Bahía Blanca | Jueves, 10 de julio

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Esperanza, fe y solidaridad: los puntos claves de la misa conmemorativa a un año del temporal

El arzobispo bahiense Carlos Azpiroz Costa dio un emotivo y sensible mensaje ante familiares y amigos de las víctimas.

Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva. y Archivo

“Hoy celebramos en la esperanza... ¿Cómo vamos a celebrar? ¿No sería mejor hacer silencio?. Celebramos en la esperanza”.

Ante una catedral atenta y el silencio, en una misa especial al cumplirse un año del temporal que sesgó la vida de 13 personas y dejó cientos de heridos en nuestra ciudad, el arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Azpiroz Costa, brindó este lunes un mensaje esperanzador, con obligadas referencias a la fatídica tormenta del 16 de diciembre de 2023, en el que resaltó virtudes como la solidaridad y la fe como los motores y las razones que permitan salir adelante.

Durante los poco más de 20 minutos que duró su alocución, sus palabras pasaron por distintos lugares de los textos sagrados y de la cultura popular, recordó aquella primera celebración “ni bien callaron vientos y tempestades de aquel sábado 16 de diciembre a la tarde-noche”.

Al respecto, y en referencia a la primera lectura de la misa, se refirió a la lectura del libro del Apocalipsis, con la doble referencia a lo ocurrido aquella triste jornada, pero también como consuelo por lo ocurrido y por la reconstrucción comenzada ese mismo día.

“Pensamos en Apocalipsis y enseguida pensamos en destrucción o en desastre. Sin embargo, el libro del Apocalipsis no es ni destrucción ni desastre, sino que es revelación: es Dios que se revela hasta el fin, y palabra final; eso sí -señaló-. Lo que Dios quiere decir a su pueblo, la última palabra, es 'El Señor viene' y, de parte nuestra, 'Ven señor Jesús'”.

En ese sentido, aseguró que “hoy el Señor quiere pronunciar para nosotros una palabra de consuelo, porque dice 'Yo haré nuevas todas las cosas'”.

También hizo referencia a la resurrección de Lázaro y de los reclamos que le hacía Marta, una de sus hermanas, a Jesucristo: “Esto no hubiera pasado si hubieras estado aquí”.

“Es el reproche que sale espontáneo: ¿por qué pasó lo que tendría que pasar? No lo circunscribo al 16 de diciembre del año pasado. Tantos motivos tenemos a veces para reprochar, a veces con una mano en el hombro y a veces ¿por qué no? para agarrarlo de las solapas al Señor: '¿Por qué hiciste eso? ¿por qué no estabas?' -cuestionó-. Y Dios deja que lo agarremos de las solapas, pero no para devolvernos una agarrada de solapa”.

El arzobispo indicó que “no todos los judíos en el tiempo de Jesús creían en la resurrección, por eso se concebía la vida como aprovechar y disfrutar lo que tenés; tener más como algo que estire la vida”.

“Y la vida, sabemos por la experiencia del año pasado, nadie la tiene aferrada. Jesús dice 'Yo soy la resurrección y la vida'. La pregunta crucial del Evangelio de hoy y de esta asamblea es ¿crees esto?”, dijo.

Al respecto, aseguró que “la esperanza es el gozo anticipado de la vida futura, de la vida eterna”.

“Se necesita la virtud de la fortaleza, que es propia de los débiles. No estamos simplemente esperando que pase el temporal como quien espera el (colectivo) 504; son expectativas”.

Azpiroz Costa también tuvo un párrafo especial para los servidores públicos que aquella jornada trabajaron a brazo partido entre vientos, lluvias y escombros.

“Aquello que nos ha ocurrido a todos ha multiplicado no el gozo, pero sí la tristeza, pero sí la solidaridad. Quienes están hoy uniformados se han puesto a disposición de la sociedad, no con la guardia en alto, sino la guardia baja o las brazos y las manos abiertas -dijo-. El Señor nos pide hoy paciencia, sabiduría para comprender las cosas”.

Para el prelado, lo sucedido en nuestra ciudad puede dejar a la ciudadanía sumergida “en el rencor y el resentimiento, o se nos abrirán las puertas definitivas a la solidaridad y no 'Arreglate como puedas'”.

“Sino, ¿de qué sirve la política?¿de qué sirve la vida cristiana?¿de qué sirve la vida familiar?”, se preguntó.

El arzobispo finalizó su homilía en una clara referencia al poeta uruguayo Mario Benedetti, y su canción Por qué cantamos, con cuyos versos cerró sus palabras.

“Gracias a la solidaridad que, sin saberla, siempre evangeliza. Gracias por estar aquí con nosotros”, concluyó.