"Hoy rompí el chanchito y compré carne": cómo cambió el consumo de asado para los bahienses
El aumento en los precios de la carne vacuna obligó a modificar hábitos: disminuir la frecuencia, recortar las cantidades o variar los cortes que se ponen a la parrilla.
Comer asado es una de las costumbres más características de la cultura argentina. En familia o con amigos, es un ritual que no falla para pasar un buen momento.
Incluso en la última campaña presidencial se utilizó mucho la figura del asado para graficar la baja en la calidad de vida de la población. Sin embargo, pese a las promesas y expectativas, la carne vacuna sigue siendo uno de los productos que más aumenta su precio mes a mes.
De acuerdo con los valores registrados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna en Argentina (IPCVA), hacer un asado en marzo para una familia tipo costó más de $ 4.800 (si se suman los precios de 1 kilo de asado, 1 kilo de vacío, ½ kilo de chorizo, ½ de morcilla y 1 kilo de matambre). Y según el CREEBBA, solamente durante el mes de abril de 2022 se registró en promedio un incremento del 20 % en el precio de las carnes en Bahía Blanca.
Una familia necesita más de $ 106 mil para no ser pobre en Bahía Blanca
Mientras los importes continúan en alza, el consumo se reduce notablemente. “Hasta hace un tiempo podías comer carne en todas las comidas. Ahora cambiás el menú”, dijo un vecino la semana pasada. Y el asado no se queda afuera de este recorte.
En este panorama, La Nueva. recorrió carnicerías del centro bahiense para conocer cómo se han modificado los hábitos de consumo en nuestra ciudad.
“Hoy rompí el chanchito y compré carne. Llevé un poquito de vacío y me salió 1.300 pesos”, dijo una vecina en el Mercado Municipal.
“Prácticamente no hago asado”, agregó. “Consumo más pollo que carne, porque está carísima la carne. Más bien consumo carne picada, caracú, cosas más económicas”.
La mujer agregó que “tiene que ser un evento muy especial para comer carne o asado. Pero no es como antes que uno ponía al horno asado o vacío. Ya no”, se lamentó.
Además, contó que en el último tiempo redujo su consumo de carne en general, no solo a la parrilla. “Viene decayendo”, dijo. “Carne se comerá una vez a la semana, si es que se come. Hace más de 10 días que no consumo carne”, concluyó.
Alberto, que compró en una carnicería con precios más accesibles ubicada en calle Brown, también manifestó haber reducido los niveles de compra. "Consumo menos, el precio ha aumentado mucho”.
A pesar de la reducción en cantidad, comentó que todavía sigue comprando “bife o asado”, pero que debió dejar de comer pescado.
Alberto
“Una vez al mes como asado. No igual que antes, que se podía hacer todos los fines de semana”, dijo Ezequiel, que también manifestó haber reducido la frecuencia y la cantidad de consumo de carne. Expresó que antes compraba “tapa de asado o vacío”, pero “ahora me voy más a la tira de asado o la falda” para hacer a la parrilla.
Además, en cuanto a las cantidades, “antes me compraba 3 kilos de cada cosa y ahora 1 kilo o medio kilo. Baja bastante”, notó.
Ezequiel
Un panorama más general dieron los carniceros de tres comercios con precios diversos, que vendían el kilo de asado desde $ 600 hasta $ 1.090.
“La frecuencia de consumo bajó mucho. Debe haber bajado por lo menos un 50 % por un tema del bolsillo de la gente”, dijo uno de los carniceros que atiende en el Mercado Municipal, que aclaró que “viene bajando en los últimos diez años”, y consideró que también se debe a cambios en la alimentación.
En cuanto al asado, contó que sus clientes “van variando carne de vaca por pollo o cerdo”, que son más económicos. Para una parrilla de carne vacuna, compran “vacío, tapa de asado o tapa de nalga”.
Como alternativa, también notó que “mucha gente se reúne y hace pulpas al horno, por un tema de rendimiento”.
Otro carnicero, que atiende en un reconocido supermercado bahiense, observó que los clientes “van más a la oferta” y que los cortes que más se venden son aquellos con precios rebajados. Sin embargo, dijo que las “pulpas para milanesa, como la nalga”, que en su comercio están en $ 1,390 el kilo, son de las piezas más elegidas.
En cuanto al asado, no notó grandes cambios respecto a la frecuencia de consumo, pero sí en las cantidades: alguien que solía llevar de a 3 o 4 kilos de carne, ahora lleva 1 kilo, ejemplificó.
Pero esa no es la situación en la carnicería más económica ubicada en Brown. Su carnicero dijo no haber notado una reducción en la venta de asado. “No me quedó nada, llevan de a 2 kilos, 3 kilos o 4 kilos” y explicó que se debe al cambio en los precios. “Antes vendíamos novillo y estaba $ 900 el kilo. Ahora está $ 600”, contó.
"La caída en el consumo de carne bovina en Argentina es un fenómeno que no ha dejado de profundizarse casi de forma ininterrumpida a lo largo de la última década", sostiene en un informe la Bolsa de Comercio de Rosario.
Con matices, la forma en que los bahienses comen asado no es la misma que en los últimos años. La inflación afecta cada vez más a la dieta de los argentinos.