Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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¿Qué pasa con las estaciones de servicio que cierran en Bahía?

Muchos predios muy bien ubicados llevan años desocupados, sin que nadie se interese demasiado en su futuro.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Guillermo Crisafulli

Por Pablo Andrés Alvarez / palvarez@lanueva.com

   Según estadísticas relevadas por las cámaras empresarias vinculadas al sector de expendio de combustibles, a fines de 2000 en la Argentina operaban 6318 estaciones de servicio.

   Por entonces el mercado se repartía entre 11 empresas con producción propia y las blancas, que eran las que no utilizaban bandera de compañía petrolera.

   Y éste, puntualmente, fue uno de los sectores más afectados por la inestabilidad política y económica de nuestro país en los últimos 20 años, a tal punto que alrededor de 2.500 bocas de abastecimiento de combustible debieron colgar sus mangueras.

   Junto con ellas también sucumbieron varias empresas que las embanderaban. Rhasa, Petrolera del Plata, Citex, Dapsa y Conor, son algunas de las que quedaron en el camino. Otras, el caso de San Lorenzo y Eg3 mutaron a nuevas marcas.

   Bahía Blanca no fue la excepción. Y allí surge un interrogante: ¿en qué se convirtieron las viejas estaciones de servicio?

   Por lo observado, varias de ellas se transformaron en cocheras, algunas en lavaderos o lubricentros y pocas en importantes emprendimientos inmobiliarios. 

   El resto, sin embargo, no logró ese objetivo, consolidando el mapa de terrenos abandonados sin posibilidades de ser reciclados por el alto costo que implica su remediación.

   Una vez que dejan de operar desocupan un ,macizo que pareciera inutilizable o que, al menos, exige una inversión de dinero tan importante que dificulta su puesta en valor nuevamente. 

   Y en ese sentido, varias esquinas estratégicas, donde por décadas funcionaron estaciones, esperan hoy encontrar su nuevo destino.

   “Hay un quiebre con la aparición de la Ley de Hidrocarburos. Allí nace una etapa distinta en las estaciones de servicio y muchas quedaron en el camino”, analizó Mario Parigiani, ex titular de la Cámara de Expendedores de Combustibles y empresario histórico de esta actividad. 

Avenida Colón y Saavedra

   Como se sabe, los hidrocarburos son residuos peligrosos y existen pocas empresas habilitadas para su tratamiento. La remediación consiste precisamente en retirar la tierra contaminada a un relleno habilitado. 

   Si la contaminación afectó la napa es más complicado de solucionar, porque exige retirar agua en camiones especiales hasta tanto se encuentre el líquido en condiciones.

   “Cuando una estación de servicio cambia de propietario, en el predio que está enclavada debe realizarse un estudio de suelo. Y suele aparecer contaminado, porque los materiales que se usaban antes no son los mismos de ahora. Y el organismo de contralor, hasta que no se descontamina, no vuelve a habilitarlo. Por eso hay muchas que no volvieron a utilizarse, porque los trabajos de saneamiento son bastantes onerosos”, explicó el propio Parigiani.

   Básicamente, la contaminación del terreno se originaba por los tanques de almacenamiento que están bajo tierra. 

   “Antes eran de simple pared, o sea con un solo anillo de chapa, que con el tiempo, por la corrosión, comenzaba a picarse y a generar pequeñas filtraciones. Esas pérdidas de combustible terminaban en el suelo y se expandían”.

   En nuestra ciudad han cerrado en las últimas décadas una veintena de estaciones, muchos de cuyos terrenos se mantienen sin uso. No se trata en todos los casos de contaminación del terreno, aunque la mayoría de los futuros usuarios deberán gestionar los certificados que habiliten el terreno para nuevos emprendimientos.

Almafuerte y Charlone

   “Cuando eso se detecta, cada metro de tierra que se levanta debe ser mandado a analizar. Y a eso se suma el recambio obligatorio de los tanques. Todo ello tiene un costo muy alto, y por ese motivo, hay varias estaciones que prefirieron dejar de funcionar antes de invertir para revertir la situación”.

   Un caso de rápida resolución fue el de Yrigoyen y San Martín, una Shell que, luego de 70 años de operatividad, cerró en 2006. En el lugar se construyó un edificio en planta baja para alojar locales comerciales. 

   Algo similar ocurrió en Brown e Ingeniero Luiggi, donde el cierre de una Esso derivó en la construcción de un inmueble para servir a una agencia de automóviles. Son dos modelos de resolución favorable.

Brown e Ingeniero Luiggi

   Pero existen otros que llevan ya muchos años en desuso, con un claro aspecto de abandono y, en la mayoría de los casos, con un cerco precario, de chapa, que no hace sino aumentar esa impresión.

   Ejemplos: Saavedra y avenida Colón. La céntrica esquina lleva más de 15 años sin destino, con un vallado que no cumple con las normativas, ya que no hay obra alguna que justifique que ocupe la mitad de la vereda. Hace algunos años el propietario confirmó el inicio de un edificio en altura, pero no pasó de ese comentario.

   No menos abandono presenta la esquina que ocupara otra Esso, en la esquina de Almafuerte y Charlone, con más de diez años de desocupada. La misma se ha convertido en un baldío que además genera un esquina donde la gente se ha acostumbrado a dejar residuos, como si fuera un lugar natural donde hacerlo. Ha crecido, además, una densa vegetación que supera en altura un maltrecho cerco.

Almafuerte y Patricios

Los pasos a seguir

   Luego de que los organismos ambientales del Estado se aseguran que los terrenos están libres de toda contaminación originada por los combustibles, los predios pueden ser habilitados para otros rubros.

   Por eso, quien decida edificar en esos lotes deberá, primero, "remediar" el suelo; vale decir, volverlo apto y libre de contaminación. Esta tarea exige que la tierra contaminada, generalmente centenares de metros cúbicos, deba retirarse y depositarse en terrenos habilitados para recibirla, actividad que, en Bahía Blanca, está en manos de una única empresa.

   Asimismo, se hacen estudios de suelo para deshabilitar las estaciones. Los controles son llevados a cabo por empresas que están homologadas por la Secretaría de Energía de la Nación, que también realiza inspecciones, al igual que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti).

   En el micro y macrocentro de nuestra ciudad se suma otra cuestión. 

Brown y España

   “Por ley, estación de servicio que se cierra, no puede reabrir, así tenga los estudios de factibilidad sin contaminación de suelo. Y venderlo como terreno se complica porque igualmente hay que sacar los tanques enterrados. De todos modos, cuando una estación de servicio cierra, uno de los requisitos que debe cumplir sí o sí es sacar todo el combustible de los tanques. No es que una vez que cierra, sigue contaminando”, añadió Parigiani.

   Desde hace 20 años aproximadamente se utilizan los tanques de doble pared, lo que evita la posibilidad de contaminación de suelos. 

   “Y se realizan inspecciones periódicas sobre posibles pérdidas, midiendo la presión entre los dos cilindros. Si hay alguna falla en la primera capa, ese tanque debe ser removido inmediatamente, antes que la fuga siga camino hacia la tierra. Los análisis son realizados por una empresa privada y estudiados por las universidades, que son entes objetivos”.

   De todos modos, no todas las que están funcionando actualmente en nuestra ciudad tienen este tipo de tanques. 

Brandsen y Namuncurá

   “La normativa no fue retroactiva, por lo que las más viejas, que ya no son muchas, deben cambiarlos cuando se detecta contaminación en el suelo. A partir de esa ley, la vida útil de estos tanques de doble cilindro se calculó en 20 años, cuando el cambio es obligatorio, tenga o no tenga pérdida”, manifestó el ex presidente de la Cámara de Estacioneros.

   Más allá de estos casos, la cantidad de estaciones de servicio en Bahía (son 22 en la actualidad) es óptima de acuerdo a su parque automotor. 

   “Pero si la cantidad de autos sigue creciendo, es posible que se necesite mayor cantidad. Un déficit que noto es que prácticamente no hay estaciones en los barrios, por lo que la mayoría de los automovilistas tienen que venir al centro a cargar combustible. El mercado está concentrado en el macrocentro”.

   Desde que la nafta y el gasoil dejaron de generar un buen margen de ganancia, los estacioneros debieron ampliar su oferta de productos: minimercados, kioscos, venta de leña, hielo y hasta de alimento para mascotas son algunas de las alternativas más comunes. Incluso, varios comercios adaptaron sus instalaciones para que puedan ser utilizadas como oficinas móviles de trabajo.

14 de Julio y Chequen

   “Hay muchas que se modernizaron y agregaron servicios, como los gastronómicos por ejemplo, para atraer al público”.

   Pese a que 2020 fue un año para el olvido para los empresarios del sector, el mercado se equilibró en los últimos meses y se avizora un repunte. 

   “Estamos volviendo a los números de la prepandemia, sin olvidar que 2020 fue para el olvido para el sector al plancharse a 0 la circulación. Y la mayoría de los gastos se mantuvieron, como los servicios de luz, gas y agua y los sueldos, obviamente”.

No es rentable

   “Abrir una estación de servicio en estos tiempos que corren no es rentable”, opina José Luís Sureda, reconocido consultor y ex secretario de Recursos Hidrocarburíferos de la Nación.

   “Salvo que se encuentre un lugar donde vender mínimo 600/700 mil litros mensuales”, reconoció.

Dasso y San Martín (White)

   Sin embargo esa parece una tarea imposible de lograr. Según la consultora Economic Trends, más de la mitad de las Estaciones de Servicio del país hoy se encuentran por debajo del punto crítico en las ventas. 

   Según especialistas, para llegar al punto de equilibrio, una Estación de Servicio de 13 empleados debe vender por lo menos 420 mil litros por mes, mientras que una de 7 trabajadores necesita expender 260 mil litros.

Las que quedaron sin uso

--Saavedra y Colón. Vallada, sin movimientos desde hace años. Es aprovechada para difundir todo tipo de actividades con afiches.

--Almafuerte y Charlone. Demolida. Ya le crecen árboles en su interior.

–-Vieytes y Cuyo. La gente aprovecha para tirar basura en las veredas.

--Almafuerte y Patricios. Mantiene su estructura. También fue cochera y lavadero de autos, pero ahora le subieron a 3 metros el vallado para protegerla de hechos vandálicos.

--Dasso y San Martín. Enfrente de la cancha de Comercial. El último locatario que tuvo fue una lista que se presentó en unas elecciones del club. Está abierta, sin cerco alguno, excepto que taparon las aberturas con chapas.

--La rotonda de la Ruta 33, salida para Tornquist. Quedaron los surtidores y un cartel de ESSO dentro del salón comercial como mudos testigos. También cerraron los dos restaurantes que funcionaban a sus dos lados, para dejar una imagen desértica del sector.

--17 de Mayo y Pacífico, entre Villa Nocito y Vista Alegre. A su total abandono, se suma que el techo presenta signos de mucho deterioro y no hay nada que prevenga a los transeúntes del sector.

--Brown y España. Más allá de supuestos intereses por su excelente ubicación, hace varios años que fue derrumbada y sigue vacía.

Las que se reinventaron

--Colón y Don Bosco. Una treintena de autos duermen en su interior, protegidos por un tejido metálico. Desde un BMW hasta una camioneta incendiada.

--Chiclana y San Luis. Una de las pocas que logró reconvertirse. Su estructura, sin grandes modificaciones, alberga un lavadero con bastante afluencia, ya que funciona las 24 horas.

--Arias y Ecuador, en Villa Rosas. Totalmente reformada, el techo es el único indicio de que allí funcionó hace muchos años una estación de servicio, que pocos vecinos recuerdan. Se reconvirtió en un salón comercial. Hoy funciona una casa de artículos varios.

--14 de Julio y Chequen. En una de las entradas del barrio Patagonia, sólo uno de los dos autoservicios que utilizaron sus instalaciones logró sobrevivir.

--Un caso de rápida resolución fue el de Yrigoyen y San Martín, una Shell que, luego de 70 años de operatividad, cerró en 2006. En el lugar se construyó un edificio en planta baja para alojar locales comerciales. 

--Algo similar ocurrió en Brown e Ingeniero Luiggi, donde el cierre de una Esso derivó en la construcción de un inmueble para servir a una agencia de automóviles.

--Brandsen y Namuncurá. Actualmente funciona como lubricentro y lavadero. 

--Brandsen, entre Lamadrid y Soler. Ahora está activo un lavadero.

--Soler 345. A metros del Privado del Sur. Convertida en cochera privada.

--Guemes 773, ex Isaura. Hoy reconvertida a cocheras. La fachada se mantiene igual.