Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La famosa globalización aún tiene problemas cruciales sin resolver

El principal, por la amplitud de consenso que despierta, es la contaminación ambiental producto de uso de combustibles.

   La denominada globalización, conocida como proceso económico, político, tecnológico, social y cultural que ha transformado al mundo en un lugar cada día más interconectado y que ha afectado, de diversas maneras, como ser en los mercados, tecnologías, comercializaciones, comunicaciones, políticas y desarrollos industriales a nivel global, tiene problemas cruciales aún sin resolver.

   El principal, por la amplitud de consenso que despierta, es la contaminación ambiental producto del uso de combustibles fósiles, el aumento de la población y el consecuente aumento de la producción industrial.

   El otro es que no se han podido atenuar los conflictos bélicos entre países o dentro de los propios países. 

   Estos temas, que tienen un efecto transversal entre todas las naciones, afectan por igual a todas las poblaciones, en mayor grado a los de menor desarrollo. 

   Si bien el conflicto civil en Siria, aún sin final cierto, ha sido terrible, el nuevo frente, quizás impensado, es el que nos mantiene en vilo: la guerra entre Rusia y Ucrania. 

   Este último conflicto puede afectar en muchos aspectos las acciones que los diferentes países realizan para reducir los daños del efecto invernadero, que comenzó con el protocolo de Kioto.

   Si bien el conflicto territorialmente es reducido, sus efectos en el corto y mediano plazo son globales, con consecuencias severas para las economías de todo el mundo. 

   Arabia Saudita es el primer exportador de petróleo, pero Rusia es el segundo y es el primero en exportación de refinados y de gas. Rusia cuenta con las mayores reservas de gas del mundo. 

   El 30% del gas ruso se exporta por gasoductos a sus vecinos europeos, que dependen en gran medida de esa fuente de energía para el funcionamiento de sus economías.

   La incertidumbre del final del conflicto hace que los países importadores de gas y petróleo estén echando mano a recursos de otro origen, como el resurgimiento del carbón. 

   Esto trae como consecuencia, que los acuerdos para la eliminación o reducción de emisiones de CO2, se vean demorados o pasen a segundo plano porque el mundo actual no se concibe sin energía.

   Argentina, que tiene recursos abundantes para explotar en combustibles fósiles, ya ha visto la oportunidad que le brinda este conflicto, como también en la exportación de alimentos, al salir Ucrania del mercado de granos, y está revisando aceleradamente políticas de extracción, transporte e industrialización, para insertarse como un proveedor de combustibles fósiles, además de alimentos.

   Si los grandes países involucrados en el conflicto, Rusia, Estados Unidos, China y la Unión Europea, no toman iniciativa en el tema medioambiental, y de hecho se ve que no lo harán en el corto plazo, está claro que la situación tenderá a empeorar, pese a que la tierra está dando avisos cada vez más severos de las acciones humanas para deteriorar el medio en que viven.

   No se ve un buen horizonte en el mediano plazo, y por el contrario, tendremos que acostumbrarnos a situaciones de clima cada vez más violentas y que perjudicarán a la humanidad, especialmente a los habitantes de países menos desarrollados.