Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

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Estrategias para luchar contra el calor que se viene en Bahía

La ola de altas temperaturas en Brasil es un llamado de atención. Plantar más árboles, atender síntomas y evitar las zonas más calientes son las principales medidas de prevención.

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Audionota: Juan Ignacio Zelaya

“Las ciudades deberían plantar más árboles para ayudar a prevenir decenas de miles de muertes anuales que se están generando por calor extremo”.  

Quien hace esta sugerencia es Dima Zogheib, especialista de la consultora internacional Arup, luego de conocer las estadísticas publicadas por el portal Nature Medicine indicando que “el empeoramiento de las olas de calor” se está convirtiendo en la principal causa de muerte relacionada con el clima.  

El estudio, realizado en varias ciudades de Europa, estimó que 62.862 fallecimientos registrados durante 2022 en ese continente están asociados al calor extremo.  

Lo preocupante es que esta situación se verifica en ambientes urbanos, es decir  en las ciudades, donde las temperaturas alcanzan valores más elevados como consecuencia de la enorme superficie construida, de la falta de agentes mitigadores de la temperatura. 

Un dato no menor es que más del 50 por ciento de la superficie de una ciudad está conformada por espacios abiertos --calles, veredas y techos--, responsables de elevar la temperatura. Reconvertir esos sitios sumando árboles, tejados verdes y superficies menos agresivas ayudaría a revertir la preocupante situación. 

Las islas de calor 

Además de estar atravesando el planeta un gran cambio climático, con veranos muy calurosos, los núcleos urbanos se convierten en “Islas de calor”, con una temperatura superior a la del área rural circundante. Existe una variedad de parámetros asociados a la ciudad como su trama, la radiación solar, la proporción altura-ancho de las calles, la masa térmica y el porcentaje de espacios verdes, que influyen en el efecto.  

Esto dificulta además​ la disipación del calor durante la noche ya que esas construcciones desprenden en ese momento el calor acumulado durante el día.​ 

Un estudio sobre el clima local realizado en 2016 por Federico Ferrelli, del Instituto Argentino de Oceanografía del CONICET, dio cuenta que la temperatura media anual en nuestra ciudad es mayor en el centro y centro-oeste (se ubica en 18,3 ºC) y más baja en los parques (17,8 ºC).  

El artículo Clima urbano de Bahía Blanca, de Alicia Capelli de Steffens, María Cintia Piccolo y Alicia Campo de Ferreras, señala que la temperatura diurna en la ciudad, en un día típico de verano, alcanza en el microcentro los 36 ºC, agravado por ser una zona de escaso arbolado. Durante la noche la zona céntrica es 7 ºC más cálida que el sector periférico. 

En el otoño la temperatura es más baja en la periferia, en áreas con viviendas dispersas y con mayor porcentaje de terrenos libres. En el Noroeste se registraron 20,9 ºC y en el Noreste 21,6 ºC. En cambio en torno a la plaza Rivadavia alcanza los 24,7 ºC, es decir casi 4º C más de temperatura. 

Hacia el Sureste y Suroeste las temperaturas se mantienen cerca de los 22 ºC y presentan ascensos bruscos en proximidades del Polo Industrial, donde se aproxima a los 25 ºC.  

Durante el día la temperatura supera, promedio, en 3,8 ºC a la zona rural, mientras que a la noche la excede en 5,8 ºC. La ciudad no se enfría. 

En primavera se detectó la máxima temperatura de 27 ºC en la Avenida Alem, en proximidades a la Universidad Nacional del Sur, calle de intensa circulación vial.  En el Sureste se observó otro islote de 24 ºC, coincidente con el camino que conduce a puertos.  

Otro estudio realizado por F. Ferrelli, M. Bustos y M. Piccolo, profesionales de la UNS, del Instituto Argentino de Oceanografía y del CONICET, comparó la isla de calor local de verano e invierno de 1985 y 2014. La conclusión fue que las modificaciones en el espacio urbano y la mayor densidad de edificios generaron cambios en las temperaturas.  

En 1986 la ciudad tenía una extensión urbana de 52 km2. En 2014, ese área creció un 110%, lo cual generó un aumento de la temperatura (0,7 ◦C) y en una reducción de la humedad (6%).  

En la medición diurna de 1985, las temperaturas más elevadas se registraron en la periferia y las menores en el centro y Sur. Durante el día la ciudad se presentó más fresca que su entorno. Para 2014 la situación varió por completo, siendo más cálido el centro y el Oeste.  

La Isla de calor nocturna de 1985 fue de 7 ◦C, con temperatura máxima de 30,4 ◦C en el microcentro. En 2014, en cambio, la isla de calor nocturna fue de 9,7 ◦C, es decir, 2,7 ◦C mayor que la de 1985.  

Es decir que en las últimas tres décadas, el centro bahiense excede, por la noche, en 10º C a la temperatura de la periferia, a partir del calor acumulado durante el día por el pavimento y los edificios. Un dato no menor porque las noches calurosas atentan contra el sueño y el confort, lo cual tiene repercusiones en la salud. 

Los cuidados 

“El riesgo de exponerse a temperaturas altas es sufrir una enfermedad por calor, sobre todo los niños y adultos mayores. Es importante saber que cuando aparece la sed es porque uno se está deshidratando y en estos extremos de la vida hay que estar bien hidratado todo el día”.  

Quien señala esto es Graciela González Prieto, médica clínica y secretaria técnica de la dirección del hospital Municipal. 

Mencionó la necesidad de tener mayores cuidados las personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad, cardiovasculares, autoinmunes u oncológicas. 

Las precauciones deben ser mayores cuando se realizan tareas al aire libre, tomando precauciones desde que se sale de su casa,  con protectores solares, ropas claras, protección en la cabeza e hidratación. 

La profesional mencionó que la ciudad “necesita más espacios verdes”.   

“Uno ve por ejemplo el paseo de las esculturas, dónde hay más gente que árboles. Por eso es importante favorecer el arbolado urbano, reponer ejemplares y arbolar las veredas para tener sombra”. 

González Prieto menciona que una enfermedad derivada del calor presenta cinco etapas. Puede comenzar con un sarpullido, pequeñas ampollitas rojas en el cuello ó en el torso. Cuando aparece la persona se debe ubicar en un lugar fresco y usar un talco de bebe para calmar. 

El segundo estadio son las quemaduras solares, con la piel dolorida roja y tibia con ampollas. “Ahí hay que evitar el sol, aplicar paños fríos, alguna loción humectante y no romper las ampollas”. 

El tercer estadio son los espasmos o calambres musculares, con un sudor abundante. “En esos casos se debe suspender toda actividad y retirarse a un lugar fresco, beber agua o bebidas ricas en sales, en sorbos pequeños”. 

El cuarto estadio es el agotamiento, con la piel fría, pálida y pegajosa, el pulso rápido y pueden aparecer nauseas, dolor de cabeza y desmayo. En este caso refrescarse, aflojar la ropa, aplicar paños húmedos, tomar sorbos de agua y buscar atención médica. 

Por último, se tiene el golpe de calor, el cual requiere atención médica inmediata e internación, habitualmente en terapia intensiva.  

“La temperatura corporal aumenta a más de 41 grados y no se baja fácilmente, la piel está caliente, el pulso acelerado y se suma confusión y pérdida de conocimiento. En ese caso se debe llamar al servicio de emergencia en forma inmediata y la persona no debe ingerir nada por boca”.