Arquitectura para la tribuna
Con clara inspiración en las obras ferroviarias de los ingleses, las canchas de fútbol locales supieron contar con tribunas maravillosas.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hubo un tiempo (que fue hermoso) en el cual las canchas de fútbol de la ciudad comenzaron a sumar obras complementarias, buscando generar más comodidades para los concurrentes.
Canchas de tierra, clima ventoso y sol ardiente, llevaron a los clubes a construir tribunas, construcciones aisladas, prefabricadas, con estructura de hierro o madera, cierre de chapa y madera calada. Una obra de arquitectura utilitaria y auténtica, cuyo diseño quedaba definido por su destino, sin más pretensiones que cumplir con la función para la que fue creada.
Construcciones similares a las que realizaba el ferrocarril, edificios prefabricados, livianos, con sus materiales a la vista. Había una voluntad de que las tribunas fuesen cubiertas, el mismo esquema que en las estaciones de trenes generaba una cubierta sobre la zona de los andenes.
Las hubo en varias canchas y cada cual con su diseño personal. Con el tiempo fueron quedando inadecuadas ó insuficientes y, a falta de perspectiva sobre su valor artístico, consideradas anacrónicas. Su demolición para dar lugar a las tribunas de cemento se hizo habitual.
Eran verdaderas joyas arquitectónicas, que marcaron una época en el fútbol local y mundial.
Bonus track: Por una cabeza
Basta de carreras, se acabo la timba/Un final reñido ya no vuelvo a ver/Pero si algún pingo llega a ser fija el domingo/
Yo me juego entero/Qué le voy a hacer". Por una Cabeza, Le Pera-Gardel
En un ámbito distinto, pero con el mismo espíritu de diseño, hubo una atractiva tribuna en Villa Bordeu, donde a principios del siglo XX funcionaba, con mucho éxito, el hipódromo. Allí, una amplia y cómoda tribuna techada protegía del sol a los nenes y nenas de la popular.