, por eso su opinión merece ser escuchada.

   "A Cerri lo veo bien, a pesar de lo poco y nada que le da el municipio de Bahía Blanca. Otros lugares del partido reciben mucho más, Si en otros sitios hacen 20 cuadras de asfalto, acá hacen 2. Los delegados municipales tendrían que ser elegidos por los vecinos y recibir todo el apoyo por parte de las autoridades comunales", expresó.