Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Inflación: Argentina es un mal alumno pero, ¿hay que imitar a Brasil?

Los elevadísimos niveles de deuda en moneda local del vecino son un serio riesgo, alertó un economista.

Por Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com

   Que Argentina es uno de los países de la región con peor desempeño inflacionario no es ninguna novedad. Pero imitar a rajatabla lo que hacen los vecinos no siempre puede ser la solución, ya que la abrupta suba de tasas de interés dejó a los brasileros con un nivel de endeudamiento en moneda local incluso por encima del de nuestro país, un serio riesgo que convendría evitar, según explicó a este diario el economista de la Fundación Mediterránea Jorge Vasconcelos.

   Es que la deuda doméstica (deuda en moneda local), como porcentaje del PBI de nuestro vecino más importante es 67,8%, muy por encima del 39,4% argentino, de acuerdo con estimaciones del analista para el año en curso. En materia fiscal, el déficit promedio para la etapa 2014-2018 también fue mayor al local: 5% para nuestro país versus 7,8% para los cariocas.

   Sin embargo, el derrotero inflacionario es también muy diferente: mientras que por estas tierras se descuenta una suba de precios muy cercana al 100% interanual a fin de año, en Brasil no superarían el 6% para el mismo lapso, es decir, menos de lo que aquí hemos llegado a tener en un mes.

   “Brasil eligió el camino de tasas de interés muy altas para combatir la inflación, pero, salvo algunas etapas, mantuvo un déficit fiscal persistente, lo que generó una deuda doméstica más abultada que la de Argentina, lo que es sin duda un riesgo”, alertó Vasconcelos.

   Entonces ¿qué camino seguir? “Primero que nada, tener políticas fiscales y monetarias que piensen en estabilizar la economía y lo que se llama anclas sólidas, que pueden ser fijar el gasto público, la emisión o el tipo de cambio. Los acuerdos empresariales y sindicales también pueden contribuir. Lo otro es tratar de que se desindexe la economía, porque todos los contratos que hoy se firman tienen como horizonte una inflación elevadísima, lo que no es nada bueno. Eso desde lo técnico. Y desde lo político, es fundamental mantenerlo en el tiempo”.

   Las cifras del Presupuesto Nacional, que estiman una caída del gasto público global del 1,2% en términos reales, según cálculos privados, parecen confirmar el cambio de rumbo de un Gobierno que negaba sistemáticamente la necesidad de mantener las cuentas equilibradas para evitar problemas de deuda o inflación, pese a los muy criticables recortes en partidas fundamentales, como Educación, ya que se prevé una reducción real del 14% en las transferencias corrientes, entre las cuales, se encuentra el financiamiento a las universidades.

   “Yo creo que el Gobierno apostó por un 2022 con una inflación del orden del 50%, no muy diferente a la de los años anteriores. Eso y el Covid, hizo que siguiera financiando el déficit con emisión, pero este año, a diferencia de 2021, la gente se quiere sacar los pesos de encima cada vez más rápido, es decir, cayó la demanda de dinero, y eso la aceleró peligrosamente. Y obviamente, cualquier ajuste que se quiera hacer en este contexto, exige un esfuerzo mayor, porque no es lo mismo actualizar tarifas con una inflación del 50 que con una de 100”, señaló Vasconcelos para cerrar.