Los accidentes de tránsito en alza
La necesidad impostergable de instrumentar medidas y modificar hábitos
En lo que va del año se han registrado en nuestra ciudad cerca de 1.500 siniestros viales, un 16% más que los ocurridos en 2024. La cantidad es la más alta de los últimos cinco años y duplicó la cantidad de fallecidos, pasando de dos a cuatro.
Si bien es habitual hablar de “accidentes”, los especialistas reniegan de esta palabra por considerar que estos siniestros son “prevenibles y evitables”.
No es simple establecer las causas de este aumento. Se sabe que el parque automotor ha aumentado, que la población de motos ha tenido un incremento significativo –es el vehículo que más protagonismo tiene en las estadísticas—y que el esquema de circulación no ha tenido modificaciones.
Sin embargo, hay un hecho en el cual coinciden todos: el 90% de los siniestros se debe a factores humanos, generados por comportamientos inadecuados de los conductores.
En ese esquema tienen un protagonismo total las distracciones. El no tener la concentración necesaria al moverse en un vehículo en medio de un tráfico cada vez más caótico.
El uso de la telefonía celular mientras se conduce es una de las conductas más peligrosas y una de las faltas más sancionadas en nuestra ciudad.
Hay un comportamiento cada vez más generalizado de hablar por teléfono, leer o escribir mensajes de texto o simplemente mirar la pantalla.
Las agencias aseguran que el 90% de los siniestros fatales podrían evitarse corrigiendo estas conductas. Esto es comprensible cuando se grafica que distraerse 4 segundos equivale a manejar 44 metros “a ciegas”.
El exceso de velocidad es otro elemento drástico. Muchas ciudades del mundo han establecido que 30 km/h es el tope adecuado sobre todo para evitar riesgo de muertes por atropellos.
Por último, no se debe conducir si se consumió alcohol o cualquier otra sustancia prohibida porque se disminuye la precisión, la visión y el tiempo de reacción.
Las campañas de prevención y los controles ayudan a corregir parte de este panorama, pero es claro que si no se tiene un cambio cultural y un apego a las normativas la situación estará lejos de mejorar.