Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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A dos semanas del temporal, cómo están las familias que más lo sufrieron

“Cuando me fui, el agua me llegaba al pecho. Les decía '¡soltame, dejame!' porque me faltaba el aire. Quería ahogarme, morirme”, relató una vecina que fue evacuada en el Boulevard y el domingo pudo volver. La situación hoy en dos de los barrios más afectados. 

Stella Maris volvió este domingo a su casa en el Boulevard. (Fotos: Pablo Presti - La Nueva.)

   A dos semanas del temporal de viento y lluvia que golpeó a Bahía Blanca y la zona, las familias más afectadas siguen lidiando con las consecuencias.

   Voladura de techos, calles anegadas y viviendas inundadas motivaron la evacuación de decenas de vecinos de sectores periféricos de la ciudad.

   Uno de los sitios con mayores complicaciones fue un sector del Boulevard de Ingeniero White. Daniela y Agustín tuvieron que dejar su casa cuando el agua irrumpió mientras dormían. Al otro día volvieron a acomodar sus cosas, pero el panorama era desolador.

   “Perdimos mercadería, la heladera, los colchones” dijo Agustín el día después del temporal a La Nueva. “Ropa no nos quedó nada, tuve que tirar todo”, agregó Daniela.


Daniela y Agustín en su casa el día después de la tormenta.

   Todavía se quedan en lo del tío de Agustín. No volvieron ni quieren volver a vivir en el terreno que habitaban. “Tres días después de la tormenta, la marea volvió a subir”, dijo Daniela. “Por eso no volvimos. No queremos estar ahí”, manifestó. “Nos vamos a quedar en lo del tío de Agustín hasta que consigamos algo. Por ahora, no conseguimos”.

   Daniela contó que recibieron ayuda de gente que se solidarizó. “Nos dieron colchones, mercadería y ropa”, dijo. Y añadió que “lo único que recibimos de campañas de donación fueron colchones, que nos dio la sociedad de fomento”.

   En cuanto a su casa, “estamos esperando una respuesta del delegado. Nos iba a conseguir un terreno”.

   En ese sector del Boulevard, que queda cruzando la ruta frente a la cancha de Huracán, viven seis familias. Una de las vecinas, Stella Maris, recibió a Agustín, Daniela y a su hija cuando despertaron por la irrupción del agua.


Stella Maris muestra hasta dónde llegó el agua en su comedor.

   “Me llamaron para venir a casa porque estaban inundados y yo les dije 'dale, vengan, pero yo también'”, recordó la vecina. “A la chica -Daniela- le entraba agua por la ventana. Yo estoy un poco más alto acá”, justificó.

   Ese día, Stella Maris también tuvo que evacuar su casa. Se quedó en lo de su hija hasta el domingo pasado. Dijo que su hija la ayudó a limpiar y ordenar el desastre. “El olor a humedad era insoportable. El agua no sé de dónde sale. Está todo húmedo. Sigue saliendo. Lavamos, y sigue saliendo. No sabés lo que era el piso”, contó.

   Y recordó el horrible momento de la evacuación: “Cuando me fui, el agua me llegaba al pecho. Les decía '¡soltame, dejame!' porque me faltaba el aire. Quería ahogarme, morirme”.

   “Menos mal que no se me voló el techo. Se voló el tinglado de al lado. Necesito chapas para el techo, para acomodar un poco. Esta hundido, se llueve. Ese día se llovió por todos lados”.

   Stella Maris vive en ese lugar desde 1974. “Nunca me había tenido que ir”, aseguró. “Cuando llueve, se llena de agua alrededor, no adentro. Nunca se ha llenado tanto. Eran olas, cada vez peor”, recordó.

   Su calle, Andrade, no está demarcada. Varias veces pidió que sea nivelada para que deje de anegarse el terreno. “No solucionan nada. Queremos que rellenen con tierra y que me hagan mi calle”. 

   Como sus vecinos, no quiere quedarse más en ese terreno. “A mí me da lástima. Pero que me compren la casa y me voy de acá”, sentenció.

   Otro de los sectores que recorrió La Nueva el día después del temporal fue el barrio Costa Blanca. Ahí vive Carolina, con sus dos hijos. Contó que las calles “se inundan porque baja todo de las vías”, y en su cuadra, que choca con el terraplén de la ruta, el agua queda estancada. Y aseguró que esa situación se repite cada "dos por tres".


Carolina, vecina del barrio Costa Blanca.

   “Cada vez que llueve, la calle es intransitable. Nos tenemos que quedar adentro, no salimos”, dijo. En esos casos, sus hijos no pueden ir al colegio. Suelen ir en colectivo hasta el barrio Noroeste, pero si quieren llegar a la parada desde su casa tienen que atravesar un barrial. “Antes que vayan todos enchastrados...”

   Dijo que varios vecinos pudieron reparar sus casas luego de los destrozos del temporal, pero que perdieron muchas cosas por la humedad. Pero la casa de Carolina no tuvo un destino tan desolador. “Se llovió la pared de atrás, que no está revocada, y entró agua en el dormitorio de la nena”, dijo. Y agregó que no llegaron a autoevacuarse.

   “Nadie nos ayudó” después del temporal. “La gente de los merenderos vino a preguntar nombres y dijeron que iba a pasar el delegado, pero no pasó nunca”, aseguró.

   En el barrio no tuvieron agua durante los tres días que siguieron a la tormenta. Carolina comentó que a su sector no llega ese servicio, pero que un vecino los provee con un tanque.

   Estas historias se multiplican por decenas. El fenómeno climático del jueves 24 de marzo dejará secuelas por un tiempo más.