¿Qué está pasando con la escuela?
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Hace unos días, el gobierno provincial anunció que modificará el régimen académico de las escuelas, siendo la eliminación de la repitencia una de las medidas más polémicas. Sin duda, es un intento mediocre de solucionar un problema de larga data en nuestro país, a saber, que los jóvenes aprenden cada vez menos y abandonan más la escuela.
En La Plata no tienen verdadera noción de dónde se origina esta crisis, y por eso no atinan con las soluciones. La oposición tampoco se encuentra en mejor posición, porque prefieren no modificar nada en un sistema fallado. La educación formal del país no se soluciona con más financiación, más horas de clase o eliminando los exámenes. La educación solo se puede arreglar modificando totalmente el sistema de enseñanza.
Actualmente, tenemos una ley de educación que sostiene que la escuela debe formar ciudadanos, trabajadores y futuros profesionales. Sin embargo, para ese objetivo triple, ofrece un único modelo. ¿En qué cabeza cabe que tres perfiles distintos puedan lograrse con bajo un mismo sistema? ¿Acaso el tipo de educación que necesita un futuro estudiante universitario es el mismo que necesita un futuro electricista? ¿Y qué hay en la formación de ambos que, al mismo tiempo, permita crear ciudadanos con conocimientos sobre el funcionamiento del Estado o la composición del país?
Las motivaciones, aspiraciones e intereses de los jóvenes son distintos y variados, pero deben someterse a un mismo esquema que poco aprieta en su intento de tanto abarcar, y al final salen de la escuela ni formados para la ciudadanía ni para el mundo laboral ni para los estudios superiores. Debemos modificar el sistema educativo urgentemente y ofrecer distintos caminos para los jóvenes.
Si no sabemos qué hacer, entonces miremos qué han hecho en otros países. Alemania, por ejemplo, ofrece tres caminos por los que puede optar los jóvenes en el secundario: la Hauptschule, una escuela de oficio que termina a los 16 años; la Realschule, orientada a los saberes técnicos con una duración mayor; y finalmente el Gymnasium, que prepara para los estudios universitarios y dura un año más que el Realschule.
Para cada perfil, existe un sistema educativo específicamente orientado. ¿Qué nos impide avanzar hacia reformas de esta clase que atacan el problema de raíz?
Por Ariel Alejandro Palomo
Profesor de secundaria