Cuatro condenas por explotación sexual, a 10 años de los hechos
La Justicia Federal aceptó un juicio abreviado por delitos cometidos entre 2013 y 2015, que tuvieron por víctimas a más de 16 mujeres extranjeras que vivían en Bahía pero viajaban a bares de Villarino.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca, recién a una década de descubiertos los hechos, condenó a cuatro personas por el delito de explotación económica del ejercicio de la prostitución, aunque solo uno de ellos recibió pena de prisión efectiva.
Se trata de un fallo del juez Sebastián Foglia, a partir de un acuerdo de juicio abreviado alcanzado entre el fiscal, los defensores y los propios acusados de obligar a desarrollar la actividad sexual a no menos de 16 mujeres de origen paraguayo y algunas brasileñas y dominicanas.
Las víctimas, al parecer, vivían en distintos domicilios de Bahía Blanca pero "trabajaban" en dos bares de Mayor Buratovich y Pedro Luro, con fecha incierta pero anterior al 11 de diciembre de 2013 y hasta el 14 de abril de 2015.
La principal condena recayó en Héctor Luis Toto, de 62 años, con domicilio actual en Holdich al 1700, quien recibió 5 años de prisión tras ser acusado del delito mencionado en calidad de autor.
Su pareja, la paraguaya Gricelda Correa González (38 años y nacida en Ciudad del Este) fue sentenciada a 2 años y medio de prisión en suspenso, como partícipe secundaria.
También fueron condenados Maximiliano Héctor Toto (36), hijo de Héctor, quien recibió 3 años de prisión de ejecución condicional y Carlos Alberto Mercere (66), quien era encargado de los locales y le impusieron 2 años y medio en suspenso. Ambos también por participación secundaria.
Los últimos tres tendrán que cumplir distintas reglas de conducta mientras dure la pena y Toto hijo, además, realizará trabajos no remunerados en favor del club Kilómetro 5, a modo de tareas comunitarias.
Llamado al 145
La causa se inició a partir de un llamado al número gratuito 145 (Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por Trata de Personas) el 11 de diciembre de 2013.
Esa persona, que prefirió no identificarse por razones de seguridad, informó que 4 días antes se había abierto un local nocturno en Buratovich, ubicado en la calle 27 de abril al 1300, que se llamaba Ellas y ellos y tenía como fachada una confitería pero había 16 paraguayas que eran explotadas sexualmente.
La investigación que se inició en ese momento permitió determinar que el mismo rubro comercial luego se trasladó a un boliche de campo/pool en Pedro Luro (en un camino ubicado a la altura del kilómetro 805 de la ruta 3).
Según la información reunida por personal de la Prefectura a la que la fiscalía federal le encomendó profundizar el caso, las mujeres eran trasladadas desde Bahía Blanca en una combi (blanca y naranja) para ser sometidas al ejercicio de la prostitución, con retención del 50% de lo recaudado.
Prolongadas intervenciones telefónicas, en especial a Héctor Toto, permitieron determinar cómo era la trama.
"Se determinó que fue él quien centralizaba la explotación regenteando el boliche, manteniendo contacto fluido con las mujeres, ofreciéndoles trabajo en los boliches de su propiedad, estableciendo los contactos a través de otras mujeres prostituidas, percibiendo el 50% de la recaudación", explicó el juez Foglia.
Su hijo, su pareja y Mercere realizaban aportes relacionados con el traslado, alojamiento y control de las mismas, entre otras funciones.
Las escuchas
En una conversación telefónica del 7 de mayo de 2014, Toto padre habla con otro hombre sobre las dificultades que tenía para habilitar los locales.
"No, en Luro no pude abrir más… y estoy ahí viste estoy con la habilitación, mañana tengo que ir capaz a Luro… tendría que ir para que me haga el, lo que tiene que ir el inspector, pero me han dado mil vueltas viste, no me quieren habilitar (...) yo me mandé la cagada puse a nombre mío… las habilitaciones, y no me van a habilitar".
En la misma charla, Toto reconoció "ellos saben que yo voy a poner mujeres..." y que debió gastar "un montón de plata" para lograr habilitaciones anteriores.
En otra conversación, le pregunta a alguien identificado como "Pimi" si conocía alguna casa grande para alquilar.
"Yo necesitaría si es cuatro dormitorios mejor viste, tres, cuatro dormitorios…algo grande".
Su interlocutor realiza cuestionamientos a su conducta: "Vos sos un huevón porque vos le erraste, ta bien que la bebida por ahí te deja pero y entonces vos pero sabes qué pasa si vos pones una casa de masaje".
"Es lo que quiero hacer ahora, yo tengo allá el campo todavía viste (...) ahí estoy todavía lo tengo al viejo ahí adentro (...) pero no, no puedo abrir porque donde abro me allanan de toque ahí", le respondió.
También se incorporaron a la causa comunicaciones entre Toto padre y su hijo, relacionadas con el traslado de las mujeres desde Bahía hacia Villarino, con punto de partida desde la avenida Colón y Güemes, y una de un control en el puesto Zoofitosanitario donde lo detuvo la autoridad y posteriores comunicaciones de Toto padre "con un tal Roberto" para evitar complicaciones en dicho operativo.
Existen, a su vez, charlas telefónicas entre Héctor Toto y su mujer, referidas a una mujer dominicana que "vivía borracha" y tenían pensado echar y situaciones en las que ella se hacía cargo de coordinar traslados, compras las cajas de profilácticos y también las bebidas.
"Toma perfume, alcohol, de todo toma", le dijo el hombre a Correa González.
Esa misma situación dialogó con Mercere, al aludir que debían expulsarla porque "faltan (rendir) como 60 copas".
"En suma, las pruebas presentadas por las partes y la conformidad prestada por los imputados al suscribir los acuerdos, resultan
concordantes a la hora de acreditar los hechos y el grado de participación achacado", dijo el tribunal.
La mutación del "negocio"
Ordenanza. El 16 de abril de 2015 se aprobó la ordenanza de cierre de los cabarets. Fue el principio del fin, pero solo el principio. No existió desarrollo para enfrentar la problemática y, menos, un final para la prostitución, sino que el negocio mutó.
Plazo. La ordenanza (N° 18.164) estipulaba una autoridad de aplicación, un plazo de 120 días para revisar todas las habilitaciones otorgadas a ese tipo de locales, cuyos dueños debían presentar un proyecto alternativo de funcionamiento.
Cambio. Las casas de citas y los privados reemplazaron a los cabarets, aunque algunos locales sobrevivieron un tiempo más, pero atendían con la persiana baja, como se comprobó en Cat's (avenida Colón y Sixto Laspiur) y Kaos, Las Vegas o El Gran Chaparral (todos de White).