Bahía Blanca | Martes, 15 de julio

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¿Cobrar la universidad a los extranjeros residentes?

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Foto: UNS

En las últimas semanas, como consecuencia del conflicto por el financiamiento de las universidades nacionales, se han escuchado voces que proponen colocar aranceles a los extranjeros que residen en el país porque estos regresan a su país para ejercer la profesión que aquí estudiaron gratuitamente.

Quiero decir que este señalamiento no justifican el establecimiento de aranceles en las universidades. En primer lugar, porque sienta un mal precedente, que luego puede usarse para extender el arancelamiento para otros sectores de la población o bien para amenazarlos.

En segundo lugar, porque los extranjeros que estudian en nuestras universidades son residentes, es decir que viven aquí y pagan los mismos impuestos que cualquier ciudadano argentino.

En tercer lugar, ¿qué diferencia hay entre un extranjero que vuelve a su país con el título universitario y un argentino que emigra al extranjero luego de recibirse? Este es el verdadero problema del sistema universitario argentino, a saber, que el Estado forma gratuitamente mano de obra calificada para los Estados y empresas extranjeras.

Nos quejamos de los extranjeros, pero nos olvidamos de los argentinos que se comportan como extranjeros con su propia patria. Podrían decirme que cada uno es libre de hacer lo que quiera con su título, y eso es cierto.

El problema aquí es que el Estado invierte en las universidades para que la Argentina pueda desarrollarse, no para que se aprovechen los demás países, a los que les sale más barato contratar argentinos que invertir en la educación de sus propios ciudadanos.

Para corregir este problema, existen soluciones que no implican ningún arancelamiento, pues bastaría con que los egresados devolvieran en cuotas con su trabajo el dinero que el Estado invirtió en ellos o bien que las empresas extranjeras que quieran llevarse a los argentinos paguen la totalidad de lo que costó su educación universitaria. Hay alternativas. Solo hay que pensar un poco.

Por: Ariel Alejandro Palomo