Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Los controles de tránsito, en el centro de la polémica en Bahía Blanca

Los inspectores, respaldados por el STMBB, salieron a aclarar los motivos por los cuales no se ven tan asiduamente los operativos.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / palvarez@lanueva.com 

  Los controles de tránsito en Bahía Blanca suelen estar en el centro de la polémica, ya sea por su implementación como por su ausencia.

   Existe una sensación generalizada en la población de que en el último tiempo hubo una reducción en la cantidad de operativos, situación a la que se refirieron los inspectores Mauro Dómini, Gustavo Barbat, Gonzalo Rodríguez, Guillermo Ravani y Nicolás Pons, todos delegados gremiales del sindicato de Trabajadores Municipales de nuestra ciudad, y Gabriel Venanzi, actual subsecretario gremial del STMBB.

   “Nosotros somos la herramienta del poder Ejecutivo, que imparte las órdenes. En ese sentido, somos la cara visible de los gobernantes y los ojos de los jueces de faltas. No es que nosotros no queremos hacer los controles pertinentes, sino que no contamos con los elementos necesarios para poder desarrollarlos”, abrió el juego Gustavo Barbat.

   De acuerdo a lo afirmado por los 5 inspectores, existe una carencia muy grande en infraestructura.

   “Sin ir más lejos, los depósitos están colapsados, lo que impide llevar autos o motos que deberían ser secuestrados por la falta cometida. Tampoco hacemos controles de ruidos desde hace un par de años. Hay muchas motos y autos sin escapes que no son controladas, por lo tanto los usuarios no sienten la obligación de solucionar ese problema”, agregó Dómini.

   Desde su óptica, creen que es necesario intensificar los operativos.

   “Más que nada para generar concientización en la gente, que percibió que los controles ya no son tan numerosos como antes y vuelve a cometer imprudencias que parecían superadas. Se realizan mucho menos controles, pero eso lo dispone el Ejecutivo. Nosotros cumplimos las órdenes. Yo trabajo en turno noche y puedo asegurar que, durante el invierno, no se hizo prácticamente ninguno”, afirmó Dómini.

   Otra falencia es la falta de grúas para el traslado de los vehículos secuestrados.

   “Además de la falta de espacio, tampoco contamos con la cantidad de grúas necesarias para el traslado de los vehículos secuestrados. Las grúas se usan las 24 horas, por lo que sufren un deterioro constante y si no tienen un mantenimiento adecuado, quedan fuera de función muy seguido. Hace más de un mes que tenemos una sola en funcionamiento”, especificó Gonzalo Rodríguez.

   La relación con la gente, por momentos, se hace muy tirante.

   “Pareciera que somos vigilantes si controlamos y vagos si no lo hacemos. Pero la gente no sabe el trasfondo de las cosas. Nosotros recibimos un organigrama de trabajo y lo cumplimos. No es nuestra decisión hacer tal o cual control, sino simplemente ejecutarlo”, señaló Ravani.

   “Simplemente queremos brindarle soluciones a la gente que quiera transitar segura en la ciudad, pero por todas estas carencias no podemos hacerlo. Se había realizado un trabajo muy bueno de conscientización y prevención que hoy se perdió, porque la gente vuelve a infringir normas de tránsito porque no se siente controlado”, agregó Pons.

   “Mucha gente nos dice, cuando le secuestramos la moto, que no la van a ir a buscar, porque le sale más barato comprar otra en cuotas que pagar la multa. Es más, muchos nos dicen en la cara, que van a ir a robarla”, manifestó Rodríguez.

   “Nosotros, como representantes de nuestros compañeros, queremos dejar en claro que tenemos todas las intenciones de trabajar para ordenar el tránsito bahiense, pero no contamos con las herramientas necesarias, como tampoco sentimos el respaldo hacia nuestro trabajo”, puntualizó Barbat.

   Entre las funciones que cumple un inspector de tránsito figuran, entre otras,  el control de parquímetros, los estacionamientos en zonas prohibidas, el uso del celular mientras se conduce y el respeto de las luces de los semáforos.

   “En ese sentido, el cuerpo de inspectores está dividido. Hay un grupo que se encarga del control de parquímetros y el resto al tránsito en general, a lo que se agrega la atención de las denuncias de los vecinos y la colaboración con la policía en caso de accidente”, resumió Pons.

   Señalan que tiempo atrás trabajaban mucho más en la educación y la prevención.

   “Hoy estamos corriendo atrás de los hechos. Desde 2016 que venimos en decadencia, porque ya no tenemos tanta presencia en la calle, ya sea por falta de herramientas de trabajo como por cantidad de inspectores. Ni siquiera están bien distribuidos los turnos, porque a la mañana hay muchos, a la tarde menos y a la noche muy pocos. Por eso, una parte de la solución es trabajar contraturno”, propuso Rodríguez.

   A su entender también falta personal para cumplir con todas sus funciones.

   “Cuando se dividió Precom con Tránsito se pasaron muchos. Antes eramos 180 y hoy no creo que lleguemos a 100. Y en ese sentido, hay que tener en cuenta que la zona de parquímetro se amplió mucho y es muy difícil controlar fehacientemente todas las cuadras. De ese modo, hay mucha gente que prefiere estacionar el auto y arriesgarse a una multa, que pagar una cochera”, afirmó Barbat.

   Según entienden, la decisión del Ejecutivo de eliminar las horas extras impide la realización de operativos, ya que el personal no alcanza para desarrollarlos.

   “Una parte del problema radica allí. Sí se pagaron muchas horas extras en la tarea de compactación de vehículos, pero se dejaron de pagar en el control de tránsito. Los turnos no dan abasto con los controles que se debieran hacer y terminan haciendo lo que pueden”, opinó Rodríguez.

   Otras carencias que remarcaron es la de elementos de trabajo y comodidades.

   “Vestimenta nos entregan en cuotas. Pero la deficiencia mayor se registra en infraestructura. Carecemos de un vestuario acorde, porque en el mismo lugar se cambian hombres y mujeres. Los baños se rebalsan prácticamente todas las semanas. Y en la oficina pasamos el invierno con un anafe y dos caloventores y para este verano no hay aire. Las condiciones son muy precarias”.

   Uno de los sectores recurrentes de problemas es el parque de Mayo.

   “Es un sector que perdimos por falta de controles. Entonces, la gente se mete a correr, tanto en auto como en moto. Saben que los controles ya no están y pican tranquilos. Por eso la cantidad de accidentes que hay en ese sector de la ciudad no es casual. Y pocos recuerdan que para controlar ese lugar hasta hemos sufrido agresiones físicas y lesiones, como el caso de la inspectora que le pegaron un piedrazo en la rodilla u otro que le rompieron la nariz con un casco”, dijo Dómini.

   “Hoy, el Ejecutivo, que se debe poner de acuerdo con Policía, para montar operativos en ese lugar no lo está haciendo. No pasa por nosotros la decisión de los lugares donde desarrollar los operativos, sino que la orden viene de arriba.
En el último operativo que realizamos en el Parque, se secuestraron 60 motos. Desde hace un tiempo largo que circulan a la velocidad que quieren y de la forma que les parezca, poniendo en riesgo a todos, sin tener en cuenta si tiene papeles o seguro”, aclaró Rodríguez.

   “La vocación de servicio es innegociable, pero carecemos de las herramientas necesarias para desarrollar nuestro trabajo”, cerró el propio Rodríguez.

El respaldo gremial

   Con pasado en el cuerpo de inspectores, Gabriel Venanzi, actual subsecretario  gremial del STMBB se sumó a la charla para respaldar las expresiones de los delegados gremiales.

   “Doy fe que los propios inspectores han propuesto ideas para realizar controles y son desestimadas. No sabemos si fueron bien trasladadas hacia el Ejecutivo o si las desestimaron. Lo ideal, como siempre se trabajó y dio muy buenos resultados, es que se genere un contraturno. Esto significa que quienes están de turno controlen lo que se les pide y los que se suman fuera de su turno habitual, den un plus en casos puntuales, como pueden ser controles de alcoholemia o bien intensificar la presencia en los barrios”, señaló.

   Y agregó: “Hoy prácticamente no se ven controles en los barrios y no es casual que en la periferia volvieran a aparecer los motociclistas sin cascos. Hasta no hace mucho tiempo atrás, se montaban hasta tres operativos simultáneos en distintos puntos de la ciudad. Hoy se hace apenas uno y hay muchos días de la semana que no se hace ninguno. Todo eso, llevó a que la gente pierda el hábito y se relaje en sus acciones. Por ejemplo, hoy se ven más accidentes con alcoholemia positiva. Y creemos que no es casual”.

   “Antes, por día que se hacían los operativos, se labraban alrededor de 300 infracciones. Hoy no se llega a esa cifra entre viernes, sábado y domingo. Al no tener cantidad de inspectores de tránsito, no se labran infracciones, por lo tanto eso también repercute en la recaudación general del municipio. Entonces, se puede ahorrar un poco en horas extras, pero va a dejar de ingresar un dinero importante”.

   Según manifestó, el inconveniente se origina en la carencia de un plan estratégico de trabajo.

   “La falta de controles no es responsabilidad de los trabajadores municipales, sino que se carece de un plan estratégico de trabajo, que debiera partir del Ejecutivo. Hoy por hoy tenemos la sensación que ordenar el tránsito no es prioridad”.

   “La gente tampoco entiende que el inspector de tránsito constata las faltas, pero el que decide si es una infracción a la Ley de Tránsito, es el juez de faltas. Nosotros ni siquiera tenemos el poder de decisión ese”.

   Según Venanzi, el hecho de no trabajar en la prevención, ocasiona gastos que no se tienen en cuenta.

   “Por ejemplo, cuando se produce un accidente de tránsito, que involucra a una moto sin casco, acuden Defensa Civil, Policía, Ambulancia, Bomberos y nosotros. Y se lo traslada al Municipal. ¿Cuánto dinero insumen esos recursos? Cuando se puede solucionar simplemente con prevención. Y eso se logra con controles”.

   “Muchas veces paga el pato el trabajador por decisiones que toma el Ejecutivo. Sin ir más lejos, nombran directores que no son idóneos para el puesto y no tienen experiencia ni conocimiento de este área”, señaló Venanzi.

   “También existe un maltrato hacia el trabajador. Los inspectores muchas veces reciben hostigamientos de afuera, por parte de la comunidad, como también de adentro. Y eso no genera un buen clima de trabajo, porque no se sienten respaldados cuando salen a trabajar a la calle. Hoy le creen más al ciudadano que al propio inspector”, añadió.

   “Hay trabajadores que tiene más de 20 años de trabajo y jamás fueron recategorizados, por el simple hecho de que el Ejecutivo quiere que cumpla más funciones. Para el Ejecutivo vale más aquella persona que hace muchas cosas, aunque sea mal, que aquel que es responsable de su tarea y cumple a la perfección su labor. Creemos que la recategorización se debe otorgar por el compromiso y la responsabilidad mostrada”, cerró.