Kirchner frenó a D'Elía

Detrás del giro de 180 grados de Luis D'Elía, para poner en suspenso una contramarcha hacia la Plaza de Mayo el mismo día en que está programada la que organizará Juan Carlos Blumberg para reclamar mayor seguridad, está la mano directa de Néstor Kirchner.
El piquetero oficial y funcionario del ministerio de Planificación había anunciado el lunes que organizaría una marcha hacia la plaza el mismo día y a la misma hora que la convocada por Blumberg (jueves 31 a la tarde), para enfrentar lo que denominó "un intento de golpe de estado de la derecha recalcitrante" que, a sus ojos, encarnan el padre de Axel y sus seguidores.
Sólo 24 horas más tarde, D'Elía puso freno a esa estrategia y aclaró que "al día de hoy (por ayer) no hay marcha; es apenas una idea que estamos analizando".
Fuentes del ministerio de Planificación revelaron que en el intermedio entre una afirmación y otra hubo, al menos, un contacto del titular de la cartera, Julio De Vido, de quien depende el subsecretario de Hábitat, al parecer con un mensaje que no dejó dudas: "Dejáte de marchas", habría sido la orden.
Las fuentes no descartaron que, en verdad, el mensaje de De Vido haya sido producto de un contacto telefónico que el ministro mantuvo con Kirchner, durante el descanso de fin de semana del mandatario en El Calafate.
Uno de los funcionarios al tanto de este cambio de planes justificó la aparente decisión de bajarle el pulgar a la marcha de D'Elía: "Si hace la marcha y llega a haber algún problema con Blumberg, el costo político lo va a pagar el presidente".
En la Casa Rosada no se anduvieron con chiquitas a la hora de evaluar la jugada del piquetero: "Es evidente que lo suyo no son los manuales de política, porque se mueve como un elefante en un bazar".
A Kirchner le habría molestado en esta oportunidad el exacerbado gesto de autonomía de D'Elía en un tema altamente sensible para el gobierno como es el de la marcha de Blumberg, que encarna el sentir de la inmensa mayoría de la sociedad que reclama contra la ola de inseguridad.
Se sabe incluso que el enojo presidencial se vincularía con los esfuerzos que todavía se realizan desde la Casa Rosada, muy probablemente a través del ministro del Interior, Aníbal Fernández, para convencer a Blumberg de la necesidad de levantar la marcha del jueves 31. "El presidente está trabajando para que no se haga la marcha (de Blumberg), y esto de D'Elía viene a complicar todo", dicen en despachos gubernamentales.
De todos modos, trascendió que el titular de la cartera política le prometió personalmente a Blumberg que el día de la marcha le proveerá de un cordón policial preventivo para que todo transcurra en orden. Un gesto que torna todavía más evidente el despropósito de la contramarcha de D'Elía.
Otras voces surgidas de los aposentos presidenciales remiten a un viejo escenario que se registra con Kirchner y sus movimientos hacia sectores con los cuales no comulga, como el que encarnan Blumberg y sus seguidores, desde el aspecto ideológico. Son las que dicen que no pocas veces --y este caso sería uno de ellos-- algunos aliados presidenciales dicen en público lo que él barrunta en privado.
D'Elía viene de protagonizar otro gesto que provocó dolores de cabeza en la cima del poder, como su proyecto de expropiación de tierras y su sonado gesto de romper tranqueras en campos de un inversor norteamericano en Corrientes. Ello obligó al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, a salir a desmentir rotundamente que el gobierno tenga entre sus planes expropiar tierras en manos de propietarios nacionales o extranjeros.
Eugenio Paillet/"La Nueva Provincia"