Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Diez años pidió el fiscal para un confeso homicida

La pena de diez años de prisión, requirió ayer el fiscal de juicio Pedro Munguía, para el confeso homicida del conocido comerciante Jorge Llambay, quien fue ultimado de dos disparos el 28 de septiembre de 2001, en Carmen de Patagones. La solicitud recayó contra el productor ganadero Luis Angel Fernández, de 57 años, quien goza, desde hace un año y medio, de la excarcelación extraordinaria.


 La pena de diez años de prisión, requirió ayer el fiscal de juicio Pedro Munguía, para el confeso homicida del conocido comerciante Jorge Llambay, quien fue ultimado de dos disparos el 28 de septiembre de 2001, en Carmen de Patagones.


 La solicitud recayó contra el productor ganadero Luis Angel Fernández, de 57 años, quien goza, desde hace un año y medio, de la excarcelación extraordinaria.


 Mientras el representante del ministerio público encuadró el caso como homicidio simple (artículo 79 del Código Penal), el defensor particular del procesado, doctor Hugo Mario Sierra, dejó a criterio del Tribunal en lo Criminal Nº 2 la posibilidad de analizar el hecho en los términos del artículo 81, inciso primero "a" de la citada norma, referido al homicidio en estado de emoción violenta, que preve una sanción no mayor a tres años.


 Los pronunciamientos de las partes se produjeron ayer, durante los alegatos que, entre las 9.30 y las 13, se llevaron a cabo en la sala de audiencias del primer piso de los tribunales locales.


 En tanto, el representante legal del particular damnificado, doctor Mariano Sierra, avaló la petición de Munguía, quien basó su requerimiento en las características del trágico hecho.


 El jueves a la mañana, los integrantes del tribunal, doctores Ariel Armando Soto, María Eloísa Errea de Watkins y Alejandro Salvador Cantaro, darán a conocer el veredicto y sentencia.


 Como se informó en una anterior edición, el debate se inició el lunes último, con la declaración de una veintena de testigos.


 Llambay, separado, padre de dos hijos y con último domicilio en la avenida Costanera, de Viedma, recibió dos balazos, uno de los cuales le perforó el corazón y los pulmones, provocando su deceso.


 Sobre las 19 del 28 de septiembre de 2001, cuando la víctima llegó al stud La Farola, propiedad de Fernández --ex socio de suyo en la cria de caballos de carrera--, situado en Brown 744, de la población maragata, en su cupe Mercedes Benz amarilla, fue baleado con una carabina calibre 22.


 Llambay logró incorporarse y caminar tras recibir los impactos, pero cayó, prácticamente sin vida, frente a los boxes de los equinos que él cuidaba, ante la atónita mirada de un empleado del local.

Antecedentes del "Turco". El homicidio por el cual está imputado Fernández causó gran conmoción por el grado de trascendencia de la víctima y sus antecedentes.




 Llambay, quien regenteaba una agencia de lotería en la céntrica esquina de Alvaro Barros y Rivadavia de la capital rionegrina --donde además funciona un quiosco y fotocopiadora--, vivía en una lujosa vivienda situada en la avenida Costanera, también de Viedma, ciudad a la cual habría llegado luego de purgar condena en la Unidad Penal Nº 4 de Villa Floresta.


 En algún momento fue sindicado por la policía como uno de los presuntos implicados en un frustrado asalto a un camión de transporte de caudales, perpetrado en 1995 en Chubut.


 Según archivos de este diario, el 3 de octubre de aquel año, un grupo de malvivientes fue repelido a balazos por el personal de vigilancia del blindado, en la ruta 25, en proximidades de la localidad de Dolavon.


 El fallido golpe --para las fuentes policiales chubutenses pergeñado por Llambay-- tuvo lugar cuando el vehículo se dirigía desde Rawson a Esquel, llevando un abultado cargamento de dinero que debía ser entregado en el complejo turístico del Dique Florentino Ameghino.


 En este suceso resultó gravemente herido a balazos el delincuente Juan Muraccioli, de 74 años, partícipe, en 1967, en el asalto a la sucursal del Banco Regional Sureño en Ingeniero White.


 Abortado el atraco, Muraccioli fue rematado de un tiro en el pecho, supuestamente por Julián "Conejo" Molinari, uno de sus supuestos cómplices.


 La información que daba cuenta de la participación de Llambay como "cerebro" de la organización, habría sido acercada a la policía por uno de los mismos integrantes de la banda, por motivos desconocidos.


 En 1995, sobre Llambay pesaban dos pedidos de captura de la justicia.


 Uno de ellos había sido librado en 1993 por el juez Federal Nº 1, doctor Alcindo Alvarez Canale, en relación con la adulteración de los documentos de un automóvil Mercedes Benz trucho que se le secuestró.


 Llambay también era buscado en ese entonces por la justicia provincial bahiense, en el marco de una causa que supuestamente se le inició por el delito de encubrimiento.