Diario de viaje, día 11: la comparación que no es odiosa y el momento del himno
Sensaciones, experiencias, comentarios y mucho más de lo que implica cubrir los Juegos Panamericanos Junior en Paraguay.
Periodista. En La Nueva desde 2013. Especializado en el movimiento olímpico. Asistió a los Juegos Olímpicos de Río 2016, a los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, a los Juegos Suramericanos de la Juventud Rosario 2022, a los Juegos Suramericanos Asunción 2022, a los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y a los Juegos Olímpicos París 2024, entre otros eventos internacionales.
Es difícil evaluar el rendimiento de una delegación de menores de 23 años ya que son muchas las variables que influyen en una posición final.
A veces es injusta una ubicación en el medallero en Juegos de adultos, ya sean Suramericanos, Panamericanos u Olímpicos. Ni hablar entonces cuando lo que tenemos enfrente son jóvenes que, muchos de ellos, están empezando un camino semejante.
Sin embargo, hay un dato que mantiene viva la esperanza de que lo que viene puede ser mejor de lo que pasó. Aún sabiendo que, como dijera Daniel Castellani en su momento, el deporte argentino es un milagro.
Vamos al grano: Argentina cosechó hasta el momento, cuando restan tres días de competencia, 20 medallas de oro (son las que tienen prioridad para la ubicación en el escalafón). Luego acumula 29 de plata y 18 de bronce, totalizando 67.
Si tenemos en cuenta que en Cali 2021, los I Juegos Panamericanos Junior, la delegación nacional finalizó con 73 medallas (19 de oro, 22 de plata y 32 de bronce), se podría pensar que ha habido un paso adelante.
Aquella vez, a Colombia asistieron 275 atletas y ahora son 338 los representantes; en tanto, en la edición pasada se entregaron 1054 medallas y esta vez hay en juego 1077.
En esa ambición por subir al podio siguen en camino las selecciones masculinas de hándbol, vóleibol y también resta numerosa actividad en deportes en los que la Argentina invita a soñar: canotaje, BMX Racing, esquí acuático, karate, lucha o patinaje artístico, por citar algunos.
Volviendo a las variables, ayer hubo dos competencias en las que los argentinos tuvieron una performance sensacional y quedaron a las puertas de medallas: tanto Naiara Sagasti como el pampeano Jokin Ziaurriz finalizaron en la cuarta colocación la prueba de los 10 000 m eliminación individual del patín carrera.
En la fila de abajo del sector de prensa, una colega se dio vuelta y me contó que se le erizó la piel en el momento de la definición, sorprendiéndose así misma por su reacción.
Las carreras fueron espectaculares, la tensión en el ambiente y el sonido de los patines en línea detrás del aliento del público, dejó a más de uno boquiabierto en las vueltas finales. Es difícil de transmitir y que ustedes, a la distancia, lo sientan así. Pero créanme que en el estadio fue excitante.
Entonces, ni hablar de esos momentos en que las circunstancias se acomodan un poquito a favor y la bandera celeste y blanca flamea en lo más alto.
Ahí, cuando el locutor dice ladies and gentlemen, the national anthem of Argentina y comienza la canción más linda de todas... Este miércoles ocurrió cuatro veces.
Hasta mañana.