Bahía Blanca | Sabado, 23 de agosto

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Huracán, 100 años de pasión y grandeza

Huracán cumplirá hoy su primer centenario de vida, una historia de pasión, sentimiento, tradición y grandeza ligada directamente con los infortunios, sufrimientos, desengaños y vaivenes de los barrios ubicados en el extremo sur de la Ciudad de Buenos Aires. Parque Patricios, Pompeya, Villa Soldati, Villa Lugano, San Cristóbal, La Boca, Barracas, entre otros tantos rincones porteños de calles adoquinadas y esquinas tangueras, son los lugares donde día a día fue creciendo el amor por ese Huracán que se trasmitió a través de todo el árbol genealógico a lo largo de estos cien años.

 Huracán cumplirá hoy su primer centenario de vida, una historia de pasión, sentimiento, tradición y grandeza ligada directamente con los infortunios, sufrimientos, desengaños y vaivenes de los barrios ubicados en el extremo sur de la Ciudad de Buenos Aires.


 Parque Patricios, Pompeya, Villa Soldati, Villa Lugano, San Cristóbal, La Boca, Barracas, entre otros tantos rincones porteños de calles adoquinadas y esquinas tangueras, son los lugares donde día a día fue creciendo el amor por ese Huracán que se trasmitió a través de todo el árbol genealógico a lo largo de estos cien años.


 Los logros deportivos se hicieron desear y sólo se destacan los debut de dos de los jugadores más grandes en la historia del fútbol argentino: Alfredo Di Stéfano (1946) y Adolfo Pedernera (1948).


 Las décadas del 50 y 60 fueron aciagas y pobres en actuaciones futbolísticas y los hinchas tuvieron que esperar a la del '70 para recuperar la felicidad y ver a Huracán coronarse como campeón por primera vez en el profesionalismo.


 En 1973, el 16 de septiembre, Huracán conquista su primer título en el era rentada. El "Globo" se consagró campeón del Metropolitano pese a la derrota contra Gimnasia La Plata 1-2 en Parque Patricios, ya que ese día, Boca perdió 2-1 con Vélez y el "Globo" mantuvo los seis puntos de ventaja que tenía, cuando quedaban solo dos fechas por disputar.


 Un equipo conformado por futbolistas sensacionales que desplegó el fútbol más notable y efectivo que se haya visto en las canchas argentinas, que supo conjugar los verbos ganar, gustar y golear, que hipnotizó a hinchas propios y sedujo a los ajenos, incluso a sus archirrivales de San Lorenzo.


 La formación, dirigida por un joven César Luis Menotti, quedó en la memoria de todo amante del buen juego más allá de la camiseta: Roganti; Chabay, Buglione, Basile, Carrascosa; Brindisi, Russo, Babington, Houseman; Avallay y Larrosa.