Homenaje al “Pipi” Echeverría, quien cumplió 25 años como utilero de Villa Mitre
“Mi vida es el vestuario, la semana con los jugadores. No miro partidos porque siempre hay algo para hacer”, dijo.
Subjefe de la Sección Deportes con especialización en temas deportivos. Más de 30 años comentando fútbol y otro tipo de actividades; además de haber realizado coberturas en todo el país con la incursión de los elencos bahienses en la elite del fútbol nacional. También coberturas del seleccionado Argentino en acontecimientos como Copa América y amistosos internacionales.
“Todavía estoy emocionado. Lo del domingo fue hermoso, imaginaba algo. Cayeron un par de lágrimas”.
Lisandro Echeverría entró a la cancha, en El Fortín, acompañado de su familia. Recibió una plaqueta de reconocimiento por los 25 años como utilero.
“Son 25 corridos, aunque entre el '93 y '94 también tuve un breve paso cuando el utilero era Oscar Hidalgo. A mediados del ’94 agarré otro trabajo y volví el 6 de agosto de 1999. En total, en el tricolor, son 26 y medio, jaja", afirmó.
-¿Sabés cuántos partidos son?
-Uff..., una pila. 782. Datos de Cocho, de 2022, y fui sumando. Mis partidos se juegan afuera de la cancha. No contabilizo la Liga del Sur, porque el utilero José Wainberger.
-Llegaste por segundo vez el año del ascenso al Nacional B.
-Unos días después de aquel 31 de julio. Empecé a trabajar junto al 'Chino' (Fernando Márquez).
-Y venías de Olimpo.
-Sí. Desde enero de 1987 hasta medidos del ’91. Mi padre (Oscar Alejo) era amigo de Jorge Ledo. En el ’92 cambió la comisión y me echaron. En ese entonces no existía esa rivalidad de hoy.
-¿Qué sensaciones tenés ahora que estás grande?
-Más que grande estoy viejo. Voy a cumplir 59, queda poco para la jubilación. Soy feliz porque encontré mi lugar en el mundo.
-Estás en tu casa.
-Claro. Nadie me dice lo que tengo que hacer. Estoy un poco robotizado, con una rutina estable, aunque cuando me sacan de eso y se complica, jajaja. Si no te gusta hacer esto no podés quedarte tanto tiempo. Todos los días estás rodeado de 35 o 40 personas. Y siempre está el mañoso, el pedigüeño, el jodón y el que rompe la paciencia (risas). En el vestuario manejo todo.
-¿Siempre estás de buen humor?
-Trato. Hubo momentos bravísimos donde se complicaba lo externo al trabajo y había que apechugar. Los Lecop, Patacones y cosas raras me superaban. En lo institucional, desde mi estadía, este es el mejor momento del club. Creció mucho, aunque para el broche de oro está faltando el ascenso. Lo bueno es que se está peleando.
-¿Cómo te llevás con este grupo de jugadores?
-Con muchos tengo afinidad porque hace años que están. Los nuevos se acoplaron, son buena gente.
-¿El más compinche?
-Federico Mancinelli. Tenemos un ascenso en Tucumán. Le digo esclerótico, porque es el más grande del grupo. Viene 7.40 a tomar mate y charlamos mucho; recordamos algunas anécdotas, me habla de lo que es jugar a otro nivel, de lo que fue ganar una copa internacional. Y cuando jugamos con Huracán por Copa Argentina hablé mucho con los utileros. Es una sana costumbre, me cuentan cómo trabajan en Primera.
-¿Qué es lo que más valorás de un jugador?
-Que sea buena persona. He sentido lástima por jugadores a los que no les ha ido bien en lo deportivo. Se me parte el alma.
-¿Cómo hacés para descomprimir un vestuario?
-Y..., hay que estar atento. El otro día el “Viti” (Manchafico) erró el penal y entró llorando. En ese momento lo abracé y al día siguiente le dije: ‘Que lindo pateaste el penal..., le pegaste al travesaño del para pelotas, jajaja’.
-¿Valú (Tavoliere) es el rebelde del grupo?
-Me mata cuando puede. Y le contesto: “Si hubieses atajado uno de los 50 penales que te patearon estaríamos en el Nacional...”.
-¿Cómo te manejás con el cuerpo técnico?
-Con respeto. Con Carlos (Mungo) tengo buena onda. Lo invitan a comer y me lleva. Sabe que no le fallo.
-¿El momento más lindo que vive un utilero?
-En la semana, porque trabajo, me divierto y reniego. Los domingos se complica, hay que atender a la delegación visitante, a los árbitros. Después del partido, según el resultado, está el estado de ánimo. Un ladero que tenía y me ayudaba mucho era el ‘Beto’ Córdoba, un gran amigo que compartió vestuario por casi 20 años. Ahora está Joaquín Mercado y Baltasar Domínguez.
-Con tranquilidad. En el fútbol no hay que dramatizar, sino todo es locura. Tenemos un grupo de whatsapp entre utileros. En la semana me comuniqué con el “Chiqui” (Alfaro), de Olimpo, para acordar todo. Tenemos muy buena onda Ambos queremos ganar, pero nos ayudamos. A veces entro a la cancha, otras no. En cancha de Instituto salí a mirar a los 15 minutos y ya perdíamos 3 a 0, pegué la vuelta y volví. Lo sufro.