Cuatro meses después de la inundación, el Penna sale de terapia intensiva
El hospital provincial fue uno de los más afectados por las intensas lluvias del 7 de marzo, a tal punto de quedar prácticamente sin servicios.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Las primeras imágenes que dejaron en claro y de manera contundente las devastadoras consecuencias de la inundación del pasado 7 de marzo en nuestra ciudad fueron las registradas en el hospital Interzonal José Penna.
Las escenas mostrando a los médicos, enfermeras y personal en general escapando del agua que rápidamente iba ocupando el subsuelo fueron dramáticas. Por lo inesperado del hecho, por su magnitud y porque en ese nivel -1 se ubicaban servicios muy delicados y sensibles como son los de Neonatología, pre y posparto, terapia intensiva y salas de cirugía, entre otros.
Nadie tenía en claro lo que estaba ocurriendo ni hasta donde llegaría el agua. Trabajando a oscuras porque ya no había electricidad llevaron adelante una tarea titánica de traslado a los pisos superiores de los internados, muchos bebes recién nacidos, pacientes en condiciones críticas, otros recién sometidos a cirugías.
No había tiempo de pensar en salvar ningún equipo o bienes materiales: toda la concentración estaba puesta en poner a resguardo a cada uno de los internados.
Cuando las aguas terminaron de retirarse, 48 horas después, se tomó magnitud del daño sufrido. El hospital estaba devastado, arrasado, el principal establecimiento sanitario de Bahía Blanca y la región había quedado prácticamente fuera de servicio.
El tiempo pasa
Han transcurrido cuatro meses de una tragedia que se sumó, hay que mencionarlo, a los daños generados en el establecimiento por el temporal de diciembre de 2023 y la granizada de febrero de 2025.
Poco a poco el hospital se va recuperando, en algunos casos con una velocidad de respuesta poco habitual para ese tipo de circunstancias, merced al aporte económico de la Provincia, a través de los ministerios de Infraestructura y de Salud, con la participación municipal y merced a donaciones de particulares.
Jorge Luis Moyano, director del establecimiento, mencionó a este medio que el Penna atraviesa hoy “una situación de profunda reconstrucción y puesta en marcha” que en los últimos meses resultó notoria, luego de las primeras semanas después la inundación destinadas a la limpieza, para luego centrarse en las tareas de refacción y restauración.
Como situaciones destacadas cabe mencionar la puesta en operación de servicios como los de Neonatología y los de Guardia.
Un mes atrás entró en funcionamiento el área de terapia intensiva de adultos y la unidad coronaria, con la recuperación y disponibilidad de todas sus camas.
En estas recuperaciones se verifican casos donde se aprovechó la ocasión para mejorar instalaciones que hace tiempo estaban en malas condiciones.
“Se siguen realizando obras en los quirófanos y recuperando los espacios de esterilización y lavadero con mejoras requeridas desde hace tiempo”, indicó Moyano.
Queda mucho por hacer, porque los daños no fueron menores. La obra más importante pendiente es la rehabilitación de los quirófanos, la cual tiene una complejidad importante y excede los trabajos civiles.
“Es una intervención grande, que requiere la compra del equipamiento para los ocho quirófanos. Progresivamente van llegando los elementos para equiparlos y esta semana recibimos parte de los aparatos que reparó una empresa de recuperación hospitalaria contratada por la secretaría de Salud de la provincia”.
Cercanía
Siempre tiene un grado de complejidad la gestión de obras ante el Estado, sea provincial o nacional, complejidad que viene dada en parte por la dificultad de obtener fondos en tiempo y forma y también por que quienes toman las decisiones en La Plata no siempre están al tanto en detalle de las necesidades locales.
Sin embargo, las afectaciones generadas por las inundaciones fueron tan drásticas, tan impactantes y devastadoras que los mecanismos para la puesta en marcha de las obras resultaron mucho más ágiles y concretos que lo habitual.
“Nuestra relación con las autoridades provinciales es fluida y permanente. Desde la inundación, todas las semanas contamos con la presencia de autoridades provinciales, jefes de distintas áreas de gabinete y del ministerio de Salud se turnan para trabajar y quedarse en la ciudad siguiendo los distintos programas. Tanto en el temporal como en la inundación tuvimos una gran cercanía del ministerio para coordinar lo que vamos necesitando”, mencionó el titular del nosocomio.
La metodología de trabajo es variada. Hubo aparatos dañados que fueron reparados por el personal de biotecnología médica del hospital, otros fueron rescatados y remitidos a empresas de Buenos Aires, otros reemplazados por unidades nuevas.
“Se llevaron dos camiones enteros con equipamiento a través de la dirección provincial de Infraestructura. Algunos equipos pudieron ser reparados, otros estaban en malas condiciones y hubo que solicitar su reposición. Fue muy importante la declaratoria de emergencia sanitaria, eso agilizó los trámites a nivel provincial y también resultaron importantes las donaciones particulares que fueron derivadas a la cooperadora del hospital. De esa manera se pudo equipar Neonatología y Terapia Intensiva y seguimos trabajando para completar las áreas que necesitan ser reequipadas”.
Tragedia, oportunidad
Con todo respeto a la sabiduría china, no es siempre cierto que toda crisis represente una oportunidad. Pero sí es posible mirar en situaciones complicadas el vaso medio lleno. Es en parte lo ocurrido con el hospital Penna.
Su director mencionó que el hecho tuvo como “costado positivo” que obligó a una suerte de “parada de planta”, una detención obligada que permitió llevar adelante algunas acciones favorables, como las de recuperar e instalar nuevas maquinarias en el Lavadero, reabrir y modernizar la Farmacia y encarar reformas en la Central de Esterilización, todas intervenciones que permitirán, al decir del director, “trabajar de manera más apropiada”.
“También iniciamos mejoras técnicas, como el funcionamiento de los ascensores y la climatización, la limpieza de desagües pluviales y las cloacas. Con eso estamos muy satisfechos y logramos cosas que estábamos reclamando desde hace mucho tiempo”.
Otra inquietud interesante es la posibilidad de mudar los servicios que hoy funcionan en el subsuelo, atento a que un fenómeno climático como el de marzo volvería a dañar sus instalaciones.
“Las dependencias del subsuelo quedaron allí, porque necesitábamos atender de inmediato la demanda sanitaria. Pero existe un proyecto en el ministerio de Obras públicas de la provincia para su traslado a las plantas que están desocupadas en la parte superior del hospital, pisos 2 y 3. Tenemos el compromiso provincial de reubicarlos. Es una obra de gran porte, de mucho tiempo y de gran erogación económica”, indicó Moyano.
El panorama
Las expectativas de las autoridades hospitalarias es que en dos meses se hayan recuperado todas las áreas de trabajo, incluso los quirófanos operativos, los laboratorios y los consultorios externos que fueron ocupados con aparatología del subsuelo.
También se espera de la llegada de nuevos equipos de diagnóstico por imágenes, un mamógrafo, un tomógrafo y un seriógrafo.
“A esta altura hemos generado cuestiones positivas. El personal se fue acomodando y organizando. Hoy tenemos una relación mucho más fluida y cercana con terapia intensiva, con la guardia y con neonatología, espacios con los que trabajamos de forma mucho más directa. Lo ocurrido generó una nueva relación, un seguimiento que se estrechó a través de distintas herramientas y desde el programa “cuidar a los que cuidan” que se ocupa de los sectores más afectados por la inundación”.
Recuerdos de aquel Policlínico
El hospital Penna fue la obra sanitaria más importante construida en Bahía Blanca y la región en el siglo XX. Conocido hasta 1957 como “El Policlínico”, fue realizado entre 1926 y 1928, aunque se habilitación (parcial) recién tuvo lugar en 1932.
Las instalaciones originales se dispusieron en un predio de 15 hectáreas, con 500 metros de frente sobre calle Necochea y 300 sobre Láinez, organizadas en seis pabellones independientes --de acuerdo a los criterios sanitarios de la época--, y diez edificios auxiliares.
Esas edificaciones ocuparon un porcentaje menor del terreno, los cual permitió disponer de un gran área verde, ideal para generar un parque, sectores de huerta y plantaciones de olivos.
Cuando en 1980 comenzó la construcción de actual hospital, las instalaciones originales fueron abandonadas al uso y también a cualquier nuevo destino y mucho menos a su cuidado y mantenimiento.
Con el tiempo, algunos de esos edificios se fueron recuperando con usos diversos y estos fenómenos del temporal y la inundación visibilizaron de alguna manera esos espacios.
“Algunos de esos edificios se están poniendo en valor. Tenemos en funcionamiento en lo que era la antigua Sala 10 un Centro regional de rehabilitación y esperamos antes de fin de año ocupar el resto de ese espacio con una unidad de residencial de salud mental, a partir de una inversión conjunta entre el municipio y la provincia”, detalló Moyano.
También se formó, hace dos años, una mesa de trabajo, de la cual participa el municipio a través de distintas secretarías, para considerar el rediseño del sector, con un compromiso del ministerio de infraestructura provincial de destinar fondos para realizar tareas de parquización, urbanización e iluminación del terreno, y así generar un espacio verde público.