Bahía Blanca | Martes, 12 de agosto

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CATAMARCA

Por la Ruta del Adobe Son unos 50 kilómetros los que recurre la denominada "Ruta del Adobe" a través de los cuales el viajero se puede traspolar a un pasado cargado luchas entre indígenas y conquistadores. Hoy quedan las huellas, en algunos casos bien marcadas, cargadas de leyendas que vale la pena escuchar una y otra vez.

Por la Ruta del Adobe

Son unos 50 kilómetros los que recurre la denominada "Ruta del Adobe" a través de los cuales el viajero se puede traspolar a un pasado cargado luchas entre indígenas y conquistadores. Hoy quedan las huellas, en algunos casos bien marcadas, cargadas de leyendas que vale la pena escuchar una y otra vez.








 El crepúsculo se descolgaba sobre Tinogasta, en quechua "reunión de pueblos", y en Casagrande el Jefe de Turismo de ese departamento de Catamarca, el último antes de la frontera con Chile, contaba la historia de la Ruta del Adobe en esa casona centenaria que perteneció al vicecónsul chileno Rodolfo Orella, bisabuelo de su esposa Bárbara, en la que a fines del siglo XIX se instaló el Batallón Cazadores de los Andes, para dirimir un conflicto limítrofe que no prosperó.


 "La Ruta del Adobe surgió cuando los catamarqueños advirtieron que en 50 kilómetros había muchos monumentos históricos, en su mayoría pequeñas capillas hechas con la mezcla de barro, paja y estiércol, y decidieron que el circuito turístico comenzara aquí, en Casagrande", cuenta Rodolfo Benza.


 También se determinó que otro edificio de Tinogasta, el del Centro Cultural, antigua dependencia de Sanidad Militar y mucho antes propiedad de la familia riojana Bazán, formara parte de esa ruta que culmina en Fiambalá, con la iglesia de San Pedro y la Comandancia de Armas, ahora un Museo de Sitio.


 Mientras las carnosas aceitunas verdes y negras presagian el sabor de las pastas que ya se huelen, Benza define a Casagrande como "un pequeño complejo turístico que brinda hospedaje, por ahora 14 plazas, que en enero serán 25, que tiene un restaurante donde todo se cocina en el momento y un negocio de artesanías que exhibe trabajos hechos de cuero y en telares".


 Esa casona que ahora ocupa un predio de poco más de 2 mil metros cuadrados fue el centro de una finca mucho más grande que comenzó a construirse en 1808.


 "Los datos que tenemos nosotros son de 1897, cuando Orella compró esta casa que vaya a saber por qué recién escrituró en 1903", dice Benza.


 Se refería al origen de Casagrande, una construcción de adobe con techos de algo más de seis metros de altura y muros de entre 50 y 70 centímetros de ancho.


 Todo en la decoración del complejo, especialmente en el bar y el comedor, parece estar colocado como al descuido, pero en realidad cada rincón testimonia episodios de los tiempos en que la residencia era el centro de las manifestaciones públicas y privadas de una comunidad que había surgido alrededor de la finca, el famoso "barrio Orella", un apelativo aún vigente.


 Pasar la noche en Casagrande, en habitaciones tan enormes como frescas, y con un mobiliario que en nada envidia al del siglo XIX, es una buena sugerencia para los viajeros que vienen desde San Fernando del Valle de Catamarca y se aprestan a ingresar a la ruta turística.






 Entre viñedos y olivos.


 Saliendo de Tinogasta está El Puesto, pueblo rodeado de viñedos y olivos donde se encuentra el Oratorio de Los Orquera, considerado una de las joyas de la Ruta del Adobe, que esa tradicional familia construyó en 1747.


 Las imágenes, una de Nuestra Señora del Rosario, un Cristo Crucificado, un San Antonio y un cuadro de María amamantando al Niño, fueron traídas desde Chuquisaca, en Perú, por las hermanas Martina y Mariana Asiaris, que venían desde Calama y San Pedro de Atacama, en Chile.


 Rosa de Avila, nacida en El Puesto, muestra el piso de tierra y las vigas de algarrobo curvas que sostienen el techo de la única nave de la iglesia, una característica arquitectónica de las viejas construcciones, y en un patio aledaño el lagar hecho de cuero de vaca donde se destilaba el aguardiente.




 El oratorio ignorado.


 También hay un museo que propone un retorno al pasado, donde se exhiben desde las casullas de los misioneros, las ollas que usaban las mujeres y discos de pasta, hasta una cajita de cartón, redonda y floreada, de Polvo Coty.


 Además, hay abanicos, paraguas, monturas "para señoritas", balanzas de platillos y una de las primeras ediciones del legendario libro El Nene, de la Editorial Estrada.


 De todas formas, lo más extraño es lo que Rosa llama "el muchacho ovillador", un aparato de madera en el que las teleras colocaban la lana.


 Sin embargo, la gente de El Puesto manifiesta una fuerte devoción hacia la Virgen de Andacollo, patrona de los mineros del cobre, en el norte chileno, cuyos fieles llegan cada 26 de diciembre para venerarla.


 Al recorrer el Oratorio de los Orquera se entiende por qué este lugar no pasó inadvertido para Ricardo Gutiérrez, que lo llamó "el oratorio ignorado" en un artículo que el diario "La Prensa" publicó en octubre de 1945, mientras que otro escritor, Rafael Toledo, evocó su embrujo telúrico refiriéndose a él como "un oratorio tinogasteño de barro y recuerdos".






 Aquellas viejas luchas


 Desde allí la Ruta del Adobe continúa hacia Anillaco, vieja población de Catamarca que fue baluarte del proceso colonizador de la región y que le dio su nombre a la Anillaco de La Rioja.


 Por allí caminó en 1536 Diego de Almagro, el primer español que fatigó las tierras del noroeste, donde los conquistadores encontraron una resistencia que no esperaban y que fue el origen de las cruentas guerras Calchaquíes.


 Ahora, caminar por lo que fue un poderoso Mayorazgo, cuando el sol del mediodía cae a pleno, es imaginar las luchas de los pueblos Diaguitas, finalmente vencidos en su propio, codiciado y desmesurado espacio.


 Ya lejos de aquella violencia, entre las ruinas se escucha el run run de las abejas y el perfume dulce de los jazmines.


 Y entre las ruinas, como un testimonio de que la tierra --la "pachamama"-- nunca se detiene, hay un par de aguaribay y algunos laureles florecidos.


 Cuando, finalmente, llegó la pacificación, en 1687, algunos de los vencedores recibieron tierras; uno de ellos fue Juan Gregorio Bazán, beneficiado por los méritos de su antepasado, don Juan Gregorio Bazán de Pedraza.


 Fue así que el afortunado descendiente fundó una estancia en Anillaco, exactamente entre Tinogasta y Antinaco, y se dedicó al engorde de ganado, aprovechando las buenas pasturas y cultivando alfalfa.


 También descubrió que las mulas tenían un mercado asegurado debido al enorme desarrollo minero de Potosí, la ciudad del Alto Perú desde la que se forjaba toda la economía del Tucumán.


 Lo que se conserva en Anillaco de aquel esplendor es la capilla doméstica que el tiempo convirtió en templo, el más antiguo de Catamarca, ya que los anteriores fueron destruidos por los años y el descuido.


 La constancia de los vecinos logró que la iglesia de Anillaco fuera declarada Monumento Histórico Provincial en 1993, y años después, en el 2002, cuando la Ruta del Adobe dejaba de ser un proyecto para comenzar a ser una realidad, llegaron los recursos económicos y humanos para recuperar ese lugar santo y casi tres veces centenario.


 Junto a ella está la vieja casona de los Bazán y Pedraza, que en realidad fue un imponente mayorazgo hoy totalmente en ruinas, y sobre la ruta se yergue la iglesia de La Falda que soportó los destrozos de un sismo y la caída de un rayo sobre su campanario.

Los grandes hechiceros






 Y ya en la boca de la quebrada de La Troya se yergue Watungasta --o Batungasta-- asentamiento aborigen cuyas ruinas fueron recorridas y descriptas por muchos arqueólogos argentinos.


 Alberto Rex González y Rodolfo Raffino, entre otros, recogieron cerámicas y determinaron que fue importante centro poblacional en el corazón del Valle de Abaucan.


 Otros estudios parecen indicar que Batungasta, vocablo que se traduce como "pueblo de los grandes hechiceros", fue un asentamiento anterior a la llegada de los Incas, en 1470, y que, además, es uno de los 10 sitios sobresalientes entre las 138 instalaciones que los Incas dejaron en el noroeste del país.


 Tal afirmación se apoya en su diseño, que tiene dos plazas, igual que la ciudadela del Cusco.


 Finalmente, la Ruta del Adobe llega a Fiambalá y a la Iglesia de San Pedro, una construcción de adobe que levantó el Capitán Domingo Carrizo en 1770, donde entronizó una talla de origen cuzqueño hecha de madera y óleos, que se había traído desde Bolivia.


 La iglesia forma parte del antiguo Mayorazgo de Fiambala, de La Comandancia, un lugar que cobijaba a los devotos del santo.

Agradeciendo con... zapatos






 San Pedro es para la gente de Fiambalá "el santo caminador", Patrono de los Viñedos, que se muestra sentado en el centro del altar. Y no son pocos los que dicen haberlo visto entre las viñas y con espinas en los zapatos.


 Dominga, la mujer que cuida la iglesia, dice que "los días 28, a la noche, le cambiamos la ropa y los zapatos", y no duda en afirmar que "si no le gusta la persona que lo asiste, el santo no se deja vestir y los zapatos no le entran". El día de San Pedro es el 29 de junio.


 En la sacristía un enorme arcón de madera guarda muchos zapatos, de todos colores, que el santo caminador recibe en agradecimiento por los ruegos que concede a sus fieles creyentes.


 Frente a la iglesia se yergue un algarrobo de doscientos años, testigo privilegiado de todo lo que ocurrió en la antigua morada de los Cacanos de Pianwalla.

CORINA CANALE

Dónde está






 
Desde la ciudad de Catamarca hasta Tinogasta hay 306 kilómetros, circulando por la ruta nacional 38. Por esta misma ruta, pero tomando por la Cuesta de la Cébila, son 279 kilómetros aunque el camino está muy poceado.



Para quedarse

El departamento de Tinogasta tiene en total 23.000 habitantes. La ciudad de Tinogasta dispone de 120 plazas hoteleras, en hoteles de 1 estrella y hospedajes familiares. Está a la altura de Copiapó, en Chile.

Cuánto cuesta

En el complejo "Casagrande", la tarifa de una habitación doble con desayuno oscila entre 55 y 60 pesos por día y por persona.

Buscando atractivos

Tinogasta proyecta un espacio "multipropósito" a la entrada de la ciudad, en Cerrito Blanco, para realizar actividades del turismo de aventura, como rapel, trekking, tirolesa y escalada. También, aprovechando el ojo de agua de una vertiente, procuran hacer un lago para sembrar alevinos de tarariras para la pesca con devolución.

Para saborear

Tinogasta tiene 24 bodegas, cuyos vinos se exportan a Estados Unidos, Europa y Panamá. El vino emblemático es el tinto syrah. La bodega más grande es Saleme, que produce 17 millones de litros de vino por año. Entre las chicas se destacan Cuello Roca y Bodegas Longo.

Hacia lo alto

En Tinogasta está el volcán Piscis, de 6.882 metros, al que llegan desde octubre a Semana Santa, montañistas de todo el mundo.

A tirar la línea

Se puede practicar la pesca de truchas en el río Chaschuil, que llega hasta la cordillera.

Lo más nuevo

Un nuevo atractivo es el sandboard, (deslizamiento en tablas sobre arena) en la zona de Medanitos, al norte de Fiambalá.

Turismo y comercio

Paso de San Francisco está a 250 kilómetros de Tinogasta, circulando por la ruta provincial 45. El lugar es de gran importancia turística y comercial.


Hacia Fiambalá

Fiambalá está a 320 kilómetros de la ciudad de Catamarca y a 1.550 metros de altura. Tiene 5.000 habitantes. Sus primitivos habitantes fueron los Cacanos, aborígenes de alta montaña que bautizaron a esa región como Pianwalla, que significa "penetrando en la alta montaña".

¿Qué más?

Otros atractivos de Fiambalá son el Complejo Termal, en plena cordillera, una sucesión de piletones de aguas termales con buena infraestructura. También, la visita a la bodega Don Diego, de la familia Centurión.

Dónde alojarse

En Fiambalá existe una hostería de 80 plazas con restaurante. Reservas al (03837) 49-6291.-

Dónde informarse






















































 Más informes se pueden conseguir en Tinogasta a través del e-mail: [email protected] y en la web: www.tinogastatulugar.com. En Fiambalá a través de los teléfonos (03837) 49-6250 y 0810-777-4321 o del e-mail:
[email protected]