La Escuela Normal deja su casona
Demolida en 1973, la casona de Brown y Villarino sigue siendo un recuerdo emblemático para decenas de generaciones que estudiaron en el lugar.
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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 53 años, en junio de 1970, quedaron inauguradas las nuevas dependencias de la Escuela Normal de calle 11 de Abril 445, cumpliendo así el anhelo de sus autoridades de contar con un espacio adecuado para la enseñanza.
Fundada en 1906, la Escuela Normal Mixta comenzó funcionando en la primera cuadra de calle Fitz Roy hasta mudarse, en 1921, al conocido como “Palacio de los Vascos” de Brown y Villarino, un hermoso palacete construido a principios del siglo para servir de sede a la Unión Vasca, entidad que nunca llegó a ocuparlo.
El "Palacio de los Vascos", 1909
Si bien el edificio era imponente, con su cúpula de esquina y su escalera imperial de mármol de Carrara, no había sido construido para servir como Escuela, con lo cual siempre tuvo dificultades para tener un funcionamiento adecuado. A eso se fue sumando la falta de mantenimiento, con lo cual a fines de los 60 sufría severos problemas edilicios.
En ese marco es que se decidió ampliar el edificio de la Escuela de Comercio en calle 11 de Abril 445, considerando que ambas instituciones dependían de la Universidad Nacional del Sur (UNS).
Se llegó así a la mencionada jornada inaugural, con la presencia del intendente interino, Jorge Palavecino, el arzobispo Germiniano Esorto, la directora del Normal, Haydée Bermejo Hurtado, y funcionarios de la UNS.
Fue Bermejo Hurtado quien se refirió a la anterior ubicación del establecimiento. “Las flamantes dependencias nos traen más que nunca la nostalgia de la vieja casona. No hemos traído solo mesas y bancos, sino también nuestro espíritu, porque este lugar será reducto de gran tradición”. Hablaron también María E. Pérez y Héctor Martínez, estudiantes, y Alberto Hernández del Sol, presidente de la Cooperadora.
La casona de Brown y Villarino marcó a fuego a decenas de generaciones de la Escuela Normal, sobre todo cuando, pocos años después, el histórico edificio fue demolido.