El Palacio del Correo
Un edificio emblemático del patrimonio bahiense, hoy en preocupante estado edilicio.
Mario Minervino / mminervino@yahoo.es
Hace 102 años, en agosto de 1920, comenzó la construcción del monumental edificio de Correos y Telégrafos, en la esquina de Moreno y Vicente López.
Pocos meses habían transcurrido de la colocación de la piedra fundamental y ahora había llegado el arquitecto Luis Ochogavía, dando las indicaciones sobre el terreno para que se tomaran “las medidas del caso” y se procediera a la nivelación y a la excavación para los cimientos.
“Viene así a ser coronado el empeño del diputado Valentín Vergara, a cuya gestión debe el vecindario este gran progreso edilicio”, señaló este diario. Había sin embargo una preocupación. Considerando que la obra tenía un costo importante, el presupuesto inicial asignado a la misma apenas alcanzaría para “una pequeña parte del total”, con lo cual existía una razonable preocupación para su ejecución no tuviese interrupciones y retrasos.
El correo, servicio clave de la época, ocupaba entonces una vetusta casona en Alsina y Soler, un local considerado ruinoso e insalubre, al punto que por la humedad y el frío varios empleados habían adquirido enfermedades y reumatismos.
Lo cierto es que el nuevo edificio de calle Moreno no fue terminado hasta 1925 y por distintas circunstancias su inauguración se demoró hasta 1928. Contaba entonces con última tecnología: calefacción a vapor, luz eléctrica, pararrayos, central telefónica con internos y red contra incendios.
En 1997, la privatización de empresas del Estado alcanzó a esta entidad, cuya adjudicación se definió a favor de Franco Macri. Ese mismo año el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. En 2003 la entidad volvió a manos del estado.
Hoy el magnífico palacio sufre una completa falta de mantenimiento. Su exterior se encuentra parcialmente protegido con pantallas por el desprendimiento de ornamentos y revoques y su interior exige una urgente adecuación.