Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Una dulce historia

Cuando Cristóbal Colón y su tripulación, anclados en la isla de Guanja frente a las costas de lo que hoy es Honduras, recibieron como presente de los habitantes de esta isla unas pequeñas nueces de forma ovalada y color marrón, no habrán pensado ni por un segundo que tenían en sus manos la materia prima de un producto que moviliza actualmente 114 mil millones de dólares por año en el mundo.

En ese entonces, con esas bayas se elaboraba el "xocolatl", una bebida de fuerte sabor que producía una gran energía y vitalidad. En el imperio azteca, Moctezuma recibía parte de sus tributos en almendras de cacao, aproximadamente 160 millones de bayas, útiles para preparar diariamente 50 tazas de chocolate, para su consumo personal.

Hernán Cortés conoció el chocolate en la mesa de Moctezuma, donde fue invitado a tomarlo, por ser una de las bebidas predilectas del emperador. En una de sus cartas, Cortés se la describió a Carlos V asegurando que bastaba con una taza de esa bebida indígena, para sostener las fuerzas de un soldado durante todo un día de marcha. En 1528, ya en gran cantidad, Cortés envió cacao al emperador Carlos V y se empezó a usar como bebida medicinal fortificante. En un principio solo por los nobles de la corte, por ser escaso y de alto valor.

Carlos I de España, tuvo la idea de mezclar el cacao con azúcar, canela y vainilla y de ese modo obtuvo una golosina más del agrado de los paladares europeos, naciendo así el chocolate moderno que disfrutamos hoy.

El árbol de cacao es una planta de tipo tropical que crece en climas cálidos y húmedos, la madera es de color claro, casi blanco, y la corteza es delgada, de color café. El grano del cacao, es una semilla encerrada en su fruto, similar al pepino, pero a no entusiasmarse, aunque sea una planta y la semilla de un fruto, no cuenta como ensalada.

El consumo de cacao induce la producción en el cerebro de una sustancia denominada triptófano, vinculada a la serotonina. Esta hormona es la responsable directa de las sensaciones de tranquilidad y felicidad. Es rico en magnesio y teobromina, un alcaloide que tiene efectos directos sobre el organismo. En concreto, actúa como diurético y estimula el sistema renal. Ejerce un efecto estimulante del sistema nervioso central similar al de la cafeína. El cacao contiene grasas que provocan tras su consumo una sensación placentera de saciedad. Los carbohidratos presentes en el chocolate hacen que tras varios procesos químicos se incremente la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, lo que tiene como consecuencia una mayor fluidez mental. También encontraremos en estas bayas, andamina, que activa ciertos receptores cerebrales e induce una sensación placentera y de bienestar, y antioxidantes naturales.

Lo que quizás usted no sabía es que también contiene humanidad y empatía. Y si no pregúntele a los chicos de Carrito Chocolatero. Un noble proyecto que desde 2014 recorre las calles y ofrece una taza del noble cacao a gente en situación de calle. A través de donaciones particulares consiguen la materia prima y salen como pueden a recorrer y dar un poco de amor, en forma de una bebida caliente. Qué diría Moctezuma no sé, pero jamás he visto chocolate más delicioso que este que se brinda de la mano de una desinteresada sonrisa, y un dejo de esperanza.