Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

Una vivienda que se despide luego de un siglo de ser parte del paisaje urbano

Ubicada en San Martín 311 —hasta hace un tiempo funcionó la Tienda Americana—, la centenaria casona será demolida para dar lugar a un nuevo edificio. Fue construida a mediados de la década del 20, de manera simultánea con sus dos edificios linderos.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

"Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece". Jorge Luis Borges

En Bahía Blanca han sido demolidas cientos y cientos de viviendas. La mayoría de las cuales han desaparecido de la peor manera: olvidadas para siempre, ausentes de cualquier memoria, a duras penas con algún registro fotográfico. Uno mismo olvida en poco tiempo qué casas existían antes de ser reemplazadas por una nueva construcción.

Ni hablar la ola que en los 60 y 70 arrasó con gran parte de las viviendas que abrieron el siglo XX para dar lugar a edificios en altura, la gran moda del momento, la modernidad en su máxima expresión, cuando los conceptos de patrimonio, identidad y memoria no estaban todavía incorporados y cada pérdida era una muestra de progreso.

Por eso un recurso a favor de la memoria, del recuerdo merecido, del reconocimiento colectivo, es tratar de registrar cada vivienda que pronto dejará de estar. Ni siquiera se busca condenar la intervención, más allá de toda pena o lamento por la pérdida. A veces se trata de viviendas en muy buen estado, lo cual aumenta el fastidio. Otras veces, son edificios que han quedado abandonados a su suerte, camino a la ruina, sin uso ni destino.

Desde el lugar del periodismo ese registro es a través de la fotografía. Una actitud que no estaría mal también que llevase adelante el municipio, en una suerte de registro de la memoria arquitectónica, de la ciudad del pasado, la que fuimos, la que representa a una sociedad, a una época de esa sociedad, a un momento político, social, económico.

Demolición total

A veces las demoliciones ocurren con tanta rapidez que no se alcanza a hacer relevamiento alguno. Ahora es el turno de esta casona de calle San Martín al 311. Que no es parte del inventario arquitectónico, que no reúne los valores necesarios —sean históricos, culturales ó artísticos— que justifiquen su permanencia. Lo cual no significa que no genere una reacción en los ciudadanos, que reconocen la obra, la valoran, la identifican o, simplemente, la descubren hoy, a pesar de llevar un siglo como parte de la escenografía urbana.

Un cerco negro y un cartel muy pequeño no dejan dudas de su futuro: “Demolición total”. Por eso este registro. Que llega tarde en parte porque la planta baja quedó tapiada. Pero la planta alta y el remate todavía se pueden graficar, en cada detalle.

Lo singular del caso es que la vivienda a demoler, que será reemplazada por un edificio, —proyecto todavía a resolver— es que será sede de una obra social de una empresa petroquímica. 

Es parte de un grupo de tres viviendas construidas de manera simultánea, a mediados de la década del 20. Es decir, que más allá de ser tres estilos diferentes, tener tres usos y proyectistas distintos, conformaban una suerte de único bloque.

Por otra parte, tanto la obra de esquina, la Farmacia Española, como la lindera en la cuadra la Casa Laiuppa-Cittá, sí están inventariadas en el registro patrimonial de la ciudad, están salvaguardadas al menos en los papeles.

Las tres viviendas en construcción simultánea. Hasta comparten el cerco de obra, 1928

El bloque en tres estilos, centenario.

Vale decir que se demolerá de alguna manera una parte de un todo. Nacidas siamesas, un bloque artístico relevante.

Las fotografías que acompañan este comentario dan cuenta de algunos de sus detalles, su balcón tipo bov window, sus vitrales, sus ornamentos, su trabajado remate, su impecable revoque símil piedra.

Es una manera de retener en el tiempo sus formas y componentes. De evitar que se pierda para siempre su recuerdo, que siga siendo parte de la ciudad a través de la memoria.

Es el mínimo decoro que merece una obra centenaria, por cuyo frente pasó el tranvía, que vio pasar multitudes provenientes de la Estación Sud, que tuvo calle de tierra, adoquinado de manera y de granito. Pero que además cobijó un espacio, un local comercial en planta baja —con varios ocupantes— y una vivienda familiar en altos. La demolición se llevará todo y dejará un vacío.

Un poco de historia

De acuerdo a información catastral de 1939 disponible —suministrada desde el Archivo de la memoria de la UNS— la casona data de 1927, propiedad de Vitalini-Pedemonte, adquirida luego por el vecino Juan Carlos Díaz.

Un frente de 10 metros, un local comercial y dependencia en planta baja (332 m2) y siete habitaciones en la planta superior, más cocina y baño.

En ese relevamiento realizado por la provincia, el local era ocupado por la firma Mannesmann, sucursal de una firma alemana fabricante de caños de acero.

Al pasar: dibujos como manera de resguardar

Hace unos meses, la arquitecta Natalia Anush Kerbabian, radicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, comenzó a dibujar casas que iban a ser demolidas, como “una forma de combatir el olvido” y de rendir homenaje a quienes las proyectaron, construyeron y habitaron.

Lo hizo no desde el lugar de la condena, más allá que en muchos casos las consideró obras en muy buen estado y factibles de ser intervenidas, porque la mayoría de los inmuebles no estaban considerados bienes patrimoniales. Lo cual no significa que tenga un valor cultural, histórico y artístico.

“Para mí es una forma de honrar. Cuando dibujo hago un estudio visual para conectarme con esa arquitectura. Y la expreso a través de la pluma, que es una forma de repasar lo que en algún momento existió en la mente de quienes hacían la ciudad y a lo cual después olvidaremos”, expresa Natalia.

Su legado gráfico busca traer a la memoria ese paisaje urbano y visibilizar la demolición. Igual tiene su costo esa pérdida material: “Demasiadas veces la demolición rompe una trama consolidada, como cuando hay una sucesión de casas de altura similar que se mantiene de esquina a esquina. A cambio de eso aparece un edificio de varios pisos, que arroja sombra y puede detrimento al resto de las casas”, explica.