Bahía Blanca | Lunes, 21 de julio

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Vaticinan oscilaciones en el precio de la miel

Un escenario caracterizado por las oscilaciones de precios con marcada tendencia a la baja, producto de la pesadez que vienen mostrando las ventas al exterior, preanuncia un año difícil para la apicultura. La interrupción de las compras en el mercado interno, que muchos exportadores comenzaron a evidenciar durante los últimos días de febrero, es un reflejo de la falta de interés de los mercados de demanda, según coincidieron en afirmar a "La Nueva Provincia" algunos de los más importantes operadores consultados.


 Un escenario caracterizado por las oscilaciones de precios con marcada tendencia a la baja, producto de la pesadez que vienen mostrando las ventas al exterior, preanuncia un año difícil para la apicultura.


 La interrupción de las compras en el mercado interno, que
muchos exportadores comenzaron a evidenciar durante los últimos días de febrero, es un reflejo de la falta de interés de los mercados de demanda, según coincidieron en afirmar a "La Nueva Provincia" algunos de los más importantes operadores consultados.



 La situación se atribuye a distintos factores, aunque los principales serían una caída del consumo en Europa a raíz de los altos precios que alcanzó el producto y el reemplazo de la Argentina como proveedor indiscutido, por otros países emergentes, situación que incluso habría comenzado a manifestarse con anterioridad al episodio de los nitrofuranos (2003).


 Sobre lo que también existe coincidencia es que los precios que perciben los productores podrían seguir bajando, y que para los exportadores será muy difícil mantener continuidad en las ventas.


 Los altos precios que logró la producción de miel a nivel mundial en los últimos años atrajeron a muchos países emergentes, que comenzaron a ver en este rubro una alternativa para el sostén de las economías familiares relacionadas con la producción agrícola, basándose en la rapidez de los ciclos de inversión y producción.


 Esta situación le permitió a Europa reemplazar con relativa facilidad a la producción argentina, sindicada como miel de "riesgo" después del episodio de los nitrofuranos, a fines de 2003.


 La pérdida de estos mercados podría extender este escenario con oscilaciones de precios durante "varios años" según los especialistas, si se tiene en cuenta que deberían mediar circunstancias especiales para que quienes sustituyeron las mieles argentinas por otras, incluso más baratas, vuelvan a comprarnos.


 "El mercado de la miel se corta por precio y no existe la fidelidad. La calidad de la miel argentina es reconocida, pero cuando hay paridad, lo que pesa es el precio", confió un exportador.


 Según Arnold Meyer, responsable de la firma Times SA, que suspendió recientemente sus compras, con una cartera aproximada de 3.500 productores y un volumen exportado en 2004 de 4.000 toneladas, "En Europa los stocks son altos porque los precios subieron y el consumo se retrajo un 40%".


 Agregó que entre julio y diciembre de 2003, cuando se detectó nitrofuranos en mieles argentinas, los importadores "debieron recurrir a mieles de la India, Vietnam, Bulgaria, Rumania y Francia, que eran mieles aptas. Ese fue el peor daño que se hizo a la producción nacional".


 Para citar un antecedente, Meyer trajo a colación lo sucedido en 1982, cuando Inglaterra cerró su mercado a las mieles argentinas --importaba unas 5.000 toneladas anuales de mieles oscuras-- a raíz del enfrentamiento de Malvinas.


 "China, que había aparecido en el mercado en 1980, ocupó el lugar nuestro. Revertir esa situación llevó 20 años. Recién en 2002, cuando las mieles chinas fueron penalizadas por razones sanitarias, la Argentina recuperó el mercado inglés", recordó Meyer.


 Precisó que la salida lenta de la miel argentina obedece a las grandes existencias y a la benignidad del clima en Europa, pero "sobre todo, a que dejamos de ser imprescindibles".


 Meyer consideró absurdas algunas versiones que se escuchan en el sector asignando la responsabilidad por lo sucedido a uno de los principales grupos exportadores nacionales, por entender que se vendió por debajo del precio de referencia.


 "Eso es imposible. En la Argentina hay 25.000 apicultores y la decisión de vender o no no es determinante en la formación del precio. Cada exportador tiene una parte de la cosecha pero no el todo", aseveró.


 Agregó que los costos de producción, el nivel de retenciones, y los gastos adicionales relacionados con la exportación "son similares para todos. Nadie puede, entonces, vender a pérdida. Se puede hacer un negocio puntual para recuperar un cliente, pero nunca vender volúmenes importantes a pérdida".

Principal motivo. A juicio de Pablo Gilardi, responsable del área de Comercialización de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), la aparición en escena de varios productores emergentes como, por ejemplo, Brasil, que podría exportar este año unas 20.000 toneladas, resintió las posibilidades de las mieles argentinas.




 "A todo esto debe sumarse una caída importante en el consumo, por los altos precios que alcanzó el producto", coincidió Gilardi.


 En su opinión, la sustitución paulatina de las mieles argentinas comenzó con anterioridad al episodio de los nitrofuranos, y lo relacionó con la salida del mercado de China, por la aparición de cloranfenicol.


 Al respecto, mencionó el fenómeno de Brasil, que pasó de ser demandante, hace unos años, a exportar unas 20.000 toneladas anuales.


 "Cuando hay un sólo mercado que ofrece, como pasó con la Argentina en 2002 y 2003, puede fijar los precios, pero si aparecen otros competidores, se desata una guerra que termina siempre a la baja. Esto no quiere decir que la miel argentina sea desechada. Hemos hecho los controles necesarios y tenemos expectativas de triplicar los volumenes de 2004, pero habrá que prepararse para las oscilaciones del precio", expresó.


 Tanto Gilardi como Meyer coincidieron en mencionar como la mejor alternativa para la producción nacional, a la recuperación del mercado estadunidense, que se perfila como el segundo en importancia.


 "Hemos transitado un año sin ningún reclamo por nitrofuranos y recuperado dos mercados fuertes como Inglaterra y Canadá, así que este año tenemos grandes expectativas" comentó Gilardi.


 "Creo que nos vamos a encontrar con altos y bajos (de precios) durante todo el año, eso dependerá de la cantidad de compradores dispuestos a hacer negocios. La realidad es bastante compleja", agregó.


 Como ocurre con otras producciones, la calidad no es demasiado cuestionada cuando el producto es barato. Esto podría explicar porque las mieles de la India o de China --en general de inferior calidad a las argentinas-- hoy tienen mayores posibilidades de venta por ser sus precios levemente inferiores.

Achique general. La caída de las ventas también podría afectar al sector exportador, que pasó de no más de media docena de firmas hace unos 20 años, a las 128 actuales, de las cuáles las dos terceras partes no alcanzan a exportar un contenedor por mes, y sólo 17 de ellas superan las 1.000 toneladas exportadas por año.




 "Esta atomización del mercado exportador afecta negativamente aquí y afuera", opinó Meyer.


 "Aquí, porque quieren vender y necesitan comprar barato. Y afuera porque se comportan parecido", dijo.


 Admitió que en su sector "también debe esperarse una autodepuración, porque ya no será posible instalar un laboratorio para exportar 500 toneladas. Usar laboratorios de terceros requiere de costos y de tiempos extras".


 "No veo salida (para la producción argentina) durante este año. Cuando nosotros salimos del verano ellos (Europa) entran en la primavera y empiezan las expectativas por la producción del hemisferio norte", respondió Meyer al ser consultado sobre un posible cambio de escenario para las mieles argentinas.


 Agregó que también es lógico pensar que si los fraccionadores compraron más barato, bajen el precio que pagan los consumidores --hasta hace poco de unos 3 euros el kilo--. Si esto acontece, las compras al mercado argentino podrían ganar en fluidez.


 Según Edgardo Gregori, quien se dedica a intermediar entre productores y exportadores, desde hace más de 30 años, y reúne en su cartera unos 350 clientes de distintos puntos del país, sostuvo que el retiro de los exportadores se debe, fundamentalmente, a la falta de interés de los mercados europeos en las mieles argentinas.


 Gregori agregó que la etapa de precios altos "convirtió en productores a países sin experiencia exportadora" y que Europa mantiene altos stocks de miel.


 "Estamos viendo que la tendencia es hacia la baja de precios. Tal vez eso se pueda revertir, pero no parece que sea tan fácil", confirmó Gregori.


 Para Néstor Alvarez, gerente de la Cooperativa de Productores Apícolas Pi-Hue, las expectativas de mejores precios para las mieles argentinas descansan en la posibilidad de que los países que ingresaron a los mercados internacionales atraídos por los altos precios de años pasados ahora comiencen a retirarse.


 "Eso mejoraría nuestra posición, pero hablamos de procesos que pueden demandar 3 o 4 años", admitió Alvarez.


 Agregó que "personalmente pude comprobar que el consumo en Europa se redujo en un 30%, porque el producto se volvió caro y fue sustituido paulatinamente por los consumidores".


 Esta situación se produce en un contexto en que las mieles argentinas sufrieron un alto deterioro comercial a partir de la comprobación de algunos lotes con presencia de nitrofuranos, hecho ocurrido en Gran Bretaña en 2003.


 "A la hora de negociar el precio de compra es mucho más fácil obtener alguna ventaja de alguien que está sospechado, dejando de lado las razones, que de quien viene actuando regularmente", graficó un exportador.


 El otro factor que crea distorsiones en los mercados es el ingreso de mieles chinas a bajo precio, a partir del levantamiento de las restricciones para operar en la Comunidad Europea.


 En nuestra región los precios ofrecidos a los productores rondan entre 70 y 80 centavos de dólar + IVA por kilo de miel --de acuerdo a quien se haga cargo de los análisis--.


 En el mercado también están quienes ofrecen u$s 0,80 + IVA, aunque el productor debe costear los análisis de rigor ($300 por cada 5 tambores) y si su resultado es negativo no los recupera.


 Los promedios de producción de la región circundante a Bahía Blanca rondan entre 38 y 40 kilos por colmena, aunque con diferencias por región.