Bahía Blanca | Sabado, 16 de agosto

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El recital de Tachame la Doble en la cárcel

"Están privados de la libertad, pero no de la cultura".
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel
Tachame la Doble tocó en la cárcel

Por Sol Azcárate / [email protected]

   —La gente que está acá, está privada de la libertad. Pero no tendría por qué estar privada de la educación, de la cultura, del esparcimiento, del arte. Y fue un evento cultural el que hicimos.

   Los chicos de Tachame la Doble, la banda bahiense de cumbia, tocaron ayer en el Penal Nº 4 de Villa Floresta para unos 60 presos, junto a la presentación del Mago Yoel, por los festejos del Día del Estudiante.

   Y lo hicieron porque coinciden con la iniciativa del área de Cultura del servicio penitenciario: las expresiones artísticas mejoran la calidad de vida de los internos y benefician así su reinserción social.

   El bajista de la banda, Franco Liberati, tiene 28 años y es profesor de Filosofía en la Escuela Media Nº 9 del Penal.

   Para Franco hay mucho por cambiar. Dice que las estadísticas muestran que el número de internos no deja de ascender y que el de reincidentes, tampoco.

  —Todo lo que esté vinculado con trayectorias educativas, con experiencias artísticas, con acceso a la cultura, baja muchísimo los índices de reincidencia y también los de conflictividad en el interior del penal.

   Cuando entró a trabajar, a los 24, casi todos sus alumnos eran más grandes que él. Menos uno que era mayor sólo por 15 días de diferencia.

  —Nació a 40 cuadras, en Villa Nocito. Y él va por la quinta condena y yo vengo a dar clases. Eso lo atribuyo a un sistema que distribuye desigualdad. Ese chico termina acá porque le han privado el acceso a un montón de cosas, a las que yo siempre he accedido.

   Tachame la Doble está conformada por Sophia Laura (Voces y Coros); Santiago Oreda (Voces y Coros); Mariano Dutari (Teclados); Franco Liberati (Bajo); Franco Cardone (Güiro); Mauro Liberati (Timbales); Vladimir Vlek (Octapad); y Santiago Vázquez (Guitarra).

   Comprometidos con lo que pasa más allá de su alrededor, los chicos de Tachame valoran la música como una forma de interactuar y de conectar.

   Apuestan a que un ambiente festivo, en un contexto de encierro, sea una experiencia saludable para todos. Ellos también se van transformados cada vez que visitan la cárcel.

***

   Fernando se acerca enseguida. Ofrece un mate, saca charla. Apenas tiene 19 años y una condena por 7: lleva casi un año y medio en el penal N° 4 y le quedan 5 más.

   Antes estuvo un par de años en el Instituto Valentín Vergara y, en el medio, muy poco tiempo en la calle. Dice que lo agarraron cuando intentó robar en una casa.

   Ese día no se lo olvida más: saltó la alarma, se llenó de policías y después de un tiroteo, otros 2 se escaparon y a él lo metieron preso. A esos amigos no volvió a verlos y tampoco se los quiere volver a cruzar.

   Fernando es flaquito, mide alrededor de 1,70, lleva el pelo rapado a los costados, un piercing en la ceja izquierda y otro del mismo lado, arriba de la boca.

   El 6 de octubre es su cumpleaños. Falta una semana y ya sabe que no va a hacer nada: “Acá todos los días son iguales”.

   De 8 a 16 trabaja de recibir a las visitas de los internos. Después se va un rato a su celda, vuelve para limpiar su lugar de trabajo y más tarde se baña, come y se acuesta.

   A veces tiene suerte y lo visitan a él también.

   La mamá de Fernando murió antes de que lo metieran preso. A su papá no lo conoció y tampoco quiere conocerlo. “O capaz sí, ¿vos qué decís?”, duda y busca un consejo.

   Tiene 2 hermanas más chicas, pero no las deja ir a verlo. No le gusta que tengan que entrar ahí por él. Y cuando lo cuenta se le ponen los ojos vidriosos y mira para un costado.

   Aprovecha que se encuentra con alguien de afuera y pregunta por la Fiesta de la Primavera en Monte Hermoso. Recuerda cuando pudo ir la última vez.

   También habla de boliches. Cuando salga de la cárcel, le gustaría ir a uno y después irse de Bahía, empezar una vida nueva en un lugar más tranquilo.

   Mientras tanto, tiene un objetivo: terminar la escuela ahí adentro. Aún no pudo anotarse porque no había cupo, pero es lo primero que va a hacer el año que viene.

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