Aquella noche en la morgue del Penna: "Llegaron a decir cosas estratosféricas, que había miles de personas muertas"
Era la única morgue operativa ese día. Dos profesionales que recibieron a las víctimas de Bahiense del Norte contaron cómo vivieron el drama.
Periodista con experiencia en medios locales y redactor en La Nueva. desde 2024, con enfoque en la creación de propuestas de contenidos digitales y news breaking. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Salesiana (UNISAL).
No es descabellado que los acontecimientos de gran magnitud generen desinformaciones. La vorágine que genera la conmoción y la angustia alienta a desconfiados e incrédulos a esparcir en el discurso público versiones de lo más disparatadas.
En este sentido, el temporal trágico que azotó a Bahía Blanca hace exactamente un año no fue la excepción y disparó catastróficas versiones sobre el número de fallecidos. Pero la cifra de muertes es una: 13 personas perdieron la vida en el club Bahiense del Norte, 12 adultos y un menor.
Uno de los trabajadores de la morgue del Hospital Penna, Nahuel Salustio, llegó esa noche ni bien las condiciones climáticas y viales de la ciudad se lo permitieron. Contó a La Nueva. que, producto de la intermitencia en el servicio eléctrico y la golpeada infraestructura, la operatividad fue muy difícil.
"Esa noche trabajamos inundados, con un montón de goteras y solo dos sectores iluminados", dijo.
En lo externo, "los movimientos de ambulancias estaban restringidos a su mínima expresión porque no había manera de moverse".
Las víctimas de Bahiense del Norte fueron llevadas a la morgue del hospital regional debido a que la de Policía Científica no está operativa hace dos años, contó, y permanecieron allí hasta los velatorios del 19 de diciembre. "Desde el Penna los auxiliamos y nos encargamos de la cuestión física de esos casos".
"Custodiamos los óbitos para que no les ocurra nada hasta que vuelve la policía científica a retirarlos. Cualquier persona que pierde la vida fuera de un hospital queda restringida bajo su operatividad por cuestiones legales".
"Entre los que estuvimos ahí empezamos a maniobrar con los fallecidos y me tocó estar al frente de todo el proceso".
"Nosotros recibimos los cuerpos sobre las 4 de la mañana. Es una tarea que implicó mucha gente, trabajé auxiliado por personal de enfermería y gente de la guardia".
A partir de allí, "les dimos almacenamiento, los colocamos en camilla e higienizamos para que las familias no reciban el impacto crudo al reconocerlos, porque estaban en un estado que parecían venidos de una guerra".
Horas después, cuando los bahienses salían a su primer encuentro con las consecuencias de semejante hecho, los familiares de las víctimas concurrían al Penna para el reconocimiento. Fue alrededor de las 6 de la mañana del domingo 17, cuando se decidió disponer de "un equipo de contención" que los auxilie durante todo el proceso.
La directora Asociada del centro de salud, Alejandra Erb, también trabajó aquella tortuosa jornada. Durante más de dos días —tiempo que permaneció adentro del hospital—, "la situación fue cáotica. Nos encontramos con zonas inundadas, techos caídos y vidrios rotos".
"Era una situación de catástrofe y nos llegaron 13 cuerpos juntos que tuvimos que acomodar. Armamos un lugar en un pasillo, junto a la guardia, para recibir a los familiares que vengan a reconocerlos", relató.
Especulación con los fallecidos
Con el correr de los días ningún vecino de la ciudad se vio ajeno ante la dimensión de lo sucedido, aunque también a lo que no sucedió.
"No hay manera de que una persona fallecida pase inadvertida. Hubiésemos tenido casas velatorias repletas de sepelios o familiares preguntando por ellos en todos los hospitales de la ciudad", señala Erb.
Consideró: "Por la magnitud del temporal y viendo los daños, la gente se imaginó que podría haber sido peor, pero son discursos sostenidos en la fantasía".
"Son procesos en los que intervienen Policía Científica y jueces, más allá de los trabajadores de salud", agregó.
Salustio, por su parte, contó que "me llegaron a decir cosas estratosféricas, que había miles de personas muertas. ¿Cómo vamos a hacer desaparecer cuerpos? ¿Qué estructura necesitás manejar para hacer algo así? Nos encontraríamos con que no queda ninguna persona en la ciudad y que estamos solos".
"No sé de dónde salen esas cosas, pero entiendo que es un sensacionalismo que no es ajeno a otros temas movilizantes. Tiene que ver con que hoy la difusión de 'información' sea tan masiva, cualquiera puede decir cualquier cosa y creerse con credibilidad para decirlo", consideró.
"En los meses posteriores a lo que sucedió estuvimos en un shock continuo y en la ruina total. Pero es una locura lo que se llega a especular", cerró.
Un año después, no se ha hecho ninguna presentación judicial que denuncie que las autoridades ocultaron la cifra de fallecidos. Con todo, el vínculo de la opinión pública con la catástrofe pareció estar ligado, en este caso, a una competencia por ver quién arroja el dato más ensordecedor e impredecible, propio de la demanda de tiempos acelerados, que a cada minuto buscan nuevas maneras de redimensionar la tragedia.