Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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​​​​​Escenario político: crece la antipolítica, la política no reacciona

La figura de Javier Milei se consolida y esmerila a las grandes coaliciones, que no pueden o no quieren dar algunos de los gestos de austeridad que tanto se le reclaman. Un análisis del caso de Bahía, donde el tema de los sueldos políticos suele generar mucha polémica.

Javier Milei

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   La anécdota sucedió durante la campaña, entre un importante dirigente de nuestra ciudad y una figura política de proyección nacional. Dialogando sobre las dificultades de administrar la Provincia de Buenos Aires, el bahiense le dijo al visitante: "Si un día llegás a gobernador, tenés que hacer que la Legislatura sea unicameral. No tiene sentido seguir con dos cámaras. Vas a ver que la gente te lo va a valorar".

   La PBA tiene un parlamento bicameral. Pero, a diferencia del Congreso Nacional, donde los diputados representan al pueblo (cada provincia tiene una cantidad de bancas según su demografía) y los senadores a las provincias (todas tienen la misma cantidad), en la Legislatura bonaerense hay 92 diputados y 46 senadores, en ambos casos distribuidos por razones de población de cada sección electoral.

   Es decir, se trata de un sistema desigual donde las secciones Primera y Tercera (el Conurbano) acumulan más diputados y, también, más senadores: 8 y 9 respectivamente, contra 6 de nuestra Sexta Sección o 3 de la Séptima (la zona de Azul y Olavarría).

   Además de desequilibrado, en términos del politólogo Andrés Malamud se trata de un organismo opaco. La inmensa mayoría de los bonaerenses no sabe qué cosas se resuelven en la Legislatura y, a medida que uno se aleja geográficamente de La Plata, casi nadie sabe que existe.

   Desde un punto de vista institucional, su funcionamiento es imprescindible. Las provincias necesitan leyes propias. Desde una mirada práctica, hace falta discutir una refuncionalización de estos esquemas, que terminan generando estructuras burocráticas muchas veces alejadas de la gente que las financia con sus impuestos.

   El pedido de achicar la Legislatura "porque la gente lo va a valorar" es apenas un ejemplo que se inscribe en un contexto más arduo: en Argentina continúa en aumento el malestar con la dirigencia política de todos los colores, bajo el argumento de que se encuentra cada vez más encerrada en su vida de palacio mientras los indicadores sociales se siguen hundiendo.

   En ese clima negativo cobran fuerza las voces que proponen como solución el virtual aniquilamiento del sistema político, al que llaman "casta", palabra que no está elegida al azar ya que refiere a un sistema social con capas inamovibles, en el cual hay eternos dominantes y dominados.

   Sobre esa crisis de credibilidad de los partidos tradicionales se monta el crecimiento de figuras como Javier Milei, cada vez más sólido en las encuestas a partir de un mensaje antipolítica que no distingue las ideologías de sus adversarios.

   Uno de sus principales méritos comunicacionales es que tiene un discurso llano, de fácil inserción en los diferentes estratos de la sociedad, además de un look y una gestualidad sumamente llamativos. Para Milei la política tradicional no solo es una "casta" sino que además "son todos chorros" y "viven jodiendo a la gente para no resignar ninguno de sus privilegios".

   En su lógica anarcoliberal también plantea una serie de reformas económicas, como ir a un esquema de libre competencia de monedas para huir del peso o eliminar al Banco Central para anular la emisión monetaria y planchar la inflación (vaya aquí una consideración: ninguno de los países vecinos que controló la inflación cerró a su Banco Central, evidentemente no es condición indispensable).

   Pero entre las propuestas económicas y su furia antipolítica está claro que lo que más pega del mensaje de Milei es el repudio a uno y otro margen de la grieta. Ahí es donde representa a un porcentaje significativo de la población, que siente que los sucesivos gobiernos no solo no mejoraron sus condiciones de vida sino que además empinaron la caída.

   De todo esto nace, natural, una pregunta: ¿Qué piensa hacer la política para contrarrestarlo? Por lo pronto, indignarse en los medios o en las redes, pero no se la ve moviendo un solo dedo para atender los reclamos de ese sector de la sociedad, cuyas demandas en definitiva son genuinas. Porque esto es importante: el creciente rechazo a la clase política es sincero; no lo inventa Milei sino que éste es apenas su vehículo. 

   Esa ausencia de reacción, ese vacío de gestos concretos hacia quienes ven cómo empeora su calidad de vida, contribuye a consolidar la noción: la "casta" no está dispuesta a resignar ninguno de sus privilegios.

   Se puede tomar el ejemplo de la Legislatura, pero hay otros temas que encienden la bronca. En el caso de Bahía Blanca es recurrente el enojo con los salarios de los funcionarios políticos, un asunto complejo que merece análisis.

   Por solo tomar los cargos electivos, el intendente tiene un sueldo bruto de 1.500.000 pesos, de los cuales recibe en mano poco más de 800 mil, mientras que los 24 concejales están por encima de los 400 mil en bruto (unos 300 mil netos), con el asterisco de que su nivel de responsabilidad y exposición es muchísimo menor. Hasta se podría decir que, en proporción a la exigencia, ganan mejor que el jefe comunal.

   Todos estos salarios se rigen por una tabla establecida en la Ley Orgánica de las Municipalidades de la Provincia. El intendente, de acuerdo con la normativa, debe ganar el equivalente a 16 sueldos de los empleados municipales de la categoría más baja.

   Artículo 125 de la Ley: "El Intendente gozará del sueldo que le asigne el Presupuesto, el que en ningún caso podrá ser inferior a diez (10) sueldos mínimos (...) en el escalafón administrativo de cada Municipalidad. Los Municipios que tengan doce (12) y catorce (14) concejales deberán elevar el número de sueldos mínimos a doce (12). Los Municipios que tengan dieciséis (16) y dieciocho (18) concejales, a catorce (14) y los que tengan veinte (20) y veinticuatro (24) concejales a dieciséis (16)".

   Esto, a su vez, implica que cada aumento que obtiene el sindicato para los trabajadores de la comuna (este año será del 46,3 %) también genera una mejora en los haberes de la planta política. Es el único caso donde el que decide la paritaria es patrón y beneficiario.

   Una opción sería cambiar la Ley Orgánica, pero la realidad es que en el resto de los municipios bonaerenses no se ven haberes tan abultados. La explicación de lo que sucede en Bahía es que el salario más bajo de los municipales está muy por encima de la media. Y esto no es así desde la gestión Gay sino que es histórico.

   Entonces, una solución sería crear categorías todavía más bajas de empleados municipales, con salarios menores, lo cual reduciría automáticamente los sueldos políticos. El inconveniente allí puede ser la resistencia del gremio, aunque siempre hay alternativas. Las primeras categorías se podrían usar por poco tiempo para los ingresantes y luego generar ascensos.

   Sin embargo, nada de esto se encuentra ni siquiera en carpeta.

   Vale aclarar que no se puede aumentar a los trabajadores y congelar los sueldos políticos. Ya ocurrió en gestiones anteriores pero luego vinieron los cuestionamientos desde el Tribunal de Cuentas por incumplimiento de la Ley Orgánica. ¿Por qué no se permite que la planta política de Bahía Blanca ponga en el freezer sus ingresos mientras los empleados municipales siguen recibiendo aumentos? Porque entra menos dinero del que corresponde a la caja jubilatoria y a la Provincia no le hace gracia perder esos fondos. Así de sencillo.

   De todos modos, existen más opciones. Otra es cobrar los haberes tal como pide la norma y crear un fondo con un porcentaje de los salarios políticos, en concepto de donación a alguna causa justa. De hecho, algo así se puso en práctica al principio de la pandemia. Aunque, en esa oportunidad, los aportes solidarios duraron apenas un mes.

   Como sea, resignar algunos ingresos sería un gesto, una señal de austeridad en tiempos de ascetismo obligado para tantos argentinos. Incluso, entendiendo que el impacto en términos de reducción del gasto público es mínimo.

   Porque lo que se debe subrayar como cuestión de fondo es que el dato realmente importante no es el sueldo de los políticos. Ni siquiera la cantidad de nombramientos en la planta política. El número a mirar es cuántos empleados estatales hay al comienzo de un gobierno y, cuántos, al final. Esa cifra deja huella real en el presupuesto y, además, puede dar una idea de cuántos "favores" concedió cada administración.

   En los principales despachos de Alsina 65 aseguran que el saldo, entre 2015 y 2023, les dará positivo, ya que solo hubo ingresos cuando se produjeron bajas. Se verá, llegado el momento.


Martín Barrionuevo

   Volviendo a los libertarios y a la idea de que la "casta" mantiene sus privilegios exprimiendo a los privados, un eje del mileísmo y de los espertianos es la baja de la presión tributaria.

   Días atrás desde el bloque de concejales de Avanza Libertad surgió el primer proyecto que corre por derecha al gobierno municipal de Juntos. Martín "Tury" Barrionuevo pidió eliminar la tasa de Derechos de Construcción, un ítem que este año apunta a recaudar unos 900 millones de pesos para las arcas municipales. Es plata que se ahorrarían directamente los inversores, tanto empresas como particulares.

   Hasta hace poco los cuestionamientos a la administración Gay venían solo del peronismo, el cual lo suele correr por izquierda con el gasto social. Pero ahora aparece este grano que podría cambiar ciertos paradigmas. Los concejales de José Luis Espert tienen potencial para apropiarse, al menos en parte, de un discurso que cae bien en un sector del electorado que hasta ahora acompañó a Cambiemos. 

   ¿Cuál será la reacción del oficialismo local? En principio, respecto de la tasa mencionada, evalúan una aceptación a medias, que contemple a las pequeñas inversiones pero no a los grandes emprendimientos.

   No obstante, los libertarios se mantienen en su postura: quieren la eliminación total. Y tienen otra cuenta, según la cual dejarían de ingresar 90 millones al Municipio, no 900. "Es que queremos empezar de a poco", sugieren.

   Por lo visto, habrá nuevos capítulos.

   Finalmente, ¿qué le contestó aquel potencial candidato a gobernador al dirigente de Bahía que propuso achicar la Legislatura?

   Dijo: "Sería muy bueno. Si llegamos a ganar en 2023 hay que tomar 6 o 7 medidas fuertes de arranque y después agacharse y aguantar hasta que pase el vendaval. Si todo sale bien, vamos a empezar a ordenar las cosas".

   ¿Será factible? Hay una verdad absoluta: solo es posible afectar las cajas de la política si se consigue un gran acuerdo político que implique renunciamientos. Por ahora es más probable que sigan creciendo los Milei.