Bahía Blanca | Viernes, 17 de mayo

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Las universidades (UNS, UTN y UPSO) alzan la voz: ¿cuánto se puede ajustar la educación?

La réplica del presupuesto de 2023 para el corriente año (que ya venía retrasado de 2022) pone de rodillas al (ponderado) sistema bahiense. Hay algunas certezas: obras y carreras postergadas.

Staffa (izq.), Savoretti y Vega, en La Nueva. / Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

“No es la universidad el organismo que se ve perjudicado con el desfinanciamiento de la educación. En realidad, es toda la sociedad”.

Para la Dra. Andrea Savoretti, rectora de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO), la réplica de los presupuestos educativos de 2023 para el corriente año es un tema que va más allá de una cuestión económica (aunque igual lo sea).

“La única forma de que nuestros graduados puedan transformar la sociedad es que los contenidos estén actualizados. En ese sentido es fundamental mantener el equilibrio presupuestario para sostener, justamente, estas funciones sustantivas”, agregó, en tanto, el Dr. Daniel Vega, rector de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

“La situación se agrava porque, además, los gremios solicitan una actualización salarial del 50 % y el último ofrecimiento fue del 12 %. No hay acuerdo y eso, hacia el interior de la universidad, conlleva conflictividad y dificultades para un normal desarrollo”, sostuvo, por su parte, el Ing. Mec. Alejandro Staffa, decano de la Facultad Regional Bahía Blanca de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN FRBB).

Son tres visiones —sobre una misma problemática— desde los principales faros educativos de la ciudad y de la región. Tienen la palabra.

—¿Cuál es la realidad económica de las universidades?

—Vega: Hay que darle un contexto. El presupuesto del Estado nacional 2023 fue elevado al Congreso y aprobado en noviembre de 2022. Pero se elaboró en agosto con una pauta inflacionaria, prevista por el entonces ministro de Economía (Sergio Massa) del 60 %. Como todos sabemos, terminó cerca del 200 %.

“Al funcionar este año con un presupuesto de prórroga, porque no fue aprobado por el Congreso, se replica el mismo de 2022 pero con una inflación acumulada que ya supera el 300 %. Debemos sumarle el pico de diciembre último, más lo que va de este año. Es decir, es de alrededor del 330 %. Esta es la realidad, al menos hasta que tengamos alguna actualización presupuestaria.

Daniel Vega, rector de la UNS.

“Pero hay otro tema importante: durante 2023 la masa salarial tuvo actualizaciones para atender al menos parcialmente el impacto inflacionario, pero no respecto de fondos asignados para los gastos de funcionamiento, que fueron establecidos con esta pauta en agosto de 2022. Hoy, obviamente, están desactualizados. Por ejemplo, se triplicó el monto de la factura de electricidad. Si la anualizamos y proyectamos cuál será el impacto solamente de energía concluimos que rondará los 250 o 300 millones de pesos”.

—Alejandro Staffa: La situación de la UTN es similar. En salarios, la facultad ya había pagado el doble respecto del presupuesto 2023. Y los gastos de funcionamiento quedaron congelados a enero de 2023. ¿Qué estamos haciendo? En realidad, los meses de enero y febrero son de gastos bajos por la caída del consumo. Y ahora esperamos por las gestiones que realiza el consejo de rectores a través del Consejo Interuniversitario Nacional en procura de respuestas que nos den certezas.

“Por otro lado, los salarios insumen el 90 % del presupuesto de la UTN. Y hoy, tomando en cuenta la información del Creebba (Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca Argentina), que releva las canastas básicas alimentaria y total, sólo un profesor titular llega a los 750.000 pesos que dio el índice. El resto de las categorías docentes está por debajo. Y en el claustro no docente, sólo el director, de categoría 2, se mantiene en ese orden. Otras están más abajo aún de los $ 370.000 de la canasta alimentaria de febrero.

“La situación se agrava porque, además, los gremios solicitan una actualización salarial del 50 % y el ofrecimiento de la última semana fue del 12 %. Claramente, no hay acuerdo y eso, hacia el interior de la universidad, conllevará conflictividad y dificultades para un normal desarrollo”.

—Savoretti: Estamos con el mismo contexto general, pero con algunas particularidades. Ahora tenemos presupuesto prorrogado (de 2023), pero con la inclusión de los refuerzos que hemos solicitado. No es una diferencia menor porque estamos hablando de los gastos a diciembre de 2023 y no a (este) enero. Ni nos va a alcanzar ni nos va a sobrar, ya que hay aumentos de algunas variables muy importantes. Los costos de transporte, del combustible, de la alimentación. Todo tiene mucha repercusión.

“Nosotros tenemos un 80 % de impacto de salarios en relación a los gastos. Los de movilidad son importantes para el transporte público, traslado de docentes e, incluso, de alumnos hacia lugares donde los espacios de práctica no son suficientes.

Andrea Savoretti, rectora de la UPSO.

“Por otro lado, teníamos un par de obras aprobadas; mas, una de ellas licitada. Eso se va a detener porque, a pedido del gobernador (Axel Kicillof), las que no se hayan iniciado se paralizarán hasta que se aclare el panorama. Y en términos generales para gastos de funcionamiento estamos preparados. Trabajamos con austeridad, pero sin dejar actividades fuera del plano operativo”.

—¿De dónde saldrán los recursos?

—Vega: En instituciones como las nuestras se trazan planes de crecimiento y propuestas, tanto hacia la comunidad educativa como a la comunidad en general. En tal sentido, para este año teníamos varias iniciativas importantes. Una era la creación de la tecnicatura en petróleo y gas y otra la construcción de una escuela técnica en industria 4.0 y programación. Obviamente que son proyectos que quedarán en carpeta y que seguiremos gestionando, pero la realidad es que en este contexto parece difícil que haya financiamiento.

“Cuando uno encara este tipo de iniciativas hace reservas presupuestarias. En el caso de la UNS, históricamente hemos tenido una política de ahorro para atender una eventual emergencia. Y la realidad es que la estamos atravesando. Hoy nos apoyamos en esos recursos que, necesariamente, van a afectar las obras de mantenimiento; los planes a los que hacía referencia y muchas actividades programadas.

“De manera similar a lo que mencionaba Andrea, el tema de los viajes para nosotros tiene un impacto enorme. Los costos son significativos, ya que tenemos muchas actividades curriculares que, necesariamente, debemos hacerlas en otras zonas del país. Veremos cómo lo sostenemos, pero lo vamos a priorizar”.

—¿Cuál es el porcentaje salarial en el presupuesto de la UNS?

—Vega: El año pasado partimos de una base 90-10. Es decir, el presupuesto inicial que recibimos está calculado sobre el 90 % de salarios y el 10 % de gastos de funcionamiento. Al cierre del año, como consecuencia de la inflación, no terminó en esa proporción; fue 95-5. Nos pudimos sostener en base a los ahorros del ejercicio 2022. Y durante 2023 también ahorramos, lo que ahora nos permite fortalecer aquella relación. Al final del ejercicio estuvimos cercanos al 90-10.

—¿Cuánto más se puede resistir esta situación?

—Staffa: El Gobierno acaba de anunciar, aunque no tenemos nada oficial aún, un incremento del 70 % en los gastos de funcionamiento. Obviamente que, si lo comparamos con 2023, es muy exiguo, pero al menos será un poco de oxígeno durante esta primera etapa porque la puesta en funcionamiento en los meses de febrero y marzo implicó gastos muy importantes.

Alejandro Staffa, decano de la UTN.

“Todos confiamos en que la situación mejore; esa es la realidad. Está claro de que no se están pidiendo recursos para atender políticas de crecimiento o de una mayor oferta educativa, sino para darle sustentabilidad a un sistema universitario que es un orgullo del país. Se trata de la institución que mayor valoración tiene por parte de la sociedad, muy por encima de cualquier otra del país. Esto hay que sostenerlo, porque se ha demostrado que forma profesionales con los más altos estándares de calidad a nivel internacional”.

—¿A qué se refiere el ítem gastos de funcionamiento más allá del presumible de gas, energía eléctrica y agua?

—Staffa: Están las becas para los estudiantes más vulnerables del sistema. Si nos referimos al alumno que debe trasladarse a la ciudad para estudiar, la canasta hoy está en 365.000 pesos pero, recientemente, se anunció que vuelven las becas Manuel Belgrano con un importe de $ 85.000.

“Es una buena noticia que vuelva el programa, pero nos parece que el valor está muy retrasado. Para tener idea: una pasantía de un estudiante de ingeniería o de licenciatura en el medio está entre los 180.000 y 240.000 pesos. Las becas debieran tener más o menos ese monto como para que un esfuerzo personal, más esa contribución, viabilicen el estudio en la ciudad. La provincia de Buenos Aires ha dispuesto la continuidad del boleto estudiantil y eso ayuda, pero está muy lejos de poder brindar accesibilidad a aquellos que vienen de la región.

“Localmente, al menos en la UTN, no se ha notado una merma (en el número de alumnos), pero sí en otras regiones del país se dice que ha bajado, justamente, porque quienes no residen en el lugar de la universidad no pueden por razones económicas.

“¿Nuestras cuentas? Aún estamos monitoreando este impacto. Como decía Daniel, ya vimos duplicada la factura de electricidad desde enero a febrero, y no tenemos claro cuándo frenará el aumento. La realidad es que nos gastamos en un mes lo que debiera haber cubierto un trimestre”.

—Cuando se habla de ajuste, ¿cuál es el margen que tienen las universidades?

—Savoretti: Los primeros espacios de ajuste son los planes de crecimiento que se venían diseñando en conversaciones con el gobierno anterior, que tenían que ver con una expansión de la política educativa, en nuestro caso, en el territorio. Es decir, incluyendo algunas sedes, o con nuevas carreras en los mismos lugares.

“Entiendo que, en el caso de las universidades nacionales, son los nuevos proyectos. La tecnicatura (en petróleo) que decía Daniel parecía una salida maravillosa para lo que se ha anunciado de Vaca Muerta, porque es algo con muy buena asociación con el sistema productivo, pero de pronto se convierte en parte de un recorte que impide su concreción.

“Luego, las becas internas. Nosotros no pudimos aumentarlas en la medida de lo que era deseable. Las becas de transporte, de manutención, de alojamiento y de estímulo no han crecido ni la pauta inflacionaria ni nada parecido. Entonces, lo que se empieza a ver es una merma en el servicio.

“En nuestro caso, los salarios docentes son financiados por la Provincia; por lo tanto, cuando se acuerda una mejora salarial esa partida aumenta de manera natural. No tenemos que hacer ajustes ahí.

“Lo que no tenemos es una mayor cantidad de horas. Si los acuerdos Provincia-Nación no prosperan, no va a haber crecimiento en los aportes y, por lo tanto, tendremos que arreglarnos con esta cantidad de docentes y no podremos abordar nuevos planes. Tenemos previsto un posgrado para el segundo cuatrimestre y estarían dadas todas las condiciones, excepto tener el okey presupuestario. Es decir, lo que tiene que ver con lo nuevo está todo en discusión”.

—¿Los eventuales ajustes pueden afectar la educación?

—Vega: Espero que no y que el presupuesto empiece a acompañar las necesidades reales de nuestras instituciones.

“Si el sistema universitario nacional ha generado profesionales con estos estándares de calidad tiene que ver con que, de alguna manera, hay cierta armonía en el financiamiento de las funciones que son sustantivas a la universidad. Y que no sólo tienen que ver con la calidad del dictado de clases en sí, la parte más académica, sino también con las actividades de vinculación con el medio en el cual están insertas y con las actividades de investigación, que son centrales para que los estudiantes tengan una formación donde los contenidos que reciban estén a la frontera del conocimiento.

“La única forma de que nuestros graduados puedan transformar la sociedad es que los contenidos que reciban estén actualizados. Y en ese sentido es fundamental mantener el equilibrio presupuestario para sostener, justamente, estas funciones sustantivas”.

—Staffa: Hay que agregar que el mayor impacto está ahí, en que aquello que se proyectó no se ejecute. Y eso no repercutirá en lo inmediato si no se inicia una carrera, sino que se verá dentro de 5 o 10 años cuando esos profesionales tengan que salir al medio que los necesita. Es decir, lo que no se invierte hoy, los resultados se verán más adelante. Lo mismo ocurre con la investigación básica y aplicada.

“Al Estado le tiene que interesar desarrollar una ciudad, una región, una provincia”, dijo Staffa.

“Refiriéndonos a los graduados, la realidad que vemos hoy es que hay mucha demanda de trabajo; existe empleabilidad. Incluso, si en ciencia o en ingeniería tuviéramos el doble de egresados, todos estarían trabajando. De hecho, las empresas han bajado esos estándares y están pidiendo estudiantes avanzados que, después, a nosotros nos cuesta hacerlos recibir.

“La misión que tiene la universidad está muy presente, vigente y hay que sostenerla. Y no puede hacerlo otro actor que no sea el Estado. No puede venir alguien del sector privado a tomar esa demanda porque los costos son altos. Es decir, al Estado le tiene que interesar desarrollar una ciudad, una región, una provincia. Y en ese sentido Bahía Blanca, especialmente, tiene energías renovables, la incidencia de Vaca Muerta, del hidrógeno, la industria 4.0 y los sistemas en los cuales la gente trabaja en forma autónoma y se relaciona por las redes desde su ciudad.

“Todo esto hay que seguir formándolo porque se trata de crecimiento y, si no, el ciclo se agota. Es decir, cuando este problema económico pase no vamos a tener los profesionales que puedan seguir desarrollando la sociedad”.

Una repercusión de peso (¡por los $ 100.000 millones anuales!)

El número de estudiantes de la UNS (más de 30.000); la UTN (2.700) y la UPSO (6.500) ronda los 40.000. Esta es la razón por cual la repercusión económica de la vida universitaria en la sociedad local es por demás relevante.

Daniel Vega (izq.), rector de la UNS; Andrea Savoretti, rectora de la UPSO y Alejandro Staffa, decano de la UTN, en el sector de ingreso a LU2 Radio Bahía Blanca.

“Hemos estimado con Alejandro (por Staffa) lo que significa tener un sistema universitario en Bahía Blanca respecto de no tenerlo. Hoy, el número de estudiantes de las dos instituciones ronda los 35.000. Si a eso le sumás los docentes y los no docentes y los investigadores del Conicet estamos hablando de una comunidad de alrededor de 40.000 personas”, dice el Dr. Vega.

“Si lo trasladamos por un grupo familiar, se nota que una parte sustantiva de la ciudad, y de la región, tienen un vínculo muy cercano con el mundo universitario. Y eso no sólo tiene que ver con la cultura, con las relaciones internacionales y con la vinculación con el resto del país y el mundo, sino que obviamente, la dinamizan y le generan muchas oportunidades como, por ejemplo, la radicación de empresas”, agrega.

“El impacto económico es fuertísimo. Estamos hablando que alrededor de 17.000 estudiantes que provienen de la región. Cuando se proyecta el costo de la canasta universitaria, que ronda los 350.000 pesos, llegamos a más de $ 3 millones por estudiante por año. Y si consideramos la masa salarial del cuerpo docente y no docente y los alrededor de 35.000 alumnos, el hecho de contar con universidades le permite a Bahía Blanca incorporar... ¡alrededor de 100.000 millones de pesos al año! Eso dinamiza los restorans, los supermercados, la venta de ropa, el mercado inmobiliario y demás”, precisa. (NdR: Los citados 100.000 millones de pesos se pueden convertir, de acuerdo con el dólar oficial tipo comprador Banco de la Nación Argentina de este miércoles 27, en U$S 119.617.225).

“¿Qué otra industria, para entrecomillarlo, genera esos recursos en la ciudad y de manera sustentable y verde? No hay otra. Y además con derrame. Esta es la característica singular que tiene el fuerte sistema educativo en Bahía Blanca. Si se compara con otra ciudad de tamaño similar, pero que no tiene una universidad, te encontrás con que hay muchísimo menos desarrollo en prácticamente todas las dimensiones”, asegura.

—Savoretti: Nosotros tenemos el enfoque inverso en el sentido de aquellas personas que no se pueden desplazar del territorio. Pero también creemos que es muy bueno que quienes pretenden estudiar carreras específicas y que tienen la vocación puedan acceder a la educación universitaria.

“Cuando se discontinúa una política de formación de recursos humanos en investigación, el país se retrasa porque esa gente, que viene en el entrenamiento de formarse, por cuestiones de la educación de pronto se tiene que ir. Es una inversión que el sistema tarda muchos años en recuperar. Es decir, el desfinanciamiento de la educación universitaria trae muchos más problemas que a la propia universidad. No es la universidad el organismo que se ve perjudicado de manera exclusiva con este desfinanciamiento; en realidad es la sociedad.

“No es sólo la universidad quien se ve perjudicada con el desfinanciamiento de la educación. En realidad es la sociedad”, dijo Savoretti.

“Si uno hace una lectura acotada, suponiendo que haya algo contra el sistema universitario por alguna cuestión ideológica, en realidad es la gente la que se perjudica y no a un sistema que está diseñado para capacitar personas, solucionar problemas o avanzar en la frontera del conocimiento”.

—Staffa: Lo explicó Daniel. El impacto directo de tener una masa salarial, un aporte de toda la comunidad de estudiantes que llega a la ciudad y los que están que se movilizan y consumen. En un ciclo recesivo, esto genera más recesión.

—¿Qué más se puede hacer desde las instituciones?

—DV: Estamos trabajando para ser lo más creativos posible para tener un vínculo más cercano con los sectores productivos del país. Vaca Muerta es una gran oportunidad, ya que ahí podemos tener una sinergia con las empresas y brindarles todas las capacitaciones que necesiten para el personal que abarca desde técnicos hasta ingenieros con la formación de grado y posgrado. No es un modelo con el que hayamos venido trabajando (el mundo productivo), pero entendemos que es algo que nos hace falta”.

—Savoretti: Si todo lo que se proyecta sucede, Bahía Blanca tiene una enorme oportunidad de crecimiento y requerirá mucha interacción entre los sistemas científico y educativo, la comunidad y el sector empresario. En tal sentido, las tres universidades tenemos mucho para aportar.