¿Yrigoyen o Irigoyen? Historia de una calle con dos nombres posibles
Por más de 114 años se llamó Buenos Aires, pero un acuerdo entre la UCR y el PJ logró modificar su nombre por el del expresidente en 1948. Sin embargo el debate acerca de la correcta ortografía del apellido se mantiene.
Periodista egresado de Taller Escuela Agencia (TEA) de Buenos Aires. Especializado en política nacional, historia, cultura y sociedad. Trabajó, entre otros medios, como redactor en First, Alfa Stile y EducaRed de Fundación Telefónica. Ganador la beca UCA-Clarín de la Fundación Roberto Noble. Fue secretario de redacción de Revista Competencia y jefe de redacción de la Revista Watt, ambas en la Ciudad de Buenos Aires. Se desempeñó como columnista político en Radio LU2. Actualmente es jefe de la sección "El País" de La Nueva. y editor en LaNueva.com.
Por Mariano Buren / [email protected]
Al momento de iniciar la argumentación del proyecto de ordenanza en el recinto, el concejal radical Arturo Duprat sabía que, pese a contar con apenas 5 votos propios sobre un total de 18, la iniciativa de su bloque tenía buenas oportunidades de ser aceptada por las otras dos bancadas.
La idea era simple, pero al mismo tiempo encerraba un fuerte valor simbólico: se trataba de impulsar el cambio de nombre a una de las calles principales del centro bahiense, como una manera de homenajear el legado de una figura que reunía los valores fundamentales para obtener consenso al momento de la votación.
No eran, precisamente, tiempos fáciles para llegar a acuerdos políticos.
Tras la exposición de Duprat, que incluyó una breve pero exaltada reseña biográfica, el edil Aquiles Franco, del bloque peronista, pidió la consideración sobre tablas.
La aprobación fue total.
"Por unanimidad resolvió anoche el C.Deliberante dar el nombre de Irigoyen a la calle B.Aires", informó la edición del 2 de junio de 1948 de este diario.
Así quedó definido un nuevo nomenclador para la que entonces era la arteria más antigua de la ciudad en cuanto a su designación: la calle Buenos Aires había recibido ese nombre en 1834 por parte del teniente coronel Antonio Manuel de Molina, autor del plano original de la Fortaleza Protectora Argentina.
Para fines de la década del '40, sin embargo, la denominación impuesta por De Molina parecía conservar sólo el prestigio de la antigüedad. En sentido opuesto, la revalorización del expresidente Hipólito Yrigoyen estaba en pleno auge, curiosamente gracias a un amplio sector del justicialismo que veía al dirigente radical como un antecesor directo de Juan Domingo Perón.
Esa reinvindicación podía comprenderse fácilmente a partir de un repaso al elenco de Gobierno: Juan Hortensio Quijano, Armando Antille, Eduardo Colom, Alejandro Leloir, Diego Luis Molinari, Juan Cooke, Italo Luder y Vicente Saadi, entre otros dirigentes peronistas, habían ingresado a la vida política por la puerta de la UCR yrigoyenista.
Lo mismo sucedía a nivel local, con referentes como Julio César Avanza, José Aralda, Roberto Volpe, Santiago Bergé Vila, Justo Mouzo, Ramón del Río, Miguel López Francés y hasta el propio intendente Rafael Laplaza. Todos en su momento habían sido radicales.
Por eso la aprobación del proyecto de ordenanza fue apenas un trámite administrativo: para los dos espacios centrales de la vida política bahiense, la custodia de la memoria de Yrigoyen era un tema significativo.
Pero restaba solucionar un detalle: ¿Cuál era la forma correcta para escribir la nueva denominación de la calle que, en 1948, se extendía por 13 cuadras, desde San Martín-Zelarrayán hasta La Falda? ¿Los carteles debían decir "Hipólito Yrigoyen", como figuraba en buena parte de la bibliografía o "Hipólito Irigoyen", tal como aparecía en otra cantidad significativa de archivos y documentos?
La pregunta no era ociosa: el propio exjefe de Estado escribía su apellido igualmente con "I" o "Y" e incluso dentro del propio radicalismo parecía existir una diferenciación ideológica: las franjas más progresistas del partido empleaban la "Y" mientras que los alineados en el sector más conservador mantenían la "I".
Muy posiblemente la decisión de la comuna de utilizar la grafía "Yrigoyen" en Bahía Blanca surgió como una forma de acompañamiento textual a la Ley nacional Nº12.839 -publicada en el Boletín Oficial en octubre de 1946- cuando el Congreso aprobó el cambio de nombre de la calle Victoria por el del exmandatario, en pleno casco histórico porteño.
El debate sobre la correcta escritura pareció encontrar una solución recién en 1965, cuando una investigación de la Academia Nacional de Historia dictaminó, luego de analizar documentos públicos y privados, objetos personales y testimonios de personas cercanas, "que no se puede determinar la verdadera ortografía del apellido Yrigoyen, pues ésta ha variado a través del tiempo según el uso dado o admitido por los mismos interesados".
Los académicos sostuvieron entonces que "debe aconsejarse el uso actualmente generalizado de escribir el apellido Yrigoyen con letra inicial Y".
"Cualquier innovación en la forma actual de escribir el apellido sólo habría de servir para para producir una nueva confusión en el problema", concluyó el dictamen.
Sin embargo la discusión se mantiene, silenciosa, al menos a nivel cotidiano.
Tal como sucede con centenares de calles y avenidas que ostentan el nombre del expresidente en todo el país, en Bahía también es posible toparse con las grafías "Yrigoyen" e "Irigoyen" casi indistintamente, más allá de la unificación que tratan de imponer los carteles indicadores del municipio.
Por lo visto no sólo todas las calles cambian de nombre al cruzar Yrigoyen, sino que la propia Yrigoyen modifica su nombre una y otra vez a lo largo de su recorrido.