Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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Zona de definiciones electorales para tres candidatos

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

Lejos de cualquier triunfalismo y con algunos picos de estrés, los equipos estratégicos de campaña electoral intentan medir el termómetro de la calle en medio de la difícil coyuntura económica y social. Son tiempos complejos donde la pretensión por contemplar algún brillo político encuentra baja probabilidad.

En líneas generales, las propuestas electorales tienen un rendimiento que está lejos de convencer al votante “indeciso” y con sabor agridulce sobre escenarios futuros.

A una veintena de días para las elecciones generales, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich busca mostrarse como la alternativa “para terminar con el kirchnerismo” y aportar orden al país, frente a la oferta que promueve Javier Milei, “una transformación de raíz”, en línea con su discurso de campaña contra la “casta” política.

Claramente, ambas fuerzas opositoras vienen protagonizando una pulseada por demostrar quién es más antikirchnerista.

Desde lo gestual, el oficialismo se exhibe más “amigable discursivamente” buscando con moderación contrastar sus propuestas contra aquellas que pregonan sus oponentes.

“Vamos a salir de una crisis política económica (en alusión a las internas K) para meter un elefante en un bazar que provoque otra locura y más crisis”, se preguntan desde la intimidad de Juntos apuntando a la gobernabilidad con “normalidad”.

Por su lado, el ministro/ candidato de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, que recuperó centralidad política con medidas económicas de recuperación del bolsillo ante la inflación, reiteró la idea de convocar a un gobierno de “unidad nacional” con dirigentes de la oposición. Una suerte de anzuelo para radicales y peronistas desencantados con la lucha de liderazgos en el PRO.

Desde la Provincia el gobernador Axel Kicillof ataca a través de un libreto único: la “gestión política” y la inversión en obra pública. Sabe que si es reelecto estará casi forzado a empezar a construir un proyecto político propio, apoyado sobre el vínculo que mantiene con Cristina Kirchner.

Por ahora, el mandatario corre con una ligera  ventaja tras embolsar una suculenta cantidad de votos por encima de sus contendientes de la oposición.
“Nadie viene a atrincherarse en Buenos Aires”, retrucó con entusiasmo militante Kicillof, quien prometió convertir a la Provincia en “la locomotora” y el motor del triunfo del oficialismo en las urnas para llevar a Massa hasta la segunda vuelta presidencial.

Mientras tanto, y observando de reojo los próximos años, no pocos referentes peronistas en las diagonales apuestan una ficha por subir al ring electoral al competidor por JxC a la Gobernación de calle 6, Néstor Grindetti, como válvula de escape a la opción libertaria en la Provincia.  

“Grindetti es un dirigente sereno, con los pies sobre la tierra y tiene cintura política como para brindar gobernabilidad futura”, reflexionan en pasadizos oficialistas del ámbito parlamentario.

La estrategia que se pretende es mostrar a la postulante a gobernadora de LLA, la platense Carolina Pìparo, sin equipos de gobierno ni experiencia de gestión provincial o municipal, razón por la que ni siquiera podría garantizar luego la aprobación de leyes dentro de la Legislatura bonaerense.

“Los libertarios son una segunda marca del macrismo. Ellos prometen viejas recetas de ajuste y quitar derechos laborales. Los mueve el resentimiento antiperonista. En cambio desde UxP, prometemos más salario digno, más educación, más salud y no concentrar la riqueza en los mismos vivos de siempre”, disparan alcaldes K en medio de un escenario nacional que hierve desde lo político.

En paralelo, la tensión por el sonoro reclamo de los intendentes opositores con la Gobernación por fondos adeudados que la Provincia mantiene con municipios, también generó nuevos cruces entre ministros y referentes del arco opositor de JxC que perdieron la paciencia esperando respuestas en el comité radical platense.

Durante el cónclave, se diferenciaron bastante en cuanto a la estrategia a seguir. El debate se centró en cómo mantener el diálogo con la Provincia sin dejar de lado la firmeza. 

Desde el PRO, se propuso realizar un piquete a las puertas de la Gobernación, aunque sin llegar a medidas extremas como encadenarse o hacer huelga de hambre.

Los alcaldes radicales, con mejor sintonía fina con Kicillof, buscaron opciones menos confrontativas. Al final, se dejó en manos de cada intendente la decisión de judicializar el asunto si lo consideraban conveniente.

También se criticó la medida del bono fijo, que consideran un préstamo disfrazado que debe ser devuelto en diciembre, justo cuando deben pagarse salarios y aguinaldos a los municipales.

“La estrategia de Kicillof es clara, ahogar a los municipios de la oposición. Es una manera de hacer campaña propia del pasado, del feudalismo que queremos dejar atrás”, cuestionó el diputado “boina blanca” de la Sexta, Emiliano Balbín.