Trigo 2025/2026: ¿por qué la incertidumbre termina afectando la rentabilidad?
Una oferta que abunda y precios amesetados en medio de condiciones climáticas excepcionales hacen presumir una campaña de excepción. Pero la realidad se mira por otro canal.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
“Estamos ante una siembra que podría alcanzar niveles históricos y, además, con condiciones climáticas favorables, pero el escenario no podría ser más complejo”, sostuvo la Lic. Carolina Volonté, consultora comercial de fyo.com, acerca de la coyuntura que atraviesa la campaña triguera 2025/2026 en la Argentina.
La analista comentó que, en el terreno productivo, las perspectivas son buenas, ya que todas las entidades que siguen de cerca el panorama agrícola nacional afirman que habrá un fuerte crecimiento del área triguera con una superficie total que llegaría a los 7 millones de hectáreas, una cifra considerada récord en el país.
El principal factor que empuja estas expectativas —dijo— son las excelentes reservas hídricas que quedaron tras las intensas lluvias que ocurrieron en casi toda la región pampeana entre los meses de febrero y abril.
“Aunque hay algunas zonas donde las tormentas recientes generaron problemas de inundaciones y se teme que el agua tarde en drenar. De todos modos, en general los suelos presentan un escenario ideal para alcanzar una cosecha que, se presume, superará los 20 millones de toneladas”, sostuvo Volonté en agriculture.basf.com
De todas maneras, el lado B de estas fortalezas surgen a partir de los márgenes: con los costos actuales y precios locales e internacionales que no repuntan, ni tienen incentivos para hacerlo, los números para los productores lucen muy ajustados.
Esto es así, incluso con la noticia que todos esperaban: la confirmación de parte del Gobierno de la prórroga de la rebaja de retenciones para el trigo y la cebada hasta el 31 de marzo de 2026.
“En principio, existe un dato que podría ser positivo para los productores que esperan un repunte de las cotizaciones: la relación stock/consumo a nivel global cayó frente al año pasado, de acuerdo con las últimas perspectivas difundidas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA)”, aseguró.
“Incluso, la situación es más ajustada aún cuando se observa la relación stock-consumo de los principales países y regiones exportadores, como son los casos de Rusia, la Unión Europea, Canadá, los Estados Unidos, Australia y hasta la Argentina.
Se aclaró, sin embargo, que con la campaña 2025/26 ya avanzada en el hemisferio norte y comenzando en el sur, la realidad asoma no tan complicada para la oferta de trigo.
“En los grandes países productores se proyecta una buena campaña. Aunque los Estados Unidos y Rusia están teniendo algunos problemas, son apenas ruidos; todavía nada consolidado y que provoque grandes recortes en el mercado”, insistió Volonté.
Por el lado de la demanda tampoco se avizoran grandes sobresaltos.
“En China hay provincias atravesando una ola de calor y eso implicaría que el gigante asiático tenga que salir a hacer más compras de lo habitual. No obstante, la demanda está tranquila, no hay grandes compras; es decir, no hay novedades importantes”, comentó.
También dijo la consultora que durante 2024 se apreció una demanda externa considerada tranquila, lo que, finalmente, ha presionado los precios del cereal.
“Según el USDA, las importaciones de la campaña 2024/25 fueron las más bajas de los últimos cuatro ciclos y, si bien para la 2025/26 se proyectan subas respecto del ciclo pasado, los valores siguen estando por debajo de años anteriores”, aclaró.
La realidad argentina
Una de las características del mercado argentino de trigo es su similitud con el mercado interno; esto es, la oferta es muy relevante. Se estima que, del ciclo 2024/25, podrían pasar de campaña unas 5 millones de toneladas, a las que se sumarían más de 20 millones de toneladas proyectadas para el ciclo que está comenzando.
“¿Cuál es el problema en este contexto? Que hoy la Argentina está encontrando dificultades para colocar trigo por fuera del Mercosur”, dijo Volonté.
“Venimos de una campaña 2024/25 con buenos resultados productivos y un saldo exportable mayor a los 11 millones de toneladas, de los cuales entre 4,5 y 5 millones tendría a Brasil como destino. Eso significa tener que colocar el resto en otros destinos más lejanos, donde competimos con grandes jugadores como Rusia, y la distancia desde la Argentina hacia mercados extra-Mercosur se vuelve un factor que pesa sobre nuestra competitividad”, detalló.
“Incluso, cuando alguno de los principales productores sufriera problemas, el impacto en los precios locales podría ser limitado, debido a esta abultada oferta, tanto actual como futura”, sostuvo.
Las subas y los molinos
Por su parte, la consultora de FyO recomendó estar atentos a dos factores:
—La evolución del line up de barcos esperando cargar trigo que, en las últimas semanas, tuvo algunas subas.
—La demanda de los molinos.
“¿Qué hacemos entonces con el trigo? Un valor a cosecha por debajo de los 200 dólares por tonelada no tracciona para anticipar ventas. Hay que estar atentos a las oportunidades que pueda haber de algún repunte coyuntural que venga por el lado de la demanda, por el line up, o por los molinos”, agregó.
“No se ve una suba explosiva de los precios; sí, por ahí, pequeños aumentos temporales y coyunturales”, insistió.
En función de este escenario, consideró que la mejor estrategia en campañas con números tan finos es hacer promedios y cerrar márgenes.
Partiendo del hecho de que la campaña de trigo nacional 2025/2026 se perfila como una de las más importantes en términos de superficie y volumen, el contexto de precios estables, márgenes ajustados y desafíos logísticos impone cautela.
“La clave estará en la gestión eficiente, el monitoreo constante del mercado y la toma de decisiones informadas”, concluyó Volonté.
El precio más bajo de los últimos 5 años
“En el marco del inicio de la campaña de trigo 2025/2026, y dado que es el único cultivo al cual se le prorrogó la baja temporal de DEX, resulta interesante hacer un repaso de su situación”, sostiene la Lic. Nicole Pisani Claro, economista jefe de la Federación Argentina para el Desarrollo de la Argentina (FADA).
Algunas de las conclusiones son:
—Los precios de junio 2025 se encuentran muy por debajo del promedio de los últimos cinco años.
—Comparado con el promedio desde marzo 2020 a la actualidad, hoy el trigo está 20 % por debajo.
—Si se contrasta con la medición anterior de FADA (marzo 2025) se ve una caída del precio del 6 %. Al analizarlo en relación a un año atrás, la caída del precio es del 28,2 %.
“Si los precios son menores, la renta del productor también lo es, ya que recibe menos dinero por los granos que vende, pero sigue pagando los mismos impuestos. Por eso el peso del Estado es mayor”, argumentó la economista.
De allí la conclusión de que el panorama para esta campaña de trigo en el país no sea alentadora: con caída de precio y suba de algunos insumos, el índice FADA trepa al 78 %. Aún con el efecto de la baja temporal de Derechos de Exportación (DEX), la caída en los precios fue tal que genera un menor valor de la producción de los granos y, con ello, un mayor peso de los impuestos.
Se necesitaría un precio local más cercano a los 220 dólares por tonelada para mejorar el resultado. Por su parte, el peso de los impuestos en soja es del 65,9 %; en maíz del 53,4 %; en trigo del 78,2 % y en girasol del 63,2 %.
“Se anunció que la reducción temporal de DEX sólo se prorroga para trigo. Con el retorno de retenciones para los demás cultivos los índices aumentarían a (el promedio nacional es del 67 %): 70 % en soja; 56 % en maíz y 67 % en girasol”, sostuvo Pisani Claro.
De todos los impuestos que paga una hectárea, el 63,8 % son nacionales no coparticipables (no vuelven a las provincias). El 28,4 % son nacionales coparticipables; 6,8 % corresponde a los impuestos que cobran las provincias y un 1 % son municipales.
Mientras el Índice FADA nacional es de 63,6 %, las provincias muestran diferencias según costos, producción e impuestos locales. Córdoba registra un 64 %, Buenos Aires 59,7 %, Santa Fe 58,6 %, La Pampa 62 %, Entre Ríos 69,1 % y San Luis: 61,1 %.
A modo de resumen: en todas las provincias analizadas se paga impuesto inmobiliario rural e impuesto a los sellos para la compraventa de granos. En Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa y San Luis se pagan Ingresos Brutos con diferentes porcentajes. En Córdoba y Santa Fe la actividad está exenta. Buenos Aires y Santa Fe tienen tasas municipales, mientras que La Pampa tiene las guías cerealeras. Córdoba, San Luis y Entre Ríos no tienen imposiciones a nivel local. San Luis y La Pampa tienen impuestos al estilo de aduanas internas.
“Cada una de estas provincias enfrenta realidades distintas en cuanto a sus rindes, estructura de costos e impuestos, lo que explica la variabilidad de estos resultados”, concluyó Pisani Claro.