Loma Negra, el equipo de “la Fortabat” y el de los duelos a “muerte” con Olimpo, a punto de desaparecer
El club que brilló en la élite del fútbol argentino en 1981 y 1983, enfrenta dos juicios millonarios que podrían dejar huérfanos a 500 chicos y sin deportes a una comunidad de 3.500 habitantes.
Entre 1981 y 1983 fue sensación en el fútbol argentino, subió a Primera con un equipo donde los jugadores, para esa época, recibían sueldos mensuales estratosféricos y esa pequeña localidad llamada Villa Fortabat, perteneciente al partido de Olavarría, se hizo famosa por el poderoso Loma Negra.
Pasaron 42 años de descenso institucional. El club nunca más consiguió estar en la marquesinas del fútbol regional y que su sede sea un ida y vuelta de hinchas revolucionados y entusiasmados antes de dar el gran golpe: el famoso salto al campeonato nacional.
En el predio de 13 hectáreas el abandono se percibe a simple vista, aunque no todo es del color con el que se mira. Nada es igual en el coqueto salón principal, de cálidas luces y sillas de plástico en reemplazo de butacas de pana, menester de Amalia Lacroze (falleció en 2012 a los 90 años) en tiempo de bolsillos rebalsados. Sin embargo...
En su interior, unas 200 personas se animan a creer y aplauden por la restauración de la vieja sala de proyección.
Era un espacio abandonado”, valora Alberto Sánchez, histórico operador de las máquinas de cine mientras sonríe desde la primera fila con una bolsa de papel bajo el brazo. Es el último día de mayo y Villa Fortabat festeja el cumpleaños 96 desde su principal “lugar de pertenencia”.
A pocas cuadras de ahí, en la puerta de la cementera Loma Negra, un grupo donde se mezclan niños, adultos y ancianos, corea: “Loma, Loma”, con un petitorio de 1.300 firmas para que la compañía replantee su decisión de haber interrumpido la ayuda económica que le otorga desde siempre al club que fundó.
“Fue de un día para el otro”, repasa Alberti.
Sin embargo, el desencadenante para semejante y preocupante situación ocurrió en 2022 tras dos sentencias judiciales que pegaron fuerte en el pueblo de 3500 habitantes: la empresa Loma Negra anunció la decisión de desligarse del club y echar a sus empleados.
En total, los despedidos fueron cinco, quienes contaban con muchos años de antigüedad. Tres trabajadores decidieron aceptar la indemnización, mientras que los otros (Cristian Sánchez, encargado de labores de maestranza, y José Ventura, burócrata), no aceptaron ninbgun tipo de “arreglo” y comenzaron un juicio contra la empresa y la casa social.
A fines de diciembre se conoció la primera resolución, en la que se indicaba que el club debía abonar el monto estipulado. En tanto, el segundo fallo se conoció en febrero: en este caso, la Justicia indicó que la entidad deportiva debía afrontar el pago de la indemnización. El monto, que no se conoce oficialmente, nunca pudo ser cubierto por la institución que en los tiempos que corren está a punto de desaparecer.
Las dos sentencias serán llevadas a la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. El abogado de la empresa Loma Negra, Jorge Manuel Rovillard, manifiesta que "no ha quedado probado vínculo alguno entre Loma Negra y el Club", en información publicada por En Línea Noticias.
Un pedido muy especial
Tras la sentencia, la Unión de Clubes de Olavarría emitió un comunicado para pedir ayuda con el fin de preservar al histórico club. Además, muestran su "profunda preocupación ante la grave crisis institucional que atraviesa el Club Social y Deportivo Loma Negra". "Debido a sentencias judiciales vinculadas a juicios laborales y la falta de solidaridad determinada por el Poder Judicial de parte de la empresa Loma Negra CIASA, la entidad serrana corre riesgo inminente de cierre", remarcan.
Además, destacan que el club "no solo es una institución deportiva, es una parte fundamental del patrimonio histórico de Olavarría". "La amenaza de cierre no solo representa una pérdida institucional: implica también dejar sin espacio de pertenencia, formación y contención a más de 500 chicos, adolescentes y adultos que concurren a diario a sus instalaciones", agregan.
"Cerrar el Club Loma Negra es cerrar un espacio de encuentro, de historias compartidas, de recuerdos imborrables. Es apagar la energía de un lugar que ha sido parte de la vida cotidiana de muchas generaciones. No se trata solo de una institución: es una parte viva del alma de Olavarría", reza un comunicado.
Por último, la Unión de Clubes hace un "llamado urgente a todos los actores para que arbitren los medios necesarios que garanticen la continuidad del club y protejan su invaluable legado". "Defender al club Loma Negra es defender parte de la historia del deporte olavarriense", cierra el escrito.
Color a nada
Una tribuna, edificada en el amanecer de la década de 1980, llegó a 2017 sin fisuras y actúa de centinela. Sin líneas ni redes, es difícil imaginar que entre las medias sombras dobladas como yuyos vivieron cinco canchas de tenis por las que pasaron las infancias de Juan Martín Del Potro y Juan Mónaco.
Mientras las recorre, Alejandro Gasperini, hasta hace un puñado de meses operario mecánico de la planta y hoy profesor de revés a una mano, recuerda sus raquetazos bautismales: “Me dio lastima ver como estaba el espacio, así que comencé a armar el esquema de la actividad”.
Nativa de la comunidad, abuelo y padre artesanos del portland, la secretraia cecilia Conte destaca que “el club tiene vida por el trabajo de las subcomisiones”, ya que para garantizar el abastecimiento del polvo de ladrillo y de pelotas fluorescentes o la flamante adquisición de luces led en tres pistas laburan 15 personas. Cuarenta son las que asisten a clases.
Olvidados los depósitos recurrentes de su padre a la cuenta del Banco Provincia, la asociación civil, que ronda los 900 socios y tiene una cuota promedio de 3500 pesos sin actividades incluidas, subsiste con dos empleados.
Los ingresos y egresos son acordes entre sí. “La entrada del club ronda los 3.000.000 de pesos. A veces quedan 300.000 y se guardan para cuando falta”, detalla Amado. No hay capacidad de ahorro para imponderables. Conte narra que “la única forma de hacer una obra es con subsidios municipales o campañas de ayuda”, mientras por Instagram circula una gacetilla oficial que solicita luminarias de mercurio halogenado de 1000 y 2000 watts próximas a descartar.
“Ya no llamas a la empresa y te solucionan todo”, sentencia sin abandonar su cariñoso timbre la “secre”.
La tambaleante segunda presidencia del radical Hipólito Yrigoyen no desaceleró los planes de Luciano Fortabat. A dos años de su primer despacho de cemento, el 31 de mayo de 1929, el emprendedor parió al Club Loma Negra, homónimo de su símbolo productivo. “La vida en Villa Fortabat era sobre todo simple”, escribieron Marina Abiuso y Soledad Vallejos en Amalia, la biografía. “El obrero iba de su casa al trabajo y del trabajo a su casa sin notar la diferencia entre un lugar y otro”. Casi cien calendarios después, entre 30 y 40 locales se desempeñan en la corporación de acciones en Wall Street.
Hasta el verano de 1981, Loma Negra era una identidad de apasionados que se ejercitaban luego de laburar. Un día, muchísimo dinero, alteró la rutina. Tres señores en el Hotel Impala. Una pila de contratos en la cama. El primer llamado fue a Luis Barbieri: "¿Usted cuánto quiere ganar?" Fue lo único que le preguntaron. Y se retiró con la “sensación de que podía haber pedido incluso más”.
El arquero recomendó a Carlos Squeo. El lateral derecho de Argentina en el Mundial de Alemania 1974 sugirió a Mario Husillos y el delantero de 22 años se marchó de Boca para jugar en una liga regional. El plantel superó los 50 integrantes. El tesorero Juan Alberto Salerno “tenía que pedirles que por favor pasen a cobrar porque se le complicaba la contabilidad”. Entre tantos derechos, la exigencia era ganar.
“Cuando miras las coberturas periodísticas, ves fotos de Amalia festejando goles en la cancha. El equipo le tiende un puente con la opinión pública, una popularidad que no da el mundo de los negocios.Tras la salida de la dictadura, evaluó alguna incursión política, pero nunca la concretó. Le sirvió en el momento y después dejó de interesarle”, analiza Vallejos, licenciada en Comunicación en la Universidad de Buenos Aires.
El Celeste arrasó en el zonal y clasificó al Campeonato Nacional. La descripción del usuario @fútbol.lomanegra responde que el par de estrellas en su escudo es “porque jugamos dos años en Primera”. En la campaña de debut terminó tercero, igualado en puntos con el River de Ubaldo Fillol, Mario Kempes, Daniel Passarella y Norberto Alonso (héroes de la primera estrella albiceleste), aunque quedó afuera por un menor balance de goles.
A la siguiente edición, el proyecto no superó la etapa zonal. No obstante, las autoridades encontraron el método para ser tendencia sin la necesidad de la plataforma X: una bolsa de 30 mil dólares persuadió al seleccionado de la Unión Soviética, que venía de igualar ante el combinado criollo en Buenos Aires y tenía un invicto de 18 partidos. En las tribunas repletas y a estrenar del estadio de Racing de Olavarría, la señora Fortabat saltó y se abrazó con todo el mundo alrededor cuando Husillos anotó el único tanto del duelo amistoso.
La utopía de la tarjeta sin límite terminó en los octavos de final del Nacional 1983, tras la derrota por 4-0 ante Racing en Avellaneda (actualmente, la entidad comercializa la réplica del buzo que utilizó su equipo en la victoria por 2-1 en el duelo de ida). La última hazaña fue la movilización de 104 micros —5.000 vecinos— hasta Núñez para asistir a la caída por 1-0 ante el Millonario. Nadie sacó un peso: viaje, entrada y sándwich fueron gentileza de la compañía.
En esas tres temporadas de gloria, el poderosísimo Loma Negra tuvo un hueso duro de roer en la etapa regional: el atildado Olimpo de galera y bastón que venía haciendo estragos en los torneos de la Liga del Sur.
En el Regional de 1981 compartieron el Grupo B y el olavarriense, que terminó clasificando primero, estampó un 4-1 y un 2-2 con el bahiense. En el certamen de 1982, la “guerra” bajo la lluvia fue terrible: con gusto a hazaña, el aurinegro lo eliminó en segunda ronda tras un 1-1 y un 2-1 en el “mata y mata”.
Y en 1983, ya desmoralizado, Loma sucumbió frente al olimpiense en la subzona C: 2-1 acá y 2-1 allá.
En su plantel para la Liga local de Olavarría hay “varios pibes” y todos tienen su “arreglo económico”, aunque no es suficiente “para vivir de esto”. Además, el semillero tiene seis categorías. El ecosistema ronda los 130 protagonistas.
Al profesor Gasperini las palabras no le cuestan. Él siempre cuenta una anécdota de cuando no tenía ninguna arruga y soñaba con ser Guillermo Vilas. “Íbamos a jugar torneos a Tandil y teníamos carta abierta en el kiosco de la sede del evento. Pedíamos lo que queríamos. Los pibes de escuelas de la zona, que usualmente tenían un mayor poder adquisitivo que los hijos de peones industriales, nos miraban y no entendían cómo comprábamos de todo. Vivíamos comiendo”.
No obstante, el grupo carioca Camargo Correa le adquirió la marca a la familia Fortabat en 2005 a cambio de 1.025 millones estadounidenses. “La empresa estaba en expansión y había tomado deuda en dólares (con la que construyó L´Amalí, su mayor estructura), que se disparó con la crisis de 2001”, sintetiza Vallejos. Los capitales extranjeros cedieron los terrenos deportivos en 2016 y hace tres años cortaron la financiación.
Pese a haber perdido sempiterno auspiciante, el cual aún abona los servicios de gas, luz y agua dado que comparte la instalación, Loma Negra continúa honrando a su nombre de Social y Deportivo. La pileta, de dimensiones casi olímpicas, cuatro metros de profundidad, trampolín y plataforma, es el centro durante el estío.
“El plan Verano Dorado albergó a 80 jubilados que pudieron hacer aquagym, natación y disfrutar del predio, mientras que 30 niños que acuden a comedores escolares se sumaron al programa Callejeadas y se divirtieron en el agua”, pondera Conte. “Estos convenios con PAMI y el Municipio -continúa la dirigente- nos ayudan a cancelar los 180 litros de cloro que se necesitan cada día”.
En el conjunto de pensamientos que moldean el manual de acción, hay otro mandamiento: Asistir a los niños que no pueden abonar el precio de las actividades.
La olavarriense Marisol Diorio es la encargada --junto a Agustín Funes y Pamela Lerchundi-- de los 80 entusiastas que pican con ilusión la pelota de basquet. Agradecida por la bienvenida que le hicieron en febrero, ya identifica que la subcomisión “siempre está”. Entre sus malabares, indispensables para solventar el alquiler del salón que comparten con sus pares de voley y disminuir la tarifa de las dos travesías mensuales que realizan “de siete de la mañana a siete de la tarde” las comitivas celestes, resaltan los encuentros relámpago en la modalidad tres contra tres , en los que se “aprovecha la cantina”. Perspectiva foránea, la profesora de educación física apunta que ve “semblantes preocupados”.
Las sentencias del Tribunal de Trabajo N°1 de Olavarría -que cambió uno de sus tres jueces luego del primer fallo- son desiguales. En la demanda de Ventura, los magistrados convalidaron la responsabilidad solidaria de Loma Negra CIASA. No obstante, en la de Sánchez sólo fue condenado el club. “En un caso de solidaridad el denunciante puede cobrarle la totalidad del monto a quien desee”, resume Pietrobono, especialista en derecho laboral.
Recientemente, el segundo expediente también estacionó en la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires. “No tenemos ni el 5% para costear la condena más chica, que son 85 millones al actor (el otro ronda los 530 en total)”, lamenta, con la capa caída, Amado.
Sin embargo, el Club Loma Negra es obstinado. “Se refundó cuando la comisión mayor empezó a ser autóctona y hoy la institución está más arriba que nunca”, opinó Gasperini. Los balances le responden un incremento de casi 200 afiliados desde 2022. Paradójicamente, nada depende de ellos. “En caso de que rechacen nuestro pedido vamos a ir a la Corte Suprema. Y si nos dan la espalda buscaremos la forma de pagar, (el legista hace una micro pausa, pero la inercia lo obliga), seguramente con la extinción del club”.
“Quedarían 500 chicos acéfalos”, declara el presidente del club, mientras el intendente Maximiliano Wesner gesticula ampulosamente y lo tranquiliza: “El municipio va a garantizar que las puertas de este honroso club sigan abiertas”.
¿Hasta donde y hasta cuando? Todo es incertidumbre...