Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Médico de guardia: ¿Una especie en extinción en la ciudad?

La problemática no es nueva, pero quedó visceralmente expuesta por la pandemia. La incidencia del multiempleo, el aumento de la carga de estrés y los salarios inadecuados —en relación a otras especialidades— forman parte del debate para un futuro (inmediato) respecto de los sistemas de salud.

Trabajo a pleno en el Hospital Penna, en una imagen de la última semana. / Fotos: Rodrigo García y Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Guillermo Crisafulli

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   ¿Qué es un médico de guardia? No encuentro una definición puntual. A ver: es una especialidad que te permite ver la realidad de lo que pasa afuera. Cuando salgo de mi casa me cargo de mucha energía, porque sé que me voy a enfrentar con historias donde uno debe dar la vida por el otro. Y también es un antes y un después en esta profesión... Sí, ya sé, la encontré: médico de guardia es una pasión”.

   La definición es del Dr. Diego Issepi, pediatra y jefe de día en la guardia del Hospital Interzonal Dr. José Penna de nuestra ciudad. Y en realidad no encontró la definición; siente lo que dice.

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   Como podría suponerse, la pandemia puso en colapso diferentes sectores relacionados con la salud. En este sentido, la falta de médicos especializados en guardias, emergentología o UTI (unidad de terapia intensiva) no quedó ajena a la problemática en Bahía Blanca

   “Es una situación que, cada tanto, viene pasando porque el personal se renueva. Muchos dejan de hacer guardia porque se cansan; es normal que cada tanto pase. Ahora, lo que hizo la pandemia es agotarlos antes de tiempo”, comenta la Dra. Graciela González Prieto, vocera del Hospital Municipal, clínica médica y de terapia intensiva, con posgrado en medicina del deporte y cursando hoy un posgrado en gestión y economía en salud.

Dra. Graciela González Prieto, vocera del Hospital Municipal, clínica médica y de terapia intensiva, con posgrado en medicina del deporte.

   Por esta situación, el Municipal realizó una convocatoria pública —hace dos meses— para el registro de profesionales, tanto médicos clínicos, como emergentólogos y para terapia intensiva, así como enfermeros.

   “Lo hicimos porque algunos de nuestros compañeros van a decidir no hacer más guardias. ¿Por qué? Por la sobrecarga de trabajo, por estrés, por la pandemia, por el cansancio y, también, porque se cumple un ciclo”, explica.

   “Uno sabe que para este tipo de actividades tiene una vida útil y cuando siente que hay situaciones que lo fatigan de más hay que dar un paso al costado. Para prever situaciones críticas hicimos esa convocatoria que, aún, está en proceso y análisis. Ya tenemos unos 20 inscriptos”, asegura.

   En el Municipal, las guardias —explica— tienen varias especialidades, desde médicos puramente emergentólogos, que se formaron en la residencia, hasta clínicos que pueden suplir esa demanda.

   “Hace muchos años, cuando no existía el médico de emergencia, esos lugares los ocupaban clínicos y cirujanos. Y hoy nosotros también tenemos traumatólogos, pediatras y, además, guardias pasivas de neurocirugía, de urología, y otras”, amplía.

   “Afortunadamente, hace muchos años que no tenemos guardias de 24 horas. Pasar todo un día trabajando no es lo mejor que le puede pasar a alguien; ni al médico, ni al paciente. Ahora hay guardias de 12 horas: de 8 a 20 y de 20 a 8”, sostiene.

   La Dra. González Prieto trabajó en guardia de terapia intensiva, así como otras convencionales, en épocas en que los médicos permanecían 24 horas; y solos. Hoy confiesa: “Me sirvió para templar el carácter de una manera especial”.

   También admite que el médico de guardia es alguien que se prepara para atender los distintos grados de la emergencia en un hospital.

   “Tiene un perfil especial, diferente al médico clínico que puede ponerse a trabajar en una sala para estudiar un paciente y llegar a un diagnóstico. Acá la patología es aguda, o hiperaguda, de diagnóstico rápido y de resolución lo más pronto que se pueda”, define.

   “Hoy, pero sólo en el día de hoy, no tenemos faltantes de médicos de guardia. Pero hemos tenido muchas bajas en el año 2020 y en lo que va de la pandemia. Perdimos cerca de seis médicos de los formados en la guardia y otros dos de UTI”, agrega la Dra. María Elena Sánchez Bejarano, especializada en tocoginecología y directora del Hospital de la Asociación Médica (HAM).

   “Las principales razones fueron porque había profesionales comórbidos y tuvieron que dejar el puesto laboral; y por el multiempleo, un factor importante a trabajar próximamente. Muchos debieron definir a dónde ir porque el trabajo era arduo y la necesidad de quedarse en un solo sitio fue parte del agotamiento de una pandemia tan larga”, añade.

Dra. María Elena Sánchez Bejarano, especializada en tocoginecología y directora del Hospital de la Asociación Médica (HAM).

   “Por otro lado, la necesidad de los hospitales públicos de incrementar su planta también atrajo a muchos médicos (en detrimento de otros nosocomios). ¿Los reemplazos? Los hicimos con profesionales de nuestra propia planta, pero eso agotó a un personal que debió multiplicarse. Y aún sigue todo prendido con un alfiler”, explica.

   “Pero no es algo que apareció de la nada. La pandemia vino a poner en evidencia las falencias previas”, aclara.

   Respecto de un eventual colapso, la Dra. Sánchez Bejarano comenta que las guardias del HAM, a diferencia de los ámbitos públicos, son de urgencias clínicas y quirúrgicas y que no están preparadas para recibir gran cantidad de gente en razón de sus estructuras edilicias.

   “Cuando el hospital no tiene capacidad de camas, generalmente se anuncia hacia el resto de los nosocomios. Eso ha pasado en varias oportunidades a lo largo de la pandemia. En realidad, rechazamos internaciones más que colapsar como hospital”, sostiene.

   A la hora de definir al médico de guardia, asegura que tendría que ser quien asiste a los cuadros agudos que deben resolverse en una inmediatez.

   “De todos modos, nuestra comunidad se acostumbró a usar las guardias como ingreso a un medio de salud. Por eso muchas están saturadas de pacientes que no son de emergencia y de guardia en el concepto que tenemos nosotros”, expresa.

   “Eso desvirtúa un poco lo que es el médico de guardia hoy. Me parece que un trabajo en la comunidad sobre la emergencia que hay que dar pondría en evidencia esta situación del sistema de salud disgregado, donde no se le da atención a la prevención y al cuidado de la salud y rápidos turnos en todos lados”, argumenta.

   La Dra. Sánchez Bejarano llegó a la Argentina —desde Bolivia— a los 17 años para estudiar medicina en la UBA. Luego conoció al médico bahiense Guillermo Lamot, neumonólogo, con quien se casó y se trasladaron a nuestra ciudad en 1984. La mayor parte de su carrera la hizo en el Penna y, desde hace 7 años, está en el HAM. Tras su formación en administración hospitalaria, desde hace 4 años está a cargo de la dirección médica.

   “Es cierto que faltan médicos de guardia, pero también lo es que quienes permanecen en una guardia están en muchos lugares. Las condiciones de un lugar respecto de otros son diferentes y eso quedó evidenciado en esta pandemia, que hizo movilizarnos y trabajar con mucha tensión”, dice —por su parte— el Dr. Issepi.

   “Es un tema que venía de antes; no es de ahora”, aclara.

   “Desde lo económico, las guardias en los diferentes hospitales públicos no son tan redituables, ya que los recursos son distintos. Esta es otra realidad que, incluso, puede advertirse en nuestra ciudad si se comparan las condiciones del Hospital Municipal, que son mejores, respecto del Hospital Penna”, asegura.

Diego Issepi, especializado en pediatría y jefe de día en la guardia del Hospital Interzonal Dr. José Penna de  nuestra ciudad.

   También dice que el Penna tiene guardias por especialidad, desde traumatólogos, cirujanos y psiquiatras hasta radiológicos y cardiólogos, así como existen otras especialidades que están en modo pasivo.

   El Dr. Issepi estudió en la Universidad de La Plata y la residencia de pediatría la hizo en el Penna. Luego pasó a la jefatura de residentes y, en 2010, surgió la posibilidad de un cargo en guardia.

   “Desde que empecé estoy de guardia todos los viernes, desde las 8 hasta 8 del sábado. Nunca me moví. Y hace cuatro años surgió la posibilidad de ser jefe de día, una confianza que dispuso el jefe de guardia del Penna, Eduardo Foss”, cuenta.

   “¿Colapsados? Sí, estuvimos con bastante movimiento. Hubo muchas demoras y eran difíciles de explicar. Pero eso también sucede desde antes de la pandemia”, aclara.

   El Dr. Issepi quiso estudiar esta especialidad inspirado en el reconocido pediatra Carlitos Pérez, quien también estuvo en la terapia intensiva del Hospital Penna.

   —Al margen de los especializados en guardia, ¿faltan médicos en general?

   —Sánchez Bejarano: Siempre hubo un faltante de especialidades. Hace alrededor de una década junto con el doctor Gustavo Piñero, del Hospital Municipal, presentamos un trabajo sobre la necesidad de formación de médicos en medicina crítica.

   “Ese informe, que realizamos en el marco de la especialización de economía y gestión de salud, impactó mucho. Se trabajó con médicos de guardia y de UTI buscando cuáles eran los motivos para la no elección y cómo aparecía el (Síndrome de) Burnout como un factor importante que provocaba que esas especialidades no se cubran en la residencia.

   “Veníamos de una etapa donde la medicina crítica ya estaba en problemas. Ahora, la pandemia vino a ponerla en el tapete y hay que buscarle una solución. Es que, como nosotros vamos de crisis en crisis, generalmente superficializamos los problemas de fondo.

   “Para resolver la cuestión de las especialidades está la situación económica y de las condiciones laborales, que es una lucha de hace muchos años de estos sectores.

   “En el caso de la emergentología, en los hospitales públicos se atiende siempre y se requiere de profesionales de esas características, pero nosotros, que somos más clínicos-quirúrgicos, en las guardias externas tenemos clínicos con esta especialización. Por las cuestiones de la medicina y de los sistemas de salud, las especialidades clínicas, de emergentología o de UTI no siempre son las mejores remuneradas.

   “Creo que esto también trajo la pandemia y puso en evidencia que estas especialidades no se eligen porque no son atractivas no sólo desde lo económico, sino también desde lo laboral. En ese sentido, las soluciones aún no se han encontrado”.

   —Issepi: Con el tiempo van cambiando las miradas de los profesionales.

   “Hoy pueden seleccionar más el tipo de vida que quieren y ponerse límites como, por ejemplo, no trabajar los fines de semana. Antes no sé si era así.

   “Estar de guardia es hermoso, pero desgastante. Nosotros vamos para adelante, pero termina la guardia y te llevás todo lo vivido, aunque en forma inconciente. Trabajamos en permanente tensión, pero no sólo los médicos, sino quienes nos rodean, que no son pocos.

   “Por ahí muchos médicos hoy eligen no trabajar en estos sectores”.

   —González Prieto: Siempre faltan médicos, pero en el caso de las guardias se trata de puestos críticos para cubrir. Uno no puede aceptar a todas las personas que se postulan porque se busca un perfil de profesional muy especial, no sólo de formación, sino también de personalidad.

   —Tras la crisis sanitaria ¿habrá que hacer un debate entre todos los actores respecto del sistema de salud?

   —González Prieto: La pandemia nos está haciendo revisar todo a nivel nacional, provincial y municipal. Es algo que vino a demostrar que tenemos un sistema de salud que no es equitativo, que no es accesible para todos y que tiene muchas falencias. Aun así, se ha afrontado la pandemia con excelencia.

   “Creo que hay que ir trabajando en una reestructuración en las etapas de formación que tiene un médico y, además, empezar a pensar en un sistema de salud diferente. No va a ser sencillo, pero hay que comenzar a hacerlo.

   “La pandemia lo puso de manifiesto porque se suma la incertidumbre y no sabemos qué va a pasar, porque la medicina no es una ciencia exacta, como ha quedado demostrado, y tiene sus problemas. Nos va a ayudar para crecer. Somos médicos que seguimos aprendiendo toda la vida y se demostró en esta situación. Como funcionarios públicos también hemos aprendido muchísimo y nos resta bastante aún.

   “Probablemente haya que cambiar la currícula para la formación del médico. Sería bueno que empecemos a hacerlo en otros campos, como gestión, administración, que muchos desconocemos y debemos involucrarnos, para ir más allá de lo estrictamente científico”.

   —Issepi: Yo creo que sí en cuanto a la organización, pero también respecto de los salarios. Capaz que uno peca de ingenuo, pero todos los sistemas privados y públicos deberían tener una buena articulación, porque nos necesitamos entre todos.

   “Hay pacientes que tienen cobertura médica, pero terminan haciendo la consulta en el Penna porque priorizan una mejor asistencia”.

   —Sánchez Bejarano: La crisis del sistema de salud es detallada, con mucho diagnóstico de situación, hecha a través de muchos años, donde la falta de integración de los subsectores que componen nuestro sistema es una realidad y toda la disgregación de recursos hace que seamos ineficientes en el manejo.

   “De todos modos, en la pandemia nos hemos actualizado mucho. Hay que reconocer que los hospitales han tenido que buscar recursos de diferentes lugares para paliar la crisis, pero ahora necesitamos que el sistema sea más integrado y toda la intersectorialidad que lo compone se ponga de acuerdo para ser un único sistema y más eficiente. Este es el objetivo para los años venideros.

   “Claro que se necesita una decisión política para ser convocante, y no excluyente, para que todos los subsectores discutan y se pongan de acuerdo.

   “Creo que la madurez es la clave respecto de nuevos sistemas de salud integrados y coordinados”.

La carrera de medicina de la UNS

   —¿De qué manera la carrera de medicina que se dicta en la UNS puede morigerar el déficit de médicos?

   —Sánchez Bejarana: La carrera ha dado sus frutos y todos han sido beneficiosos para la ciudad. Si bien algunos profesionales se han ido a otras ciudades, otros han quedado y colmaron nuestras residencias. Por esta razón, esa crisis que veíamos en el informe de hace 10 años no impactó tan fuerte en nuestra ciudad y nos permitió no quedarnos sin capacidad de respuesta.

   —Issepi: Yo tuve que irme a estudiar a La Plata. Ahora, es muy importante ver en los hospitales a los chicos que recién empiezan para que aprecien cómo es la dinámica de la profesión y demás. Tienen la posibilidad de ver todo para insertarse.

   —González Prieto: Con la carrera de medicina instalada en Bahía Blanca se forman unos 60 médicos por año. Es un número muy importante. Y, si se pudiera empezar a trabajar sobre ese capital humano para precisar los lugares donde hay más necesidades y sobre qué tipo de especialidades, creo que tenemos un aporte valiosísimo desde la UNS con profesionales de calidad que, para esta situación de pandemia, va a ser formidable.

   “Pero hay que empezar a trabajar ya mismo para analizar qué se necesita en cada lugar de la ciudad y de la zona, para preparar a los profesionales y estimularlos para que se perfeccionen en esas especialidades y cubrir las demandas que se presenten”.