Bahía Blanca | Jueves, 30 de octubre

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Bahía Blanca | Jueves, 30 de octubre

Estilo y elegancia eran su sello

Si bien jugó pocas temporadas en el ámbito de la ABB --se alejó con 18 años y volvió a los 34-- su talento y estilo es todavía recordado por quienes lo vieron en acción. Algo así como ocurre con los grandes buques: su tránsito por el mar deja una amplia estela. Es que las evoluciones de Ignacio Luis Barga se distinguían rápidamente dentro del rectángulo. Llamaba la atención por dominar una técnica depurada no exenta de buen tiro, por su habilidad para asistir y por su sabia lectura del juego.

 Si bien jugó pocas temporadas en el ámbito de la ABB --se alejó con 18 años y volvió a los 34-- su talento y estilo es todavía recordado por quienes lo vieron en acción. Algo así como ocurre con los grandes buques: su tránsito por el mar deja una amplia estela.


 Es que las evoluciones de Ignacio Luis Barga se distinguían rápidamente dentro del rectángulo. Llamaba la atención por dominar una técnica depurada no exenta de buen tiro, por su habilidad para asistir y por su sabia lectura del juego.


 Sus aportes al equipo no sólo fueron importantes, sino que llevaban el sello particular --reservado a pocos-- de hacerlo con exquisita elegancia lo que no quita que, llegado el caso, se quitaba el frac y se vestía de overol para meterse de lleno en el fragor de la lucha.


 "En cuanto comencé a pisar los rectángulos de juego tuve la suerte de contar con un espejo colosal. Soy admirador incondicional de Beto Cabrera, que era magistral. Pasaba, defendía, tiraba y conducía como un titiritero y, además, mantenía una conducta intachable. Por si fuera poco, cuando con 16 años integré la selección juvenil bahiense lo tuve como entrenador y descubrí que era un excelente maestro", nos explica Ignacio. Y amplía.


 "El trabajo individualizado que realizó conmigo en la mejora técnica me sirvió para toda mi carrera como basquetbolista", apunta agradecido.


 Con este ayuda base de entonces (hoy, escolta) se dio una paradoja que movió a no pocos comentarios. Siendo su padre, Néstor, recientemente fallecido, hombre netamente de fútbol al punto que llegó a ejercer la presidencia de la Liga del Sur, su primer hijo se dedicó al básquetbol.


 "No tuve oposición, para nada. Ocurre que nací a dos cuadras de Napostá y, dado que me pasaba todo el día allí, recuerdo palabras de mi papá: 'fue la guardería más barata de mi vida'. Más te digo, la última cena compartida de él, previo al accidente, fue en el club".

Sus inicios.

"En 1968 arranqué en Pulguitas con Gustavo Pie, Juan C. Meschini y Nano Lacasa, por citar, y actuábamos en la que entonces se llamaba Zona Mala. Cómo seríamos que no ganamos ningún partido", comenta Ignacio entre sonrisas.






 "De varios entrenadores aprendí los movimientos básicos y tengo un especial recuerdo por Miguelito Río, quien en 1977 me promovió al primer equipo del club, en Segunda. Al año siguiente perdimos la final del ascenso contra Bahiense del Norte".


 Tras registrar un título en la telúrica y desaparecida categoría Reserva de Segunda (1976), fue luego enhebrando logros en el orden local con la conquista en Cadetes Menores (1977) y Juveniles (1979).


 Esa misma temporada asciende a Primera junto a Cabo, Lacasa, Iturrioz, Naretto, Gentili, Frola, Podestá, Dobry, Alonso, Naumovitch, Marzano, Palmieri y Blanco.


 "Mi técnica no proviene de una virtud natural sino que la fui elaborando en base a sacrificio. Me entrené mucho, muchísimo", subraya Ignacio.


 Por ese motivo fue seleccionado no obstante actuar en segunda de ascenso, y se consagró campeón zonal y provincial (1979) y argentino de Juveniles (1979), en Formosa, junto a Faggiano, Haile, Duffy, Aréjula, Toranzo y Sola.

Más lauros.

También, con 18 años, fue campeón provincial de Mayores, invicto, en Zárate (1979), con Merlini, Santini, Marcelo Allende, Faggiano, Belleggia, Velasque Ibalo, Juanpataoro, Adolfo Scheines, Frisón, Pachetti y Meschini, orientados por Carlos Spaccesi.






 Luego de participar en la inolvidable temporada de 1980 se alejó de nuestra ciudad.


 "Con una altura desacostumbrada para mi puesto (1m93) y alguna que otra habilidad recibí propuestas de los clubes grandes de Bahía, pero por respetar una tradición familiar tuve que alejarme para estudiar medicina en La Plata", explicó.


 Dieciseis años después tuvo un regreso con gloria, porque volvió al terruño para conquistar el título de Primera (1995) con Bolognesi, Bonifazi, Campaña, Fernández, Morán, Moreno, Palma, Passeti, Rotili, Sansone, Solís, Sumski, Trellini, orientados por Nano Lacasa.


 "Salir campeón con Napostá fue lo último --y lo más lindo-- que recojo de mi trayectoria basquetbolística. Por sentimiento y porque debí alternar con los hijos de los que habían jugado conmigo casi dos décadas antes", resumió el Flaco Barga.

En el "extranjero".

Mientras estudiaba, Ignacio fichó para Gimnasia y Esgrima La Plata, con el que obtuvo el cetro Metropolitano y fue subcampeón en Capital Federal.






 "Ocurrió en 1982, y Ferro nos ganó en la final. Teníamos un equipo poderoso, con Metcalfe, Jackson, Mel Daniels, Guitart, el Fino Gehrmann, Carlos González...", lamenta.


 En esas temporadas Ignacio Barga tuvo varios partidos con más de 30 puntos en su casillero individual, lo que le valió ser convocado para alistar en la selección platense.


 Independiente de Avellaneda fue su siguiente club, después de lo cual pasó a Obras Sanitarias.


 "Yo mantenía mis características. Me gustaba atacar, tener la pelota, pensar un partido, pero defender no era mi fuerte. En Obras también estaba Diego Grippo y nos conducía Miguel Volcan Sánchez, un entrenador muy bueno y exigente. Siendo yo casi un veterano me enseñó y obligó a defender", admitió.


 Retornó Ignacio a Gimnasia durante varios años y concluyó en Atenas de La Plata, con cuya casaca ganó el cetro de la Asociación Platense.


 "En todos los equipos que estuve siempre manifesté mi orgullo de ser un producto bahiense", se ufanó.


 Luego de haber sido un embajador de lujo y ya de regreso a nuestra ciudad, Ignacio Luis Barga dejó el básquetbol al cumplir 35 años.


 "No tenía tiempo, porque me absorbió la profesión".

(DESGLOSE)

De aquí y de allá, el recorrido del ahora presidente de Napostá








 Ignacio Luis Barga preside Napostá desde 2009.


 "Acepté el ofrecimiento de amigos que están en el club, con sus hijos jugando, y que pensaban que podía aportar ideas, empuje y colaborar para mejorarlo", fue su comentario.


 Las frases que siguen son también del otrora estilizado escolta y ahora dirigente.
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 "Cuando mi hijo Salvador apenas nacido dejó el hospital lo hizo vistiendo la camisetita de Napostá que le había regalado su padrino, Guillermo Cabo, compinche del club de toda la vida. Pocos días después, Yuyo Ginóbili nos trajo una casaca de San Antonio Spurs, autografiada por Manu. Naturalmente, el gesto me conmovió y lo agradecí mucho... pero le hice una aclaración: 'esta va a ser la camiseta suplente... eh".
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 "Estando en La Plata varias veces me invitaron para integrar clubes de Bahía, pero no pude aceptar porque me faltaban pocas materias para recibirme de médico. Es una cuenta pendiente que me quedó. Pude haber jugado por Estudiantes o Pacífico".
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 "El inolvidable Coco Ferrandi fue el impulsor del consultorio médico de la ABB, que tuvo inicialmente a cargo a los doctores Williams José García y Juan A. Ressia. Tras una impasse, en junio de 1995 se reabrió y desde entonces continuamos la tarea con Marcelo Fabián García. A lo largo de tantos años quedó harto comprobado el acierto de la iniciativa. No olvidemos que entre cientos que fueron atendidos figuran Alfredo Adrián Monachesi, ya retirado, y el mismísimo Manu Ginóbili".
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 "Entre el básquetbol de mis tiempos y el actual la diferencia es física y de intensidad. Hoy tenés cadetes menores que se cuelgan del cesto... También la posibilidad de obtener información al momento de cualquier parte del mundo marca un notorio progreso".
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 "¿Mi mejor partido? Creo que el que jugamos en cancha nuestra contra Villa Mitre, en el espectacular torneo de 1980. De entrada se nos lesionó el portentoso base Gary Devlin y el gigante Louis Brown se hizo echar en el segundo. Esa noche me salieron todas".
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 "Apenas recibido, anduve un año y medio por Europa. De paso por España debo haber sido el primer argentino en trabajar en un campus. Los hice en el que presentaron Aito García Reneses y Manolo Flores".
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 "Ya que hablo de entrenadores, fue colosal la enseñanza que dejó Joe Vancisin. Recuerdo que prácticamente los 27 equipos que entonces estaban en la ABB desarrollaban su ofensiva. Y te digo más. Jugando provinciales, recuerdo que --para nuestra sorpresa-- los nicoleños, los juninenses o los pergaminenses cantaban 'la de Vancisin' para iniciar sus ataques. ¡De no creer!".
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 "Mi profesión hace que nunca haya dejado de verdad el básquetbol. Sigo `jugando' desde mi consultorio con la meta de hacer que un deportista vuelva a estar dentro de una cancha o una pista".
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 "Creo, en realidad estoy seguro, que soy el basquetbolista que más títulos sumó en Napostá".
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 "Al lado de Daniel Frola --que fue mi base, porque siempre me hizo anotar muchos puntos en Napostá-- trabajé como entrenador del seleccionado de mini. Lo teníamos a Hernán Montenegro, Guillermo López, Martín Ipucha y César Ruesga, de los que recuerdo ahora. Al provincial de Chivilcoy llevamos un equipazo".
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 Ignacio Barga compitió muy poco en nuestra ciudad. De acuerdo con las estadísticas del ingeniero Seibane y tomando exclusivamente sus performances en Primera, en 1980 estuvo en 12 partidos, anotando 189 puntos a razón de 15,75 por juego. En 1955, disputó 28 encuentros, sumando 345 tantos lo que da un promedio de 12,32. El global da 40 cotejos, 534 puntos y 13,35 de media.

(FICHA)

Personal








 Ignacio Luis Barga nació en Bahía Blanca (Avda. Alem 91) el 7 de julio de 1961.
Son sus hermanos Guillermo (46), Verónica (44) y Hernán (31).
Está en pareja con Mariela Chierchini, con quien tiene un hijo, Salvador, de poco más de un año.
Inició el primario en el Colegio Claret y los concluyó en la Escuela Nº 4. Cursó el secundario en Don Bosco y se graduó en medicina (1987) en la Universidad Nacional de La Plata.
Ocupación: especialista en ortopedia y traumatología y en cirugía artroscópica.


Defendiendo a Elisha McSweeney, de Olimpo, uno de los mejores extranjeros que jugó en Bahía.

En Gimnasia, flanqueado por dos internacionales: Carlos González y Finito Gehrmann.

Bahía, campeón provincial en Zárate, dirigido por Spacessi. Arriba están Velasque Ibalo, Frisón, Dalimier, Faggiano y Pachetti. Hinchados aparecen Merlini, Belleggia, Juanpataoro y Barga.

Ignacio jugaba un básquetbol técnico y pulido.